En Roca se cayeron todas las banderas
Lic. Gonzalo Barbero
General Roca
Gobernar es hacer, y el que hace puede acertar o equivocarse. Lo fundamental es asumir la responsabilidad de lo que sucede. No podemos, para decirlo vulgarmente, “esquivar el bulto”. Si cuando hubo superávit se atribuía a los dotes de “buen/a administrador/a” del Intendente o la Intendenta, ahora… ¿Quién asume la responsabilidad ante un balance deficitario?
Resulta complicado explicar a la sociedad un déficit contable cercano a los mil millones de pesos. Culpar a la inflación no es suficiente, ya que históricamente ha existido inflación y los balances eran superavitarios. ¿Qué diferencia al año 2023?
Decir que nos encontramos en un “contexto imprevisible” es redundante; en cualquier momento histórico, desde la Revolución de Mayo hasta nuestros días, el contexto económico de nuestro país ha sido, es, y probablemente seguirá siendo imprevisible.
Cuando los golpes vienen la reacción naturales es la defensa, podemos esquivar o aguantar el impacto, depende de la agilidad y fuerza que se tenga en el momento.
Hoy el sorismo no tiene la capacidad de soportar ningún golpe.
A nivel nacional existe un peronismo desordenado que ha sido disciplinado por las urnas, provincialmente está dividido en facciones fratricidas perdidas en internas que poco tiene que ver con los problemas de la gente y en la ciudad poco y nada queda del amplio movimiento inaugurado por Carlos Soria.
La intendenta opta por esquivar los golpes, mostrar algo de agilidad es un opción válida.
Pero como en el box, esquivar un jab no es tarea fácil, requiere velocidad, astucia e inteligencia. Culpar a la inflación es tan cobarde como esconderse detrás del réferi, y queda de manifiesto que no hay valor para tirar la toalla.
En 2003 llegaría al palacio municipal de Mitre 710 un nuevo estilo político, jamás visto en esta ciudad, un proyecto político que conquisto General Roca, para luego gobernar la provincia.
Un intendente con dinamismo e iniciativa, que no solo hablaba con todos los sectores sino que también supo distinguir entre necesidades importantes y cuestiones superfluas.
Hoy, veinte años después nos encontramos con una Intendenta que ha perdido todos los reflejos, que no tiene capacidad de reacción y con un aparato estatal vetusto y oxidado. Un cuerpo de dirigentes políticos repleto de parientes y amigos obsecuentes que temen contradecir a su líder.
Se cayeron todas las banderas en un silencio estruendoso, ¿alguien las va a levantar?
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