Una huella compromete al prefecto Pintos en el caso Rafael Nahuel
Estaba en el arma que el imputado niega haber usado contra los mapuches. En la indagatoria declaró que tenía guantes. Conocé todo el relato del prefecto ante el juez Villanueva.
“Si no disparó su MP5, ¿cómo explica que se le impute haberle causado la muerte a una persona con esa arma?”, preguntó el defensor particular Fernando Soto al cabo primero de la Agrupación Albatros de la Prefectura Naval, Francisco Javier Pintos. “Yo no soy perito; lo que se me ocurre es que pueden haberse equivocado en el número de serie de la MP5. En el enfrentamiento el único que tenía MP5 era (Juan Ramón) Obregón”, respondió.
“Pudo suceder que equivocaron el número de serie en la pericia, porque en el enfrentamiento sólo había una MP5, que es la que llevaba Obregón. Las dos MP5 -la mía y la de Obregón- sólo difieren en un número”, indicó Pintos, en la indagatoria a la que tuvo acceso Río Negro.
Sin embargo, una pericia genética compromete a Pintos, que está imputado de haber efectuado el tiro que mató a Rafael Nahuel, según confiaron fuentes con conocimiento de la causa. Se trata de una huella dactilar que los peritos hallaron en el subfusil MP5 que fue asignado al acusado.
Pintos en su indagatoria negó haber usado su arma la tarde del 25 de noviembre en el enfrentamiento con un grupo de jóvenes mapuches, entre los que se encontraba Rafael, en la parte alta de la montaña en Villa Mascadi.
Cuando descendieron de la montaña, Pintos declaró: “Me puse el chaleco balístico, me volví a poner el portaequipos, agarré la MP5 que estaba en el móvil y volví a subir”.
“Escuchamos que decían que tenían un herido, y luego que tenían un muerto. Les dijimos que lo bajaran, que no les iba a pasar nada. Tiempo después aparecieron dos personas con una camilla”, contó.
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“Cuando se tomó conocimiento que había un enfrentamiento, se cargó armamento en un móvil que se condujo hasta la ruta, cerca de la primera tranquera”, indicó Pintos.
Comentó que “pasaron las 12 de la noche y allí comenzaron a secuestrarnos las pertenencias y hacernos las pruebas”.
Cuando le preguntaron si recibió autorización para usar el armamento letal, respondió que “escuchó que modulaban (por la radio) pero no entendió lo que decían”.
Explicó que el protocolo indica que ante una agresión armada, su deber es desenfundar el arma y repeler la agresión, aunque habitualmente, “por miedo a lo que puede pasar después, y por sugerencia institucional”, se suele solicitar autorización para emplear el armamento letal. Dijo que desconoce si el resto de sus compañeros modularon por radio o pidieron autorización.
Cuando Villanueva le preguntó ¿por qué su compañero Obregón llevaba una MP5 y él no?, Pintos respondió que, a diferencia de Obregón, él llevaba consigo “una marcadora, por orden de Berra”.
La fiscal le preguntó ¿cómo explica el faltante de al menos 50 municiones? Pintos dijo que “pudo haberlos descartado en su descenso, debido a la desesperación del momento”.
Descartó que otra persona haya empleado su MP5. El juez le pidió que explique cómo determina cuál es la MP5 asignada. Pintos dijo que primero se identifica por su número de serie, y además, como por lo general se les asigna un arma determinada, es común que se hagan adaptaciones al arma…”
Aseguró que llevaba guantes cuando estaba en la montaña, pero los tenía colgados. “Al descender a buscar la MP5, al advertir que tenía los guantes colgando, se los puso”, afirmó. Dijo que es derecho. Y que al disparar un arma de puño emplea las dos manos.
Cuando el juez, a instancias de la fiscal, le consultó ¿el motivo por el cual se colocó los guantes al recoger su MP5? Pintos dijo que lo hizo por precaución, “para evitar tocar a alguien en la herida en caso que estuviera cortado”.
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Subió porque pedían apoyo
Relató que subió con Obregón porque escuchó por la radio que pedían apoyo. Cuando estuvieron en la parte alta de la montaña se encontraron con un grupo de personas encapuchadas.
“Obregón les dio la voz de alto y le tiraron con una especie de lanza; allí arrancaron los piedrazos. Eran varias personas, más de 15”, declaró Pintos en la indagatoria.
“Nos comenzaron a tirar piedras y yo empecé a tirarles con la marcadora de aire”, declaró. Afirmó que portaba el chaleco portaequipos, la boina, el arma reglamentaria (Pietro Beretta, 9×19) la marcadora y dos cargadores de la pistola (además del cargador puesto) y los dos cargadores de la marcadora (uno puesto y uno en el bolsillo).
“Cavia y yo fuimos detrás de un árbol, y Sosa y Obregón se pusieron detrás de otro (que tenía una rama caída y el árbol entero). Era impresionante lo que nos tiraban. Hice más disparos con la marcadora hasta que empezamos a escuchar estampidos que no eran compatibles con piedras pegando contra árboles”, sostuvo.
“Allí fue que vi a una persona que no estaba a más de 15 metros en línea recta que estaba disparando un arma de fuego. Se trataba de una persona encapuchada, con ropa oscura”, afirmó.
“Estaba disparando un arma de puño; no puedo decir qué calibre porque si bien me asomé varias veces, no me exponía durante mucho tiempo. A partir de ese momento le dije a Cavia que pida autorización para usar las pistolas porque nos estaban tirando “con un fierro””, relató.
“Empezamos los dos a pedir autorización; me quedaban 4 pelets de la marcadora que le tiré a las personas que estaban más cerca de nosotros, porque de repente habían empezado a gritar: “son 4, son 4 nada más, vamos a matarlos”, declaró Pintos.
“A partir de allí, vi que ellos se dividieron en tres grupos. Lo que ellos hacían es: cuando un grupo se acercaba, los otros dos aumentaban el número de piedras. Fue allí que identifiqué a otra persona, detrás de un árbol, tirando también con un arma de fuego”, contó.
“Una vez que me quedo sin pelets en la marcadora, desenfundé mi pistola. Se pidió autorización para usarla, se escuchaba que nos modulaban (por radio) pero no entendíamos lo que decían. Entonces efectúe varios disparos con mi pistola a una zona controlada”, sostuvo Pintos.
Afirmó que efectuó disparos a 45 grados, hacia la tierra, “porque debido a la cantidad de personas que los estaban atacando, no podía asegurar dispararle sólo a aquellas que estaban empleando armas de fuego”.
“Hice varios disparos siempre al mismo lugar porque en ningún momento tuve la certeza de hacer un disparo efectivo hacia las personas que nos estaban disparando. Lo mismo hizo Cavia hasta que nos vimos sobrepasados; estábamos prácticamente rodeados”, relató.
“Le dije a Cavia que nos iban a matar. Saqué una granada de aturdimiento. Les grité a Sosa y Obregón que iba a tirar la granada; les dije “tiramos la granada y corremos”, contó.
“En ese momento intenté sacar el anillo de seguridad que tenía la granada de aturdimiento, y no podía. Allí me silbó algo cerca de la cabeza, que al día de hoy no sé qué fue. Cavia me dijo que me cubriera”, añadió. Declaró que una vez iniciado el descenso “no se hicieron más disparos, pues el lanzamiento de la granada de aturdimiento fue lo último que se hizo”.
Lo acusaron de homicidio
El juez Federal Gustavo Villanueva atribuyó al cabo primero de Prefectura, Francisco Javier Pintos, el hecho ocurrido el 25 de noviembre de 2017, en horario aún no determinado, pero anterior a las 17.
El imputado cumplirá 30 años el sábado próximo. Nació en Formosa y tras finalizar los estudios secundarios entró a Prefectura Naval. Hoy es cabo primero y pertenece a la Agrupación Albatros de la Prefectura, que funciona en San Fernando, provincia de Buenos Aires.
Compareció el jueves acompañado por los abogados Anabella Ethel Schmidt y Fernando Oscar Soto, que trabaja en el Ministerio de Seguridad de la Nación. Declaró durante cuatro horas y media ante el juez y la fiscal federal interina Sylvia Little.
Según la acusación, Pintos y otros miembros de la Agrupación Albatros hacían recorridas para resguardar en el predio ubicado a la altura del kilómetro 2006 de la Ruta Nacional 40 Sur, cuyo desalojo había sido ordenado por el juez y se había practicado el 23 de noviembre.
La imputación indica que Pintos habría hecho uso del subfusil de la marca HK, modelo MP5, calibre 9×19 mm, serie 05-C335508, provisto por Prefectura Naval Argentina y efectuó disparos produjo el fallecimiento de Rafael Domingo Nahuel Salvo, quien recibió el impacto de una munición emergente del arma mencionada que ocasionó su deceso a raíz de una grave hemorragia sufrida por la herida de múltiples órganos y tejidos.
El grupo de albatros estaba conformado por los cabos primeros Francisco Antonio Lezcano, Guillermo Sergio Cavia y Pintos, junto a los cabos segundos Carlos Valentín Sosa, Juan Ramón Obregón y el marinero Sergio Damián García. Pero las fuentes señalaron que el juez citó a indagatoria sólo a Pintos.
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