Biden promete una respuesta «devastadora» si los talibanes atacan intereses de EE. UU.

El presidente de Estados Unidos debió aclarar su postura ante las críticas por el retiro de tropas norteamericanas aen el país asiático.

Ante las desastrosas imágenes del caos en el aeropuerto de Kabul y los talibanes patrullando las calles de la capital afgana, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reconoció «que el colapso de Afganistán fue más rápido de lo esperado». El mandatario advirtió a los talibanes que no interrumpan ni amenacen la evacuación de miles de diplomáticos estadounidenses y traductores afganos en el aeropuerto de Kabul.

La respuesta a cualquier ataque sería «rápida y contundente», dijo Biden en un discurso televisado desde la Casa Blanca. «Defenderemos a nuestra gente con una fuerza devastadora si es necesario», dijo.

Biden aseguró que Estados Unidos “actuará rápidamente” contra el terrorismo en Afganistán “si es necesario”.

Además, el presidente además aclaró que “construir una nación” nunca fue un objetivo de EEUU en Afganistán.


El presidente norteamericano habló luego de que altos funcionarios de seguridad nacional le informaron sobre la situación en el aeropuerto de Kabul y «los esfuerzos en curso para evacuar de manera segura a los ciudadanos estadounidenses, el personal de la embajada estadounidense y el personal local (…) y otros afganos vulnerables».

El presidente norteamericano fue informado de la situación en el aeropuerto de Kabul.


El mandatario demócrata, callado desde hace varios días ante la crisis más grave desde su elección en noviembre, regresó a Washington a primera hora de la tarde tras acortar sus vacaciones en Camp David, la residencia de descanso de los presidentes estadounidenses.


Estaba previsto que permaneciera allí hasta el miércoles, pero el plan se volvió insostenible para el comandante en jefe del ejército estadounidense ante la rápida toma de Afganistán por los talibanes.


Todos los medios estadounidenses, incluidos los que habían saludado con alivio su elección en noviembre pasado, hablan de «desastre» (CNN), o de un Biden «a la defensiva» (Washington Post).


«Sea visto como justo o injusto, la historia recordará que Joe Biden fue quien presidió la humillante conclusión de la experiencia estadounidense en Afganistán», tras 20 años de guerra, afirma el New York Times.


Frente a esta ola de críticas nunca vista desde las elecciones, la Casa Blanca de Biden, esa máquina bien engrasada, parece paralizada.


Durante su último discurso público sobre Afganistán el martes pasado, Biden defendió una y otra vez su decisión de retirar a los últimos soldados estadounidenses a más tardar el 31 de agosto, confiando el destino del país a un gobierno y a los soldados afganos, ahora derrotados.


El jueves y el viernes, mientras los talibanes tomaban el control de Afganistán a una velocidad asombrosa, la prioridad de la Casa Blanca seguía siendo ensalzar el «plan Biden» que supuestamente reconstruiría la economía estadounidense sobre una base más justa.


Y el sábado, fue en un comunicado que Biden anunció llevar a unos 5.000 soldados el despliegue militar en Kabul para asegurar la evacuación de civiles. Luego anunciaría otros mil más.


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