El recuerdo de Jorge Ocampos

Ricardo Villar DNI 8.377.070

NEUQUÉN

Hoy se está cumpliendo el primer aniversario de la partida de Jorge Armando Ocampos. Su deceso ocurrió en Cipolletti, (12/3) ciudad adoptada como propia por muchos años, y a la que le dedicó mucho trabajo en cumplimiento de sus sueños de crecimiento y progreso.

Lo que voy a escribir sale del corazón, por lo que me voy a tomar licencia para no ser objetivo, pero trataré de ser justo en la evocación y el reconocimiento.

Es que por esos misteriosos juegos de la vida y de nuestros destinos, nuestras vidas se cruzaron en un punto, pusieron de manifiesto nuestras pasiones comunes -el periodismo, la política, la búsqueda de una democracia con justicia y transparencia- y nos hermanaron para siempre.

Ocampos, o El Morsa, nació en el valle Inferior del Río Negro, en Guardia Mitre gastó sus primeras zapatillas y luego emigró hacia Buenos Aires. Pero el llamado de la tierra fue implacable, y retornó habiendo pasado por la universidad y ya recibido como maestro de primaria. Aquí, el periodismo le abrió una ventanita y por allí ingresó haciendo una carrera, no muy extensa pero rica en logros y experiencias, en momentos en que la práctica del noble oficio era riesgosa si es que se lo quería ejercer dignamente. Trabajó en LU 19 y el diario RíO NEGRO.

La llegada de la democracia, le cambió el camino pero no el rumbo. Integró el equipo del gobernador Osvaldo Alvarez Guerrero, desde donde “bajó” a Cipolletti para disputar un cargo municipal, que logró y luego fue intendente, cuya gestión es recordada por los cipoleños de mediana edad para arriba. Luego fue diputado nacional y cerró su carrera en el Congreso Nacional como secretario administrativo, un cargo de mucha importancia.

Más tarde retornó a la Confluencia, para reencontrarse con sus hijos, Laurita y Santiago, que poco después lo hicieron abuelo, un rol que disfrutó hasta sus últimos días. Fanático “bostero”, disfrutaba y sufría con igual intensidad según fueran los resultados. El Morsa, fue un buen tipo. Generoso, bonachón, amiguero. Que es la mejor condición que puede reunir una persona, mas allá de los cargos y logros en la política o en el trabajo. Lo recuerdo con respeto y cariño.