Colonia o perfume

Jorge L Fernández Avello, DNI 12.862.056

San Carlos de Bariloche

No sé si usted sabrá, pero el perfume lleva una preparación más pura que la colonia, y eso lo hace mucho más costoso también, porque si bien la elaboración es mucho más compleja, luego su calidad su durabilidad es muy superior.

Pensaba qué aplicación tendría esta diferencia en lo político, social y productivo de nuestro país, ya que hace mas de 200 años nos debatimos entre colonia y perfume. Hoy sin lugar a dudas estamos volviendo a debatir lo mismo, solo que falta comprensión, memoria, y mucho patriotismo sobre el tema, despejar nuestra mente de odios que solo conducen a la disolución social, cosa que parece hasta armada y orquestada para lograr no podamos unirnos todos ante un proyecto nacional, y no extranjero.

Defender nuestras riquezas, sean energéticas como naturales, el agua, la producción de alimentos, la riqueza ictícola, como así también al Estado, nuestros recursos naturales, nuestros científicos, nuestra educación, nuestra salud pública, los salarios, las pymes, nuestra banca estatal, nuestro territorio, y a nuestros ciudadanos, debería de ser indiscutible para cualquier gobierno que se precie en defender a nuestra nación y todos sus habitantes. Es de alguna manera querer ser perfume y no colonia…

¿Qué lleva a nuestros dirigentes y empresarios de ahora y del pasado enamorarse de proyectos coloniales, donde se empecinan en regalar nuestras riquezas y someter a nuestro pueblo? Dejo a criterio del lector esta respuesta.

Lo que sí puedo asegurar, es que no es lo mismo ser colonia hoy que hace 100 años, y la razón es muy simple. Hace 100 años se pensaba que los recursos del planeta durarían una eternidad y hoy se sabe que no es así, por lo que ser colonia asegura a los países colonialistas los recursos que ellos mismos ven agostarse y sus “colaboradores” locales tienen la clara misión de entregarnos atados de pies y manos con contratos que aseguraran la vida de otros países y nuestra miseria …

Colonia o perfume. Proyecto nacional o proyecto extranjero. Para pensar y actuar, antes que seamos solo un nombre.