Buscan que los victimarios sean conscientes del daño que causaron

Mañana y el sábado la Universidad Nacional del Comahue (UNC) será sede un congreso sobre Justicia y Prácticas Restaurativas en adolescentes, que estará a cargo de la especialista española Virginia Domingo de la Fuente. Se trata de abordar mecanismos que promueven la resolución de los conflictos por fuera del ámbito penal, focalizándose en las necesidades de las víctimas y que buscan que el ofensor tome dimensión de sus actos, se responsabilice por ellos y así evitar que reincida.

Las charlas comenzarán mañana en el auditorio central de la UNC entre las 18 y las 20, y continuarán el sábado por la mañana en el salón Azul, entre las 9 y las 13. El objetivo es incentivar en la Justicia neuquina la utilización de herramientas alternativas como la mediación, entre otras.

En dialogo con “Río Negro”, Virginia Domingo anticipó que el eje del debate se centra en “cambiar la forma en la que vemos el sistema penal. Porque cuando alguien comete un delito pensamos en quién es el responsable y cuanto castigo le vamos a imponer, pero nunca pensamos en la víctima que atraviesa todo el proceso judicial como un simple testigo. Se trata de eso, se trata de cambiar el chip, pensar primero en que hay una víctima, entonces vamos a ver que necesita para ser reparada del daño y cómo puede ser compensada, y como hacer para que este victimario se responsabilice”.

Señaló que “la herramienta más conocida es la mediación penal en la que se reúne la víctima con el ofensor, y si es menor de edad, con sus tutores, con el objetivo de ver cuál es el impacto del delito. Hay otras herramientas que son las ‘conferencias’ que incluyen a la víctima, su ofensor y su circulo más cercano de apoyo, donde se abre la reunión a otros miembros de la comunidad que se hayan sentido impactos por el delito; y otro modelo son los ‘círculos’, que se abren a muchas más personas”.

Al respecto la especialista explicó que los sistemas actuales penales en general tienden a imponer castigos, pero que no atienden a las necesidades de las víctimas y no busca que el victimario asuma la responsabilidad de sus actos, lo que conlleva la reincidencia de los delitos. Explicó que el modelo se puede aplicar tanto en delitos leves como en delitos graves, pero que existen barreras culturales para aplicarlo.

Comentó que el modelo restaurativo consiste en “dejar de centrarse en el binomio delito-pena y centrarnos más en el de daño-reparación”, porque para la víctima “muchas veces no son necesidades materiales, muchas veces la justicia determina que tanto daño se reparar con tanto dinero, y en realidad las víctimas quizás necesitan saber por qué les tocó a ellas, poner rostro a la otra persona, incluso a que el victimario se comprometa a no volver a hacerlo”.