Balance de 2019: el año de los bonos petroleros
Pese a las dificultades del 2019, varias empresas lograron colocar con éxito deuda en el mercado local y externo para contar con la liquidez necesaria para sus desarrollos.
Por Alfredo Jaramillo
Los recortes de subsidios que afectaron a la industria petrolera en 2019, el congelamiento de precios de combustibles, la restricción para pagar obligaciones en el exterior impuestas por el Banco Central y la dificultad para acceder a dólares en el mercado local en el último tramo del año no alcanzaron para liquidar el optimismo entre algunas empresas del sector: las que optaron por salir a emitir deuda en el mercado local y en el exterior captaron la atención de los inversores por encima de las expectativas del mercado y lograron sortear la falta de liquidez, en medio de un clima de incertidumbre.
El caso más emblemático fue el de YPF Luz, la compañía subsidiaria de YPF dedicada a la generación eléctrica que obtuvo 400 millones de dólares en la colocación de un bono a 7 años en los mercados internacionales a una tasa del 10,25%.
Los fondos recaudados serán destinados a inversiones como la construcción de dos centrales eólicas en Santa Cruz y en provincia de Buenos Aires, refinanciación de deuda y gastos de funcionamiento.
En números
- 500
- millones de dólares logró colocar YPF en un bono a diez años que registró una tasa del 8,5%.
Entre las empresas energéticas que decidieron salir a buscar fondos a los mercados durante el año pasado, el monto de esa colocación sólo fue superado por la de la petrolera de bandera nacional, YPF, que obtuvo 500 millones de dólares con un bono a una tasa del 8,5% y vencimiento en 2029.
El éxito de YPF en los mercados de deuda, con inversiones fuertes en Vaca Muerta y un robusto perfil crediticio, no es tan llamativo como el de su subsidiaria, una empresa joven creada hace cinco años y perfilada hacia el sector de las energías renovables.
Otra de las empresas nuevas que lograron sedimentar el camino de sus inversiones, pese a la incertidumbre reinante en el país, fue Vista Oil & Gas, la petrolera que fundó el exCEO de YPF Miguel Galuccio.
La operadora logró captar 100 millones de dólares en dos emisiones distintas de obligaciones negociables, una por 50 millones de dólares con vencimiento en 2021 a una tasa del 7,88%, y la otra por el mismo monto a una tasa de 8,5% con vencimiento en 2022.
Además, Vista logró captar otros 92 millones de dólares mediante una oferta pública inicial de acciones en Nueva York y México.
También Pan American Energy (PAE), la firma de la familia Bulgheroni, resultó airosa en su salida al mercado en 2019, al obtener 120 millones de dólares con la venta de un bono a una tasa del 5% convencimiento en 2023. Y a comienzos de año, Pampa Energía ya había obtenido otros 300 millones de dólares mediante la colocación de un título a largo plazo a una tasa del 9,125%.
En todos los casos mencionados la oferta fue ampliamente sobresuscrita, lo que muestra al menos dos hechos significativos: el atractivo que continúan generando en el mercado internacional y local los activos de las empresas con inversiones en Vaca Muerta, y el apetito de los inversores por títulos de renta fija en un contexto de alta volatilidad en el mercado de acciones (ver aparte).
Los pequeños ahorristas
Las emisiones de deuda de empresas energéticas en 2019 también trajeron una particularidad: la creciente participación de pequeños ahorristas que podían suscribir los títulos por un monto mínimo de hasta 300 dólares, como fue el caso de Vista Oil&Gas.
El cepo a la compra de dólares para empresas y particulares, dispuesto durante el último tramo del gobierno de Mauricio Macri, y el encarecimiento de la divisa en el mercado mayorista debido a condiciones macroeconómicas derivadas de las restricciones externas volcaron cada vez más a personas físicas a buscar opciones de inversión en el mercado de capitales, que antes parecían exclusivas de bancos y grandes empresas.
El dato
- 5%
- fue la tasa que alcanzó PAE en su emisión de 120 millones de dólares.
Los bonos se convirtieron en una inversión rentable para ahorristas dispuestos a ampliar su portafolio más allá del la compra de dólares para atesoramiento. Las empresas no sólo supieron acoplarse bien a esa necesidad: también salieron robustecidas a nivel financiero.
No obstante, el éxito de estas colocaciones deberá ser evaluado a la luz de las decisiones del gobierno actual, vinculadas a la política de subsidios, precios de los combustibles e impuestos al sector energético, ya que de ello depende no sólo la futura rentabilidad de las empresas, sino, sobre todo, su capacidad de pago.
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