Cambiar el voto, una constante en la Cámara neuquina

Una década de pases, giros y favores

La historia reciente de la Legislatura neuquina está plagada de casos de diputados que renunciaron a sus convicciones originales y terminaron siendo funcionales al poder del MPN. Desde 1992 hasta ahora más de una docena de legisladores -y hasta un bloque completo- fueron acusados de modificar sus votos en el recinto de la Cámara a cambio de algún favor del gobierno. Claro que esas denuncias nunca pudieron ser probadas.

Antes de las modificaciones en el mapa político de la Legislatura de este año, las cosas en el recinto parecían estar bien claras porque el gobierno no tenía mayoría y el bloque históricamente más propenso a la negociación, el peronista, se mantenía firme en su papel opositor.

Hubo una excepción. A poco de que Jorge Sobisch asumiera la gobernación el PJ cerró un acuerdo con el MPN que le dio una victoria impensada en el recinto. Así, el oficialismo pudo garantizar que Raúl Gaitán fuera fiscal de Estado.

A cambio de ese favor, el gobierno designó a un peronista, Jorge Conte, en el directorio del Iadep. Si la sociedad MPN-PJ no se extendió en el tiempo fue porque el sobischismo incumplió una segunda promesa, cuyo contenido jamás trascendió.

Más que la proporcionalidad, lo que introdujo esta política de alianzas en la Cámara fue la interna del MPN que impidió que el partido provincial pudiera disponer de todos sus diputados, y lo obligó a buscar afuera lo que adentro se le negaba.

La cámara oculta que desató ahora el escándalo es una prueba que la Justicia nunca tuvo para investigar las denuncias de compra de votos que se hicieron en estos últimos diez años.

En la misma época en que Rodolfo Dailoff -que era sobischista- decidió modificar su voto y apoyar la rebaja salarial en el Estado, durante el gobierno de Felipe Sapag, recibió una bondadosa refinanciación de su crédito largamente impago en el Banco Provincia de Neuquén, pero la Justicia no pudo encontrar relación entre una cosa y la otra.

En 1999, los radicales Piombo, Aravena y Basso eran aliados del felipismo gobernante. Sobisch, que todavía no había ganado la elección general, quería evitar a toda costa que el ex diputado peronista Roberto Natali fuera designado como fiscal de Estado; necesitaba que el puesto quedara libre para colocar un hombre afín. El felipismo, que venía de ser derrotado en la interna del MPN, perdió en una sola sesión algunos de sus diputados más fieles y todos sus socios extrapartidarios. Y no pudo imponer a Natali.

Luego Sobisch ganó la elección y cuando asumió firmó los decretos de designación de Piombo, Basso y Aravena en la planta política del Estado.

Natali lo denunció en 1994

El primero que se animó a hablar de coimas en la Legislatura neuquina fue el peronista Roberto Natali.

En 1994 Jorge Sobisch necesitaba que las acciones que la provincia tenía en las empresas hidroeléctricas El Chocón, Cerros Colorados y Alicurá se utilizaran como garantía del financiamiento con el que una empresa canadiense, Cominco-Agrium, construiría una planta de fertilizantes en el parque industrial de Plaza Huincul.

Eran, en ese momento, más de 200.000.000 de dólares. La oposición pretendía usar ese dinero (una parte de las «joyas de la abuela» de Neuquén) para crear un fondo de fomento de la transformación productiva de la provincia.

El gobierno de Sobisch había conseguido sumar a tres peronistas (Enrique Gajewski, Amílcar Sánchez y Néstor Sepúlveda) y necesitaba que otro diputado opositor se sentara en su banca para conseguir quórum. Fue una puja sumamente desgastante que comenzó en noviembre y duró hasta fin de ese año.

Cuando la presión sobre los opositores que no querían dar quórum ya era enorme, Natali advirtió: «de ahora en más, el que baje al recinto es porque recibió algo a cambio».

El gobierno tuvo que retirar el proyecto.

Martín Belvis

rncipolletti@arnet.com.ar

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