En el parque eólico no está todo bien

Nelson Normando Cárdenas DNI 13.148.323 (texto resumido)
NEUQUEN

En una reciente nota publicada en este diario, se pretende esconder en una “aparente buena noticia” otras realidades ocurridas a partir de la construcción y puesta en marcha del famoso Parque Eólico Vientos Neuquinos.

Soy uno de los cinco hermanos Cárdenas Rañileo, descendiente del primer habitante de éstas tierras instalado en 1890, perjudicados por la construcción de este parque. Durante 2019, 2020, 2021 (construcción, puesta en marcha y explotación del parque), la producción de chivos y corderos fue casi inexistente y la pérdida de madres (chivas/ovejas) fué superior al 50 %. A la gran sequía se sumaron las gigantescas maquinarias abriendo picadas, caminos y locaciones y la persecución judicial que nos amenaza y no tiene sin poder pisar el patio de nuestra propia casa. Esta expropiación encubierta, nos hizo perder casi 3.000 has. de nuestras mejores tierras, ya que donde se instalaron 19 aerogeneradores, era nuestro campo de invernada y parición. El gran error de quienes entregaron éstas tierras, fue decir que estaban “libres de ocupantes” y que eran “improductivas”.

Nuestra historia en la zona se inició en 1890, con el asentamiento de Venancio Rañileo (indígena, registrado en la Dirección de Tierras de Zapala desde el 23 de enero de 1941 cuando se presentó con su hijo Luis Rañileo a hacer una declaración jurada de hacienda y ocupación de tierras en Bajada Colorada). Son 132 años de permanencia ininterrumpida con explotación agrícola y ganadera, con la sexta generación de la familia luchando por mejores días. La Dirección de Tierras todos los años nos entrega certificados de ocupación y tenemos autorización escrita para alambrar el perímetro del Lote 21, que tenemos casi terminado. Estos graves “errores” nos hacen pensar que solo han querido perjudicarnos, vaya a saber con qué intenciones.

¡Nunca nos opusimos a la construcción del parque! Se lo dijimos a la Direccion de Tierras, al ADI y a la empresa AES. En la nota que publica el diario se habla de remediaciones. Difícilmente pueda considerarse remediada una zona cercada por un alambrado a 100 mts. de nuestra casa.

Lo único que hace es privarnos de casi 3.000 has que históricamente fueron ocupadas por nuestros animales y que hoy corren peligro de morir de sed, puesto que el alambre y las tranqueras les impiden ir hacia las aguadas naturales. Tampoco es cierto que es mínimo el impacto sonoro, ya que lo sufrimos día a día, desde nuestra vivienda a 1.000 mts de las torres.

Ningún funcionario, nunca, reconoció el error cometido; todo lo contrario: nos denunciaron, nos trataron como delincuentes, usaron el poder del Estado para perseguirnos judicialmente. Nos opusimos y oponemos a que pretendan hacernos desaparecer, al maltrato, a la persecución, a la discriminación, difamación, avasallamiento y vulneración de nuestros derechos, somos auténticos hijos de ésta tierra.


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