Bebidas energéticas, alto riesgo

Un estudio de la agencia europea de la OMS alerta sobre los problemas a la salud que pueden ocasionar a raíz de su alto contenido de cafeína y frecuente mezcla con alcohol.

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La popularidad que han alcanzado en los últimos años las bebidas energéticas, sobre todo entre la juventud, corre paralela a un consumo de riesgo, especialmente asociado al alcohol para mantener “las pilas” -dicen su fans- durante toda una noche de fiesta. También se utilizan para sobrellevar el cansancio de una larga jornada de trabajo.

Sin embargo, un artículo publicado ayer por el diario El País, señala que un equipo de investigadores de la Oficina Regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que el incremento del consumo de bebidas energéticas puede suponer un problema para la salud pública.

Según los autores, una revisión de artículos científicos publicados sobre los efectos del consumo excesivo de este tipo de productos sugiere que “la preocupación de la comunidad científica y del público respecto a los potenciales efectos adversos para la salud de un incremento del consumo de bebidas energéticas es válido en líneas generales”.

Los riesgos para la salud de estos refrescos se deben principalmente a la cafeína que contienen, aunque los responsables de la revisión, publicada en la revista Frontiers in Public Health, afirman que son necesarios más estudios para evaluar los efectos a largo plazo de la combinación con otros ingredientes como la taurina o el guaraná.

La sobredosis de cafeína puede provocar, entre otros síntomas, palpitaciones, hipertensión, convulsiones y, en raras ocasiones, muerte. No obstante, es difícil evaluar la parte de estos problemas causados por las bebidas energéticas, ya que estos productos no siempre han tenido su propio código de seguimiento en los centros dedicados a atender intoxicaciones y falta información sobre los efectos adversos de su consumo excesivo.

En relación a ello, otro estudio de 2013 de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, de sus siglas en inglés), un 30% de los adultos, de entre 18 y 65 años, un 68% de los adolescentes, de entre 10 y 18 años, y un 18% de los niños, de entre 3 y 10 años, consumen bebidas energéticas al menos una vez al año. Además, un 11% de los consumidores adultos y un 12% de los adolescentes habían consumido más de un litro de este tipo de bebidas en un solo día.

Volviendo al reporte de la OMS, los autores destacan que ha habido pocos “estudios rigurosos llevados a cabo en Europa sobre el riesgo asociado a un incremento en el consumo de bebidas energéticas, particularmente entre gente joven”, trabajos realizados en EE UU han encontrado una asociación entre una elevada ingesta de estos productos, de seis bebidas energéticas al mes o más, y tener comportamientos de riesgo como practicar sexo sin condón, meterse en peleas o conducir sin cinturón de seguridad.

Este tipo de comportamientos puede tener parte de su explicación en que el consumo de bebidas energéticas se combina con frecuencia con el consumo de alcohol, otro de los riesgos de estos refrescos.

Según la EFSA, el 70% de los jóvenes de entre 18 y 29 años toma ese tipo de mezclas, que aumentan el peligro de consumir bebidas espirituosas al enmascarar sus efectos y dar una falsa sensación de resistencia al alcohol.

(Fuente: “El País”)


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