Discurso del odio: la paja en el ojo ajeno
Fernando Hugo Ramírez
NEUQUÉN
Es evidente la bajada de línea que hizo el gobierno nacional, y el kirchnerismo en particular, para instalar la idea del “discurso del odio” asociado a la oposición y a la prensa crítica.
El colmo es que lo ha hecho a través de la agencia de noticias oficial Télam con el dibujo de la pistola con el micrófono en la boca del caño, el palco multitudinario frente a la Casa Rosada y el documento sectarista leído por la actriz Alejandra Darín, el discurso del propio presidente Alberto Fernández y las prédicas lanzadas por su portavoz Gabriel Cerruti, algunos ministros, casi todo el coro de dirigentes y legisladores oficialistas y sus propios medios partidistas de comunicación.
Es el odio del otro el que se denosta.
Pero no se mira la paja en el propio ojo.
¿O se olvidan de los carteles contra periodistas -para ser escupidos- (entre ellos la fallecida Magdalena Ruiz Guiñazú), las expresiones de Hebe de Bonafini, las de Luis D’Elía, y muchas más expresiones de intolerancia que ya llevan casi 20 años?
Claro que estamos de acuerdo en la necesidad de desterrar todo discurso de odio e intolerancia.
Pero empecemos una sincera autocrítica por casa y evitemos el cinismo, como hoy lo expresa el kirchnerismo.
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