Bajó la persiana la imprenta que contó la historia de Allen

Luego de 87 años cerró el taller gráfico que en sus inicios publicó el periódico Voz Allense. Fue uno de los primeros diarios de la ciudad y ahora el local se convertirá en un kiosco.

Néstor Tort estuvo al frente de la imprenta hasta mayo pasado.

La imprenta donde se imprimió uno de los primeros diarios de Allen bajó la persiana luego de 87 años trabajo.


Voz Allense se fundó en 1933 por Ignacio Tort Oribe, un uruguayo que llegó en 1918 a la ciudad. Durante 15 años se publicaron artículos de interés general. A través de esas páginas Tort defendía los reclamos del pueblo y también informaba de los acontecimientos locales.
Desde 1948 hasta abril pasado la imprenta se dedicaba a confeccionar formularios comerciales.


“Mi padre cansado de predicar tantas cosas que no se hacían guardó su pluma y Allen perdió a uno de los mayores defensores de los intereses locales”, expresó Julio Tort, uno de los siete hijos que tuvo Tort y que también se lleva por primer nombre Ignacio.

Don Julio también tiene 87 años, quedó a cargo del local de su padre y se jubiló en el año 2000. Luego su hijo Néstor, que fue un músico de rock muy conocido en la región, tomó las riendas del negocio. Sin embargo el 3 de mayo pasado falleció y no hubo quien continuara la actividad que desempeñaba sobre la calle Doctor Velasco 421.

Don Julio sigue apasionado por la música tocando el saxofón.


Gladys Vázquez, la esposa de Néstor siempre lo ayudó en el trabajo de la imprenta pero no participaba en el armado de los formularios, detalló Don Julio.
“Tenía en mente poner una librería pero por la pandemia se complicó y van a poner un kiosco, creo que les va ir bien”, dijo.
“El cierre de la imprenta es una etapa de la vida y no se puede ir contra el destino”, expresó.
De esas máquinas antiguas que usaban queda la guillotina que está tapada con un nailon.
Don Julio todavía alberga las primeras ediciones de Voz Allense que publicó su padre.


El semanario que se emitía todos los viernes fue un espacio de debate y críticas sociales y políticas que realizaba el redactor uruguayo. Allí apelaba al gobierno local por el progreso del pueblo.


La máquina con la que se imprimía era una Minerva Saroglia que conservaron por mucho tiempo. Todos los viernes se imprimían unos 300 ejemplares del semanario. Allen por esos años ya contaba con unos 4.000 habitantes y sus deportistas se destacaban en la región.


Tort padre además de escribir era martillero y tenía conocimiento en leyes. Muchos vecinos se acercaban para ser asesorados en situaciones legales. Además participó de varias asociaciones y clubes locales.

La Vuelta al Valle


El deporte era unas de las pasiones del editor del Voz Allense. Hasta 1944 no había grandes competencias de ciclismo.

Ninguna llegaba a los 100 kilómetros de recorrido aunque había buenos corredores en el Valle”, recordó Don Julio.
La Vuelta al Valle tuvo un fuerte impulso del periódico Voz Allense. Un día le surgió la idea al papá de Don Julio de hacer un evento deportivo más importante, lo entusiasmó a Arrigo Cecchi, dueño de una bicicletería local y entre los dos pensaron en un gran premio.


La primera edición se realizó el 14 de octubre de 1944. Se trató de dos etapas. La primera fue Allen-Regina-Allen y al día siguiente se hizo el recorrido hasta Centenario.


El editor de Voz Allense dijo: “Tendríamos que hacer algo distinto y establecer un trofeo símbolo y hacerla anualmente la carrera”.
Así surgió la Copa Challenger que se la adjudicaría el corredor que ganara tres años seguidos la Vuelta o cinco alternados. El primer trofeo lo logró Pedro Segundo Oses en 1957.

Un retiro muy activo


Don Julio a pesar de estar jubilado dice que no le alcanza el día para sus actividades. Desde joven le apasionó la música y aprendió a tocar el saxofón y el clarinete. Su padre fue uno de los fundadores de la orquesta municipal. Años más tarde él pasó a integrarla.


A sus 87 años sigue tocando el saxofón en su sala de ensayos donde también tiene al lavarropas.
Además fue un reconocido jugador de básquet y ganó ocho torneos seguidos.


“Lo primero que hice cuando me jubilé fue armar rompecabezas de 3.000 piezas”, contó sonriendo.

Un genio del rock
El 3 de mayo, el hijo de Don Julio, Néstor Tort, un querido baterista de Allen y el último dueño de la reconocida imprenta local falleció. El músico de 64 años integró en los años 80 la banda “Stylo”, un grupo en el que hacían dos estilos: populares para bailes y rock en recitales. También “Ostentum” que tocaba rock elaborado con más influencias de jazz rock. Incluso varias de sus grabaciones fueron transmitidas en Canal 7 de Neuquén.
Proyecto Allen realizó un detallado artículo con la biografía del artista del allense.


La noticia de su fallecimiento conmovió a muchos en la región que lo recordaron con cariño.


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