Análisis: LeBron James, mucho más que el goleador histórico de la NBA

El nuevo récord de James y la discusión sobre el mejor jugador de todos los tiempos.

La NBA es el espectáculo deportivo por excelencia. No hay disciplina que de manera constante durante su temporada tenga momentos icónicos tan seguido. Cada partido es una puesta en escena en sí mismo para quienes lo presencian y cuando hay alguna marca que se supera, el mundo deposita sus ojos en el momento, que se extiende como si el tiempo pudiera manejarse.

El homenaje de anoche fue para LeBron James, que en el final del tercer cuarto superó a Kareem Abdul Jabbar como máximo anotador en la historia de la liga. El «multifunción» más completo que ha tenido este deporte llegó a 38 390 con los 38 puntos marcados ante Oklahoma y a los 38 años de edad.

Los números son inapelables, no resisten análisis. Y en el caso de James los datos son la consecuencia de una carrera soberbia, donde la capacidad competitiva, el talento y su trabajo lo llevaron a liderar a Cleveland Cavaliers al único títulos de su historia, lo mismo con el Miami Heat en dos oportunidades y finalmente a ser campeón y máximo anotador con los Lakers, la franquicia más ganadora.

Kareem Abdul Jabbar le pasa la posta a LeBron, anoche en Los Angeles. Foto: AP

LeBron invierte más de un millón de dólares al año en el cuidado de su cuerpo, por fuera de los entrenamientos de rutina. Con su determinación y las herramientas que los avances tecnológicos le han dado, supo mejorar su físico y así tener un plafón para crecer en su juego.

Jugar en todas las posiciones no es para cualquiera, tanto desde lo físico como desde lo basquetbolístico, porque su dominio en asistencias (cuarto en la historia), rebotes y defensa también es notable. James es mucho más que el máximo anotador de la historia y eso tiene que estar presente para que la valoración de este monstruo del deporte sea justa.

Pero también es necesario evitar que la ola del momento lleve la opinión al simplismo de que el jugador que más puntos hizo sea el mejor de la historia con la sola justificación de sus números. Si bien es cierto que la estadística cumple una función en el básquet mucho más importante que en otro deporte, no alcanza con los datos fríos para zanjar la discusión sobre el GOAT (Greatest Of All Times).

James y Jordan, en el Juego de las Estrellas del año pasado.

Si fuera por un tema meramente estadístico, alguien podría esgrimir que la cantidad de anillos ganados es fundamental, con lo cual Michael Jordan (6) y Kobe Bryant (5) quedarían por delante de James, incluso habiendo jugado menos temporadas. Pero tampoco es cuestión de tirar trofeos por la cabeza, la lectura puede ir un poco más allá y nos invita a la interpretación.

El caso de James es notable por las generaciones que ha atravesado. Cuando en 2003 debutó en la NBA, el mundo era completamente distinto al que hoy habitamos, y ya le ocurrió en varias oportunidades enfrentar en los últimos años a hijos de jugadores con los cuales compartió cancha en el inicio de su carrera. Además, no es un detalle menor el nivel con la que está cumpliendo 20 años en la mejor liga del planeta, porque se lo ve más vigente que nunca. Esto queda expuesto, además, porque el plantel de los Lakers no lo acompaña para nada, está jugando prácticamente solo.

Al mismo tiempo, en la comparación con Jordan, el factor inspirador del símbolo de los Chicago Bulls a nivel mundial tiene todavía más peso que los anillos que ganó. Su talento, determinación y capacidad goleadora generaron un impacto que potenció como nadie a la NBA en todo el planeta. Si la liga llegó a ser lo que es desde el punto de vista masivo, nadie tuvo más influencia que Michael.

Por su parte, Kobe fue el que más y mejor interpretó el legado de Jordan, tanto en términos de éxito deportivo como en estética y mecánica corporal. Su muerte, además, lo transformaron en un mito muy rápido, porque falleció muy joven y de manera trágica. De alguna manera, Bryant fue el puente para «la era de LeBron».

James junto a su hija tras llegar a ser el máximo anotador en la historia de la liga. Foto: AP

El «black lives matter» fue el movimiento que se opuso a la violencia racista en todo el mundo y que tuvo en James a su símbolo en la NBA. El poder que tiene un deportista de tan alto perfil en la opinión pública es muy fuerte y LeBron nunca dudó de qué lado de la mecha ponerse. Jordan llegó a decir en la serie «The Last Dance» sobre su vida que él nunca se la jugó por nada para evitar perder sponsors.

A James no se le conoció un solo escándalo, mientras que Bryant fue denunciado por violación en 2003 en una causa que duró años y donde nunca quedó claro lo ocurrido, porque las versiones fueron opuestas. El caso fue desestimado porque la chica involucrada no quiso testificar en el proceso, lo que no permitió continuar con el juicio penal, pero Kobe reconoció que había cometido adulterio y que existió un vínculo sexual.

Cada fanático o periodista elige al que más le guste, eso es subjetivo. Pero siempre es más honesto contar toda la película que elegir las fotos de la historia para la conveniencia de la opinión propia.

Esto fue solo parte de la temporada regular y en un partido entre dos equipos que están lejos de clasificar a playoffs y de pelear por el título. Cuando lo deportivo no resulta atractivo en sí mismo, es la industria de la NBA la que transforma lo que en otro plano sería una noche más en algo inolvidable. Y esta vez, los flashes fueron para LeBron James.


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