Bajas expectativas de ventas por el Día del Niño en Bariloche
Las jugueterías apelan al compre local pero sienten la competencia de internet. Los precios aumentaron y muchos buscan un plan familiar para entretenerse en casa.
A días del tercer domingo de agosto, las vidrieras de las jugueterías y las redes sociales ya se llenaron de una amplia variedad de juguetes y ofertas para todos los gustos y bolsillos.
Pero las expectativas de repuntar las ventas azotadas por la pandemia volvieron a derrumbarse con las nuevas restricciones de compras, de acuerdo al número de DNI y la reducción del horario de atención.
Liliana Cabrera, la dueña de Casa Raúl, advirtió que ofrece juguetes que no superan los 1.500 pesos: “Hay juguetes muy caros y el bolsillo no acompaña. Esa es la realidad. Y con la vuelta al DNI, el día de venta es un fracaso. La bronca más grande es que en comercio no hubo contagios y siempre somos los más castigados”.
Hoy, el desafío para el día del niño es combinar presupuesto con la elección de algo que permita a los chicos jugar en casa. Muchos padres ya optaron por libros pero los rompecabezas, los juegos de mesa, de manualidades y pintura también son buenas opciones en este contexto de cuarentena.
La mayoría de los juguetes son importados y, por lo tanto, la incidencia del dólar se refleja en los precios. Las excepciones son los juegos como El Estanciero, los ladrillos Rasty, los juguetes Duravit, plastilinas y témperas.
Al estar mucho en la casa, recibimos muchas consultas por juegos didácticos, juegos de mesa, de construcción. No buscan algo accesible sino algo que entretenga”.
Candela Galluccio, juguetería Fantasía.
“Desde la cuarentena hasta ahora, los precios subieron un 15%. De pronto, tenés el barco de Play Móvil a 40.000 pesos -que ahí va a quedar-, al igual que el motorhome de las muñecas Lol, a 22.000 mil pesos”, puntualizó Cabrera.
Los juegos de mesa arrancan de los 600 pesos hasta el Juego de la Vida, en 4.000 pesos. En el medio, hay un abanico de opciones como juegos de magia, por ejemplo, a 1.000 pesos. O rompecabezas de 4.000 piezas, a 3.800 pesos.
“La misma empresa que fabrica el Yenga a 1.800 pesos, fabrica uno alternativo que sale 810 pesos. En libros, Catapulta tiene una alternativa impresionante para hacer desde origami a pinturas y aviones de papel. Son libros que van de 1.000 pesos a 2.500 pesos”, puntualizó Cabrera.
La opción de pijamas y pantuflas
La colorida vidriera de Reina Barata, en Moreno 730, exhibe pantuflas de unicornios, otras de Homero Simpson y personajes de Disney -a 1.600 pesos-, pijamas de plush con llamativo dibujos, medias pintorescas a 900 pesos, almohadones con formas extrañas y todo tipo de vasos térmicos. Tampoco falta el Yenga -de 54 piezas- a 550 pesos.
“La gente está en su casa: ¿qué mejor que ofrecer pantuflas y pijamas? Además, la mayoría de los juguetes son importados. En Buenos Aires está todo cerrado y no podés comprar; además de que el dólar a 140 pesos no ayuda”, reconoció Valeria Ayeres, de Reina Barata, un pequeño local frente al hospital de Bariloche.
Matías Sepúlveda, de la juguetería Jumbo, admitió que “toman muchos pedidos de gente a través de las redes por una cuestión de comodidad”.
Advirtió que “la publicidad pesa mucho en los deseos y los pedidos de los chicos; por eso, la vidriera expone muñecas Lol, los bebés llorones, la línea de Fortnite de videojuegos y los vehículos a batería”.
A pocos días para el día del niño, no hay nada de movimiento. Con las restricciones para comprar, la gente se vuelca a lo esencial».
Valeria Ayeres, Reina Barata.
La vidriera exhibe las muñecas “Lol hair goals antes a 5.000 pesos; ahora a 2.500”, un escritorio infantil con set para pintar, a 10.000 pesos, una muñeca de peluche Magic Tears a 2.300 pesos, un robot transformer a 900 pesos y gran cantidad de juegos de mesa como los tradicionales Monopoly, Scrabble, Life y Teg, entre otros.
Candela Galluccio, de Juguetería Fantasía, en el shopping Patagonia, también coincidió en que “la publicidad seduce por completo a los chicos. Por eso, los padres empiezan a consultar poco a poco para evaluar los presupuestos”.
Consideró que hoy el principal problema de los comerciantes no es la crisis económica sino “las limitaciones para tener abierto el local”.
“La gente, al estar en su casa sin entretenimiento, sin cine, sin poder salir, se vuelca al consumo. No hay un problema económico sino limitaciones para poder salir a comprar”, explicó Galluccio y, agregó: “La gente no busca precio sino algo que entretenga al niño y al grupo familiar porque hoy, a diferencia de otros años, hay tiempo para jugar”.
El delivery y las bajas expectativas
“Sin restricciones la gente salía un poco más; con estas nuevas restricciones, solo compran lo esencial. Nuestros productos pasan a segundo plano”, argumentó Valeria Ayeres, de Reina Barata.
También planteó que “en ciudades como Bariloche, las ventas por delivery no funcionan”.
La mujer explicó que la reducción de dos horas del horario comercial los perjudica enormemente: “Mucha gente termina de trabajar y se tiene que ir a su casa porque después de las 19, ya no se puede circular. En mi caso, tengo cero expectativa para el día del niño. Tengo un 90% de chances de cerrar en dos meses pese a que mi familia vive de esto. Pero hago una caja miserable. Imposible sobrevivir”.
Cabrera, de Casa Raúl, calificó a “Mercado Libre como competencia desleal”. “No frenó nunca en toda la cuarentena pese a que nosotros estábamos guardados en casa. De todos modos, hay gente que compra todo y otros, como yo, que no han tenido buena experiencia”.
Comentarios