Cadícamo, el poeta preferido de las grandes voces del tango

Hoy cumpliría 120 años el autor de “Nostalgias”, “Los mareados”, “Garúa”, composiciones que están en el alma de los argentinos. Reivindicaba la sencillez y la emoción en sus creaciones. Con Cobián formó una dupla inolvidable.

Hoy se cumplen 120 años del nacimiento de Enrique Cadícamo, prolífico poeta, compositor y escritor argentino, figura central que puso sus letras -como las populares “Los mareados”, “Nostalgias” y “Garúa”- en la voz de los más grandes intérpretes del tango. “El tango es lo más sencillo, es pulsación, es fuerza, es una emoción interna que usted tira en las teclas y saca efecto. No es alarde, eso es otra cosa”, definió el artista al género junto al que floreció con más de 1.200 letras a lo largo de sus 99 años de vida.

Décimo hijo de una familia de inmigrantes italianos, Enrique Domingo Cadícamo -su nombre completo- nació en una estancia de la localidad bonaerense de General Rodríguez, el 15 de julio de 1900. Cuando tenía seis años se mudó junto a su familia al barrio porteño de Floresta. A los 18 trabajó en el Consejo Nacional de Educación de Argentina junto con el poeta, periodista y político Leopoldo Lugones. A los 26, publicó su primer libro de versos, “Canciones grises”.

Gardel y Cadícamo, de la admiración a la amistad.

El primer tango que escribió fue “Pompas de jabón”, con música del pianista y compositor Roberto Emilio Goyeneche, quien lo acercó al universo de la música porteña; fue el primero de los que le grabó Carlos Gardel. A éste siguieron otros innumerables tangos -por lo menos 20 de ellos grabados por el “Zorzal Criollo”-, joyas como “Che papusa, oí”, “Anclao en París” y “Muñeca brava”.

También fue el autor de “Madame Ivonne”, último que Gardel grabó en Argentina, antes de emprender la gira del 6 de noviembre de 1933 en que perdió la vida en junio de 1935.

“Éxito es andar por la calle escuchando que la gente silba un tango de uno. Esa es la mayor gloria para un autor. Aunque el que silba no sepa el nombre ni quién lo hizo. Hoy no hay un éxito desde hace muchos años”, dijo en una entrevista que dio en 1986.

Cadícamo, quien usó los seudónimos Rosendo Luna y Yino Luzzi, brilló y mantuvo la vigencia a través del tiempo a partir de tangos populares como “Los mareados”, “Nieblas del riachuelo”, “Nostalgias”, “La casita de mis viejos”, junto a Juan Carlos Cobián, “Garúa” junto a Aníbal Troilo; y “Tres esquinas”, donde habla de las calles del barrio de Barracas, junto a Ángel D’Agostino y en la voz de Ángel Vargas.

“En realidad, a mí todo se me dio vertiginosamente -continuó-. Entré circunstancialmente en contacto con la poesía debido a un empleo que obtuve en el Consejo Nacional de Educación. Aunque yo era un simple archivero, estaba rodeado de figuras próceres en las letras, como Leopoldo Lugones y Enrique Banchs”.

Cadícamo armó junto a Cobián una dupla de alto vuelo artístico que legó valiosa obra al género pero, además, forjaron una amistad que hizo que le dedicara uno de sus libros (“El desconocido Juan Carlos Cobián”, publicado en 1972). También entabló una amistad con Carlos Gardel, de quien contó que la primera vez que lo vio fue en el hall de un teatro, “lo único que recuerdo es que yo lo miraba como si fuera un ser de otro planeta. Me palmeó la espalda y desde ese día fuimos amigos.”

Luego de escribir su primer libro de versos, “Canciones grises” (1926), hizo otros dos de tono muy distinto pero de idéntica línea literaria: “La luna del bajo fondo” (1940) y “Viento que lleva y trae” (1945). Cadícamo publicó, además, una novela, “Café de Camareras” (1969).

Además de haber escrito según los registros, más de 1200 letras, aportó música de la película “La fuga” (1937). Fue director, guionista e intérprete en películas del cine argentino como “La virgencita de Pompeya” y “Noches cariocas” (1935), “Al corazón (1995) y “Gardel, el alma que canta” (1985), entre otras. En 1987 fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y nueve años más tarde fue distinguido como Personalidad Emérita de la Cultura Argentina.

Cadícamo murió de causas naturales, a los 99 años, el 3 de diciembre de 1999.

Télam


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