Elodia Ibáñez de Sangiuliano, pionera neuquina
Promovió la labor de su hijo Héctor Alberto, que ha perseguido la pasión del dibujo: Sanyú, como lo conocen, publica humor gráfico hace casi 50 años.
Elodia del Carmen Ibáñez de Sangiuliano es una orgullosa ama de casa que promovió la labor de su hijo Héctor Alberto, cuyo objetivo ha sido perseguir la pasión del dibujo: Sanyú, como todos lo conocen, publica humor gráfico, ilustraciones e historietas desde hace casi 50 años en editoriales del país y Europa.
Elodia nació en el norte de Chos Malal -Chapua- el 17 de julio de 1927; sus padres eran chilenos Ana Rosa Parada y Manuel Francisco Ibáñez, quienes cruzaron la Cordillera del Viento a caballo, para trabajar en el campo. Ambos eran muy católicos y recibían todos los años la visita del padre misionero Marcelo Gardín, que promovió la creación de una capilla en un terreno donado por don Manuel.
Elodia realizó la escuela en su lugar natal, en donde el único maestro era don Pacífico Tissera. Los Ibáñez habían venido desde la zona de Temuco a instalarse en un campo en Chapúa, alrededor de 1910, y allí criaron sus trece hijos. A fines de los ‘40 la familia se mudó, primero a Plaza Huincul y luego a Neuquén, al barrio Villa Farrell, en Baigorrita y Alem.
Siendo joven Elodia trabajó de enfermera y recuerda la clínica del Dr. Aldo Robiglio; asimismo se desempeñó en casa de costura con la flia. Pidarello. En 1951 Elodia se casó con Vicente Sangiuliano, hijo de Antonio, calabrés y de Dolores Aburto, descendiente de mapuches. Antonio llegó a la Argentina en 1905, como empleado de la familia Zingoni, desembarcaron en Bahía Blanca. Viajaban con frutales y nogales calabreses, y continuaron en barco hasta las cercanías de Carmen de Patagones, desde allí en carro hasta Catan Lil. Antonio tuvo seis hijos con Dolores y tres más con su segunda esposa Lucila Soto.
Un pequeño campo de Antonio en Santo Tomás, era el lugar de vacaciones de Elodia, Vicente y Héctor. Ese campo lo acondicionó como si fuera una réplica de su Calabria natal con nogales, ciruelos, damascos, un vergel. Allí hacía todo tipo de chacinados de cerdo y un fiambre al que llamaba “Capocolo”; en un viaje a Italia, su nieto, encontró en una fiambrería un producto de esa variedad. Vicente Sangiuliano nació en 1916 en Catan Lil en donde dijimos, trabajaba su padre.
Realizó dos años el servicio militar en marina, estudió en la escuela de Salesianos, internado, en Junín de los Andes. Cuando Vicente se asentó en Neuquén trabajando como Bombero de la Policía provincial, vivieron en la calle Entre Ríos 33, por esa época zona de amplios baldíos y canales de riego, donde en cada patio había frutales, quinta de verduras, parrales y gallineros. Héctor ingresó a la escuela primaria- sabiendo leer ya que Elodia le compraba y le leía revistas como Billiken y libros de la colección de Bolsillitos de Editorial Abril, en la Escuela n º 2 emblemática institución. Recuerda a su maestra de primero inferior, la Sra. de Borgarello, quién fue la que promovió en sus padres la idea de que estudiara dibujo y que lo inscribieran en un curso por correspondencia de la Escuela Panamericana de Arte.
El secundario lo hizo, como todo habitante neuquino de la época, en la Escuela San Martín en el viejo edificio de la calle Santiago del Estero. Héctor se recibió de Perito Mercantil y sus padres lo enviaron a Bahía Blanca a estudiar Economía, pero no completó la carrera. Partió a Buenos Aires a trabajar de Dibujante profesional, que era su vocación y pasión.
En ese lapso formó pareja y nació su hija Mariana. Siempre estaba conectado con Neuquén visitando a sus padres y amigos dos o tres veces al año, quienes con orgullo lo acompañaron en la inauguración de la muestra de sus trabajos en la sala Saraco en 1995. Al fallecer su padre y como su hija había emigrado a Suecia con su marido y el pequeño de ambos, decidió regresar a su pueblo. Hoy Elodia es bisabuela de tres niños suecos que la han visitado esporádicamente y este año la han saludado por internet para su cumpleaños n° 95. Elodia nos acompaña con una memoria prodigiosa de recuerdos y nostalgias. En el día de la madre la homenajeamos y a todas las mamás.
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