Buenos vecinos: Amaqui y el yoga que vibra con su canto
De niña jugaba con posturas audaces. Se formó en Buenos Aires pero recien fue docente cuando llegó a Roca, hace 22 años. Sus mantras del cierre de clase, un hechizo para los practicantes.
Yoga mañana, tarde y noche, cubriendo casi todos los días de la semana. Es un ritmo que suena insostenible para cualquiera de los mortales, pero tanto en sus clases como fuera de la colchoneta, Amaqui Marziali transmite calma y armonía. Todo con un tono de voz que nunca se eleva.
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