Cadena perpetua por el crimen de su amante
El terrible caso ocurrió en el 2004
SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- La personalidad violenta del acusado, el ensañamiento y alevosía demostrado al cometer el homicidio, y el sufrimiento innecesario a que habría sometido a la víctima, convencieron a los jueces de la Cámara Primera del Crimen de imponerle la pena de prisión perpetua a Hugo Angel Cano, quien ya había sido condenado por otro homicidio hace dos décadas.
Tanto el fiscal como los magistrados manifestaron la certeza de que Cano había sido el autor del homicidio y del hurto del auto de la víctima, y aunque en ningún momento se refirieron al móvil del crimen, surge con claridad que lo habría motivado el deseo de apoderarse de los ahorros de la mujer. Lo cierto es que Cano, de 41 años, dejó a su paso una estela de elementos incriminantes, tan notable que luego fueron vanos todos sus esfuerzos por defenderse.
El fiscal Gerardo Balog le había imputado a Cano que entre el mediodía del 3 de octubre de 2004 y la medianoche del 5 de octubre, en el interior de la casa de Marta Carolina Zani, ubicada en Sobral l.237, agredió a la mujer con golpes de palos y patadas en su cara y costillas, provocándole la obstrucción del ingreso de aire por la nariz y la boca.
Según Balog, el ataque le produjo múltiples fracturas, asfixia, edema traumático y sufusión hemorrágica de los órganos del cuello y le ocasionaron la muerte. Agrega que «inmediatamente se apoderó de diversos efectos de propiedad de la víctima que se encontraban en el interior del domicilio, entre ellos, dos camperas, un anillo, el rodado de la occisa» y los documentos del auto.
La mujer fue hallada con la cara destrozaba, sin vida y con signos de descomposición por dos de sus hijos, quienes concurrieron al domicilio a instancias de los vecinos, alarmados porque la mujer no había cerrado en dos días los postigos de sus ventanas y sus perros ladraban con insistencia.
Las primeras sospechas apuntaron al concubino de Marta Zani, pero pronto se estableció que el hombre trabajaba de camionero y había partido hacia Mendoza ante de la muerte de la mujer. Después las pistas apuntaron directamente a Cano, quien había comenzado a frecuentar a la víctima desde hacía algunos meses, aunque al principio como novio de Matilde Balmaceda, amiga de Zani.
A Cano lo detuvieron en Chubut pocos días después, pero la pista la dio el auto Renault Break de la víctima, que el imputado había conducido por esta ciudad y vendió en El Bolsón, recibiendo a cuenta 2.500 pesos. Tanto el comprador del auto como la persona que facilitó el contacto reconocieron a Cano, y aunque éste trató de desvirtuar el señalamiento, también lo incriminaban una bombacha y una remera de la víctima.
La relación sentimental entre el imputado y Zani quedó probada con varios testimonios, el registro de llamadas telefónicas y la prueba de ADN que confirma la presencia de Cano en la habitación de la víctima y que había mantenido relaciones sexuales con esta.
Precisamente, los jueces entendieron que la agresión fue llevada a cabo en un momento de indefensión de la víctima, y que posiblemente luego de la relación sexual fue acometida y sorprendida por su agresor.
El médico Forense destacó «la obstrucción intencional de la boca y la nariz», y para los jueces «las lesiones que presentaba el cadáver hablan a las claras del ensañamiento, entendido éste como el acrecentamiento deliberado del sufrimiento de la víctima».
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