Ballenas y humanos, una convivencia que plantea desafíos
La recuperación del número de ballenas francas en el Golfo San Matías las pone en contacto con la gente que elige el mar para recrearse. Qué hacer y qué no cuando son ellas las que nos buscan.
Cada vez hay más ballenas en el Golfo San Matías. Y habrá que acostumbrarse a convivir con ellas, porque el alto número de ejemplares hace que su distribución se extienda, y que sea más común encontrarlas muy cerca de la costa. En el mismo espacio que cualquiera elegiría para hacer deportes acuáticos.
La noticia es todo un desafío. Porque obligará a aceitar las pautas de convivencia con la especie, y a recordar aquellos protocolos que rigen para no perturbarlas y evitar accidentes. Es que, aunque está probado que son animales mansos, curiosos y tremendamente amistosos, su gran tamaño provoca un despliegue de fuerza que para los desprevenidos podría resultar fatal
“El coletazo de una ‘franca’, como mínimo, puede quebrarte 5 costillas. Por eso hay que saber cómo actuar cuándo se nos aparecen. Y evitar perseguirlas cuándo están nadando cerca nuestro, y no buscan el contacto”, explicó la bióloga Magdalena Arias.
Lo principal, a la hora de definir el ‘ABC’ para una buena convivencia, es recordar que está prohibido buscar el contacto con los cetáceos. Las leyes y reglamentaciones vigentes a nivel nacional y provincial las protegen. Tanto, que fueron declaradas monumento natural, algo que les otorga el mayor rango de conservación. De hecho, el éxito de estas pautas es el que permitió recuperar la especie, que hasta el siglo XIX fue cazada por buques balleneros. Por eso, hoy están repoblando las zonas que habían ocupado antes de esas matanzas.
Volviendo a los tips para tener en cuenta, es bueno destacar que la presencia de ballenas en el Golfo es habitual desde fines de julio hasta finales de octubre. Y que en esta época es cuando suelen ingresar en mayor cantidad para reproducirse. Eso convierte al agua en un espacio común para animales y humanos, porque también es el momento en el que residentes y turistas se vuelcan a las prácticas deportivas y de esparcimiento.
Debido a esto, la bióloga identificó varios puntos para manejarnos cuando ocurre un encuentro espontáneo en el mar.
“Las francas son curiosas, y son animales costeros. Por eso, ahora que se están viendo en mayor número se mueven en zonas del mar que la gente destina a uso recreativo. Por eso no es raro que aparezcan cerca de alguien que está usando un kayak, por ejemplo”, apuntó Arias.
“Cuando alguna nos sorprenda hay que quedarse quieto y dejarse avistar. El animal podría permanecer un rato, pero no hay que intentar tocarlo ni interactuar con él. Y mucho menos zambullirse para nadar cerca”, explicó.
Con respecto a la distancia, recordó que “cuando veamos una, hay que permanecer a 200 metros de ella, como mínimo”. Y alejarse aún más cuando la misma “está haciendo saltos, o dando golpes de cola. Incluso si se trata de un grupo de cópula, porque en ellos varios machos rodean a una hembra, y buscan, con movimientos bruscos, que se dé vuelta para copularla”.
En el caso de las embarcaciones con motor también está prohibido que persigan a los animales, buscando el avistaje. Sólo las empresas náuticas habilitadas por la Provincia pueden hacer paseos de avistamiento, y para ello deben cumplir con un estricto protocolo que fija el modo de navegación.
Debido a esto, “si un cetáceo está cerca hay que esperar que se aleje sin apagar el motor, para que escuche el sonido y tenga conciencia de la presencia de la nave”, aconsejó la experta.
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El Golfo San Matías, un lugar de socialización
Un dato llamativo es que así como Puerto Madryn, en Chubut, es literalmente una guardería para las ballenas, el golfo rionegrino es el lugar que eligen los ejemplares que quieren aparearse, socializar e investigar otros rumbos, con la finalidad de regresar a aquellos sitios que la especie alguna vez habitó.
“En Madryn hay muchas madres con crías que llegan para tener a sus ballenatos y criarlos. En el Golfo es diferente, existen grupos más variados, porque al ser la zona que eligen para socializar se ven desde grupos de cópula hasta ejemplares solitarios que llegan a reproducirse o se aventuran para investigar otras áreas”, explicó la bióloga.
Sin embargo, también llegan ballenas con sus crías. Son grupos que están creciendo debido al incremento general de la especie. Y cada vez habrá más nacimientos en el Golfo, porque las hembras a la hora de parir tienden a regresar al mismo sitio en el que nacieron.
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La necesaria coordinación a la hora de un mayor control
Evitar que la gente adopte con las ballenas comportamientos contrarios a las normas vigentes es resorte de distintos órganos de contralor. “La autoridad de aplicación es el área de Ambiente de la Provincia. Teniendo en cuenta este crecimiento en la cantidad de cetáceos nos vamos a poner a trabajar en conjunto también con Prefectura para reforzar controles, y recordarles a los vecinos y turistas cómo deben manejarse”, expresó Oscar Echeverría, el titular de la cartera de ambiente municipal.
Por su parte, el titular de prefectura a nivel local, César Insaurralde, aseguró que “tenemos los medios para realizar los controles. Y vamos a comenzar a incrementar nuestra presencia en el mar durante los días en los que esté más lindo, y durante los fines de semana, que son los que la gente elige para estar en el agua. Y, en esta época, también aparecen ballenas”, dijo el Prefecto.
“Nosotros no nos ocupamos del cuidado del animal en sí, pero podemos sancionar administrativamente a aquellos que incumplan las pautas de navegación, y adopten conductas inapropiadas que los pongan en riesgo si intentan interactuar con las ballenas. Por eso, estamos dispuestos a colaborar con las autoridades ambientales”, apuntó Insaurralde.
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El primer fin de semana de septiembre se censaron 240 ejemplares en el Golfo
• El incremento de ballenas francas en el Golfo San Matías es notable. Un fenómeno ligado a la recuperación de la especie, que está regresando a lugares que alguna vez habitó.
• El primer fin de semana de septiembre se censaron 240 ejemplares, número que supera al máximo que se había relevado años atrás, que era de 180 individuos. Y habla de la enorme cantidad de ingresos, porque en agosto, un mes atrás, se avistaron 120 ballenas, y ahora ya existen el doble.
• El mes próximo se realizará un nuevo censo, y con los datos obtenidos se podrán analizar estimaciones sobre el crecimiento de la especie, que en 2019 estaban en torno al 13%. “En septiembre de ese año hicimos los últimos relevamientos. En 2020, con la pandemia, no se registraron datos. Y, ahora que volvimos a censar, seguramente veremos que ese porcentaje se incrementó”, dijo Arias.
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