Bariloche advierte que no podrá soportar otro invierno sin turistas

El desánimo ronda los ámbitos turísticos de la ciudad. Julio está muy cerca y hay decisiones que, de tomarse, deberían definirse en menos de 10 días, pero los contagios siguen altos.

Luego de la última Semana Santa se instaló en el sector turístico local la convicción de que el camino aconsejable era “sacrificar” el otoño, con un refuerzo de las restricciones a la circulación y a la actividad comercial, con el fin de mejorar la situación sanitaria y estar listos para el invierno, al que la ciudad llegaría en condiciones de recibir turistas con bajo nivel de riesgo.

Pero los plazos se acortan y la pandemia no retrocede, al punto de que la perspectiva siniestra de otra temporada perdida provoca cada día una preocupación mayor.

El empresariado turístico y también los funcionarios municipales son conscientes de que el plan ya no depende de que Bariloche se prepare del mejor modo y tome todos los recaudos posibles. Cada vez es más evidente que si los contagios y muertes mantienen los índices actuales en los principales centros emisivos (Buenos Aires, Córdoba y Rosario) no habrá temporada turística y el sector entraría en una crisis terminal.

La nieve es el principal atractivo de Bariloche en el invierno (Foto: Marcelo Martínez)

“Estamos muy, muy preocupados”, admitió la presidenta de la Cámara de Turismo local, Belén García Bertone. El secretario de Turismo del municipio, Gastón Burlón, dijo que trabajan sin descanso para elaborar estrategias que permitan mantener abierto el turismo, aunque son conscientes de la cuenta regresiva corre sin pausa y una apertura a pleno el 1 de julio a muchos ya les suena utópica.

Entendió que una alternativa a mano sería que las provincias acuerden un escalonamiento de las vacaciones escolares para que “venga tal vez menos gente, pero estirada en más tiempo, porque la prioridades evitar las aglomeraciones”.

El municipio prepara “una propuesta desde Bariloche al resto del país para sobrellevar una temporada de invierno lo más segura posible”, según anticipó el intendente Gustavo Gennuso. Ayer a la tarde hubo una primera reunión intersectorial para afinar esa idea, pero Gennuso no quiso adelantar nada. Quiere evitar especulaciones y dijo que la dará a conocer cuando esté lista para ponerla sobre la mesa.

Todos están convencidos de que hay mucho en juego y esperan con ansiedad las señales del gobierno nacional, que se demoran, y que cuando llegan están lejos de ser alentadoras. El ministro de Turismo, Matías Lammens, dijo el lunes en  América TV que “será muy difícil pensar que haya temporada de invierno”. Luego buscó suavizar ese juicio con una evaluación optimista sobre el avance de la vacunacion y dijo que si se dan ciertas condiciones, tal vez haya una activación del turismo interno “sobre el final de la temporada”.

El mensaje cayó como un misil en las golpeadas filas del empresariado local. García Bertone reconoció que las declaraciones del ministro parecen preparar el terreno para el peor escenario. “La verdad es que después de escuchar eso nadie pegó un ojo”, dijo la titular de la Cámara de Turismo.

La cuestión sanitaria

Varios de los consultados señalaron que la actividad “no tiene margen” y enfrenta una “situación límite”. En ese clima, cada palabra y cada gesto tienen un efecto expansivo que sería impensado en otro contexto. El jefe de terapia intensiva del hospital de Bariloche, Germán Santamaría, dijo ayer que los casos diarios de covid bajaron en la última semana en la ciudad pero las camas del servicio a su cargo siguen ocupadas al 100%.

Según los plazos que suelen manejar los operadores turísticos, las definiciones no más allá de la próxima semana. Luego de permanecer cerrada al turismo durante buena parte de 2020, la región volvió a quedar habilitada para recibir visitantes el 4 de diciembre, cuando la primera ola de la pandemia había quedado atrás. El anuncio formal se realizó el 6 de noviembre.

García Bertone admitió que si la temporada en este caso abriera el 1 de julio las certezas sobre los servicios disponibles y las garantías de conectividad y circulación debería estar confirmadas antes del 10 de junio.

Con el cierre del turismo invernal, la crisis social y laboral colocaría a Bariloche en categoría de “desastre”, aunque no haya una declaración formal. Burlón dio por hecho que la ciudad “no va a soportar algo así como destino”.

Dijo que también causaron suma inquietud “los rumores de adelantamiento a junio de las vacaciones escolares” en la provincia de Buenos Aires, cuando la actividad necesita lo contrario, con un escalonamiento desde mediados de julio en adelante, si es necesario hasta el comienzo de la primavera.

El funcionario del municipio dijo que turismo extranjero, que hasta 2019 fue un factor importante en invierno, “ya de hecho no va a haber” y la apuesta al turismo nacional no se puede caer “porque de otro modo habrá cierre de empresas y un impacto muy severo sobre el empleo”.

En el cerro Catedral trabajan unas 350 personas en forma directa y casi otro tanto en servicios y microempresas vinculadas al producto nieve. El gerente de la empresa Capsa (la concesionaria de ese complejo), Manuel Pérez Díaz, dijo que están en diálogo permanente para ver qué tipo de operatividad van a tener en la temporada y aseguró que “la principal preocupación son las fuentes de trabajo”.

El año pasado recibieron solo público local y trabajaron “a pérdida”, pero llegaron a un acuerdo para mantener a todo el personal con un ingreso básico asegurado. Este año no hay todavía certeza alguna sobre lo que ve va a ocurrir con esos puestos laborales.

Perez Díaz dijo que realizaron una fuerte campaña promocional, con descuentos y tarifas muy convenientes, pero hoy el panorama es muy complejo. “La situación fue empeorando a medida que se acercaba el invierno. Hay poca inquietud de la gente por preparar sus vacaciones”, admitió.

La ministra de Turismo de Río Negro, Mártha Vélez, consideró que “es clave avanzar con la vacunación” y que desde el Ente Patagonia Turística, integrado por todas las provincias con destinos de nieve, presentarán un pedido expreso a Nacion para que sea inmunizado “todo el personal de contacto” que trabaje en esos centros turísticos. Consideró que es viable porque el volumen de vacunas que ingresan al país se intensificó y el número de dosis en juego no es desmesurado. Según Vélez, calcularon que para Bariloche harían falta 30 mil vacunas “y es la ciudad más grande”.

Señaló que con el personal vacunado por completo y con reglas claras de ingreso para los viajeros -como test de covid negativo, vacunación y llegado el caso una suerte de “pasaporte saludable”- se podría abrir a partir de julio. La funcionaria dijo ser optimista, porque la “batería” de vacunas solicitadas “no es imposible para Nación”.

Refirió que el plan del municipio “va en la misma línea” y se propone “mostrar.e a quienes no son conscientes todavía lo que significaría otro invierno sin turismo en Bariloche”.

Los trabajadores

El secretario general del sindicato gastronómico, Nelson Rasini, que cumple una huelga de hambre en el Centro Cívico a la espera de soluciones para los trabajadores temporarios, dijo que la situación es grave para todos, pero no todos lo sufren por igual. Señaló que “el empresariado defiende sus intereses” y a lo sumo, si fracasa la temporada “se descapitaliza”, pero para los trabajadores “la consecuencia de todo esto es el hambre de ellos y de sus familias”.

Dijo que para garantizar una temporada tranquila “habría que acelerar la llegada de la vacuna a los sectores más comprometidos” y que no debería ser imposible “si en otros países tienen de sobra”.

Manuel Pérez Díaz, gerente de la empresa Capsa (Cerro Catedral) pidió que ante la incertidumbre reinante haya un rol más activo del Estado como sostén económico de las empresas en crisis.

Señaló que hace falta que “definan las medidas de acompañamiento del sector en función de las medidas restrictivas” que se renuevan semana a semana.

García Bertone, de la Cámara de Turismo, sostuvo que el año pasado el programa ATP ayudó a pagar los sueldos de miles de trabajadores porque porque el Estado hacía un aporte y las empresas y hoteles “tenían resto” para abonar su contraparte, aunque estuvieron cerrados. Pero hoy ese respaldo “ya no existe”.

Dijo que el programa Repro II que Nación puso a disposición en su reemplazo “tiene un alcance mucho menor” y es un punto a resolver.

“Con la actividad parada es necesario el acompañamiento -afirmó-. El municipio y la provincia hacen algo, hasta donde pueden, pero todos sabemos que la billetera importante está en Nación”.

Gennuso también se refirió a ese tema y dijo que para sostener el empleo, si se cae la temporada invernal, Bariloche necesitaría “una ayuda de 15.000 a 20.000 millones de pesos”.

El fantasma que ronda por la ciudad

El fantasma de un invierno sin turistas, como el que experimentó la ciudad el año pasado, ronda el ambiente desde hace unos días y empezó a mellar los estados de ánimo. Una fuente oficial admitió dijo que le preocupó observar hace unos días en una de las tantas reuniones sectoriales “por zoom” que había entre los empresarios y prestadores turísticos expresiones “de abatimiento, de brazos caídos” que anteriormente no existían. “Los que se habían mostrado hasta entonces como los más combativos ya no lo eran”, comentó.

Lo cierto es que algunos datos de la realidad tornan imposible reproducir el cuadro de situación de hace 12 meses. En aquel momento el turismo estaba prohibido por completo y los hoteles cerrados, lo mismo que el aeropuerto. Los vuelos de cabotaje recién volvieron en septiembre.

Hoy Bariloche recibe una media de cuatro vuelos diarios y Burlón dijo ayer que la relación con Aerolíneas Argentinas es “inmejorable”, al punto de que sus directivos le aseguraron que en invierno la ciudad tendrá “toda la conectividad que necesite”. El funcionario calculó que aterrizarían en Bariloche entre 7 y 8 servicios de esa empresa por día, a los que se sumarían los que aporten las low cost.

Sin embargo para asegurar demanda de boletos la Nación debería levantar la restricción que hoy solo permite viajar a los trabajadores “esenciales”.

Belén García Bertone, de la Cámara de Turismo, dijo que la ciudad trabaja para mostrarse “tentadora”, con todos los servicios disponibles, la Fiesta de la Nieve, el cerro Catedral y “el resto de los productos de nieve”. Pero necesita que el turismo esté abierto.

Señaló que un escenario de habilitaciones “intermitentes” en función de un “semáforo” epidemiológico (como algunos pronostican para los meses próximos) quitaría previsibilidad y sería “terrible”.

Consideró que el aeropuerto en pleno funcionamiento y las carreteras abiertas, sin retenes interprovinciales, “son importantes” pero no alcanzan, “y menos aún cuando Nación habla de reponer el plan pre viaje recién para consumos turísticos de septiembre”.


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