Aumenta la presión de los visitantes sobre el entorno del parque Nahuel Huapi
Los municipios de la región y el parque Nahuel Huapi profundizaron este verano la campaña de difusión “Solo huellas”, que busca generar conciencia. Hacer fuego en un lugar prohibido e ingresar con mascotas son las infracciones más frecuentes en el área protegida.
El encendido de fuego en sitios no autorizados, el ingreso a las áreas protegidas con la compañía de mascotas y la instalada costumbre de dejar basura en cualquier lado son las transgresiones más habituales que cometen los visitantes al parque nacional Nahuel Huapi y que están en la mira de las continuas campañas de prevención que desarrolla el organismo.
El cuidado se tornó esta temporada más indispensable que nunca, con el irrupción de usuarios del parque que fue muy notorio en invierno (hubo un auge impensado del esquí de travesía) y se intensificó en primavera y verano, cuando se multiplicaron los montañistas, acampantes y amantes de las actividades náuticas, como un probable efecto “rebote” del encierro obligado de la cuarentena.
En las últimas semanas, a los barilochenses se sumaron miles de turistas y el parque registra una intensa tasa de uso en sus numerosos ambientes, incentivado también por la recomendación de aprovechar las opciones recreativas al aire libre, que aseguran un mayor resguardo sanitario que los espacios cerrados.
El intendente del parque nacional Nahuel Huapi, Horacio Paradela dijo que la campaña “Solo huellas” desarrollada por el organismo a nivel nacional nació hace ya varias años pero ocupaba un lugar marginal. Este año decidieron revitalizarla, con profusión de mensajes por redes sociales, reforzados con spots para radio y televisión.
La presencia comunicacional ayuda, pero los controles en terreno también son esenciales, reconoció Paradela. Dijo que este año uno de los datos salientes es que a la campaña se acoplaron los municipios involucrados como Bariloche, Villa La Angostura, San Martín, Junín de los Andes y también las provincias de Neuquén y Río Negro. De modo que la prevención no abarca solo las áreas protegidas de jurisdicción nacional sino todos los espacios naturales que reciben visitantes.
El objetivo es asegurar que las prácticas recreativas dejen “el menor impacto posible” en los ambientes naturales.
Paradela dijo que la insistencia tal vez más repetida es la de no usar fuego y no acampar en sitios prohibidos. También insisten con la obligación de llenar el registro de trekking antes de cualquier salida a la montaña y se sumó con mucho énfasis la exigencia de no ingresar con perros o cualquier otra mascota en las áreas protegidas.
“Esa consigna es bien clara, pero no todos lo entienden. Me pasó hace unos días en Gutiérrez de ver a una persona con un perro dogo y cuando le dije que no podía, que lo tenía que sacar de ahí, se disgustó –contó el intendente del parque–. No sólo está el riesgo de que mate fauna nativa, sino que el perro va a dejar heces que pueden transmitir enfermedades zoonóticas desconocidas”.
Dijo igual que “la gran mayoría de la gente respeta y cumple”, pero la actividad en el parque es tan masiva que unos pocos que no lo hagan pueden provocar un gran daño.
Paradela dijo que se realizan frecuentes actas de infracción, pero se abstuvo de dar estadísticas, que estarían listas recién al cierre de la temporada. Señaló que el infractor es notificado en su domicilio, tiene derecho a un descargo y luego se le aplica la sanción por disposición de la intendencia, que también es apelable. Refirió que “algunos asumen la falta y pagan directamente, con transferencia bancaria”, a otros, Parques les inicia una demanda para cobrarles. Por hacer fuego en lugar prohibido la multa mínima es de 10 mil pesos y por ingresar con mascotas 5.000 pesos.
Según Paradela, la fiscalización en las últimas semanas también estuvo enfocada en asegurar las normas sanitarias por covid, como exigir “la protección facial” siempre que sea posible, el lavado de manos y el uso de alcohol en gel.
Una regla nueva relacionada también con la pandemia es que sólo es posible alojarse en los refugios o acampar en su entorno con reserva previa. En ese punto, los concesionarios del Club Andino que administran esos espacios reclamaron un mayor control de Parques, porque “la gente sube a veces sin reserva” y ellos deben enviarlos de vuelta, lo cual genera situaciones incómodas.
Paradela dijo que resulta imposible poner “puntos fijos” en el acceso a las picadas u otros sitios clave, porque los horarios de ascenso son muy variados. “Apelamos a la responsabilidad y la concientización individual”, explicó. Dijo que las sendas más frecuentadas son Frey, Jakob, Laguna Negra y la concurrencia es alta en verano, por lo cual Parques trabaja solo de manera aleatoria, ya que “no es fácil establecer un sistema de fiscalización más amplio y que se sostenga en el tiempo”.
Advierten poca presencia
El responsable de Refugios del Club Andino Bariloche, Fernando Márquez, aseguró que “es mucha la gente desubicada, que no hace caso” y opinó que la campaña de Parques “está muy bien, pero si no controlan in situ no sirve para nada”.
Dijo que no conoce en detalle la situación pero supone que la cantidad de gente que circula en Nahuel Huapi de algún modo desborda la capacidad y al parque nacional le falta personal suficiente para cubrir tanta demanda.
«Yo estuve varias veces en El Chaltén, en el parque Los Glaciares, y ahí debe ser más sencillo porque las picadas y senderos están concentrados. Pero si salís te cruzás todo el tiempo con guardaparques –dijo Márquez–. Bueno, eso acá no pasa”.
También opinó que “el tema de los perros es muy complejo”, porque mucha gente no entiende las razones de esa regla. Según Márquez “en plena temporada, si no alcanza para más, al menos tendría que haber guardaparques todos los días caminando la picada Frey, porque a partir de las 10 de la mañana funciona casi como una calle peatonal”.
Observó que el acampe en sitios apartados, por ejemplo las lagunas CAB o Cretton, también ejercen una presión cada vez mayor y no son controlados. Y marcó como otro tema conflictivo los frecuentes “cierres por viento”, que son comunicados por Parques, “pero nadie los controla”. Aclaró sin embargo que “no todo es negativo” y hasta ahora el verano transcurrió sin grandes problemas. “No tuvimos muchos rescates –refirió–, en eso estuvimos bien”.
Procesos y resultados
Paradela dijo que la campaña “Solo huellas” marcha de acuerdo a lo previsto. “Una campaña se mide en función de cuánto se la reconoce –señaló–. Cuanto más conocida, más impacto de corto y largo plazo. Hasta ahora estamos contentos y satisfechos con el alcance”.
Consultado por si había diferencias entre las conductas del público residente y de los turistas, dijo que los locales “naturalizan más y no advierten que algo sea un problema, por ejemplo pasa con el fuego. Pero no quiere decir que a través del diálogo no se comprenda”.
Lo mismo ocurre con el registro de trekking, porque los barilochenses “son más de salir sin cumplir con ese trámite” y creen que “el mensaje es solo para el visitante externo”. En la insistencia de pasear con las mascotas por las montañas unos y otros incumplen por igual, lo mismo que en la navegación sin chaleco salvavidas u otras medidas de seguridad.
Paradela dijo que la tarea de prevención y control es ardua en temporada alta y un capítulo aparte es la proliferación de basura, tal vez “el tema más añejo” de todos. Dijo que trabajan en lograr que todos cada familia y cada visitante vuelvan de las salidas con sus residuos y en promover la separación en los campings y las concesiones. “Son muchos frentes distintos, pero seguimos enfocados en el trabajo”, aseguró.
El fuego, un tema complejo
La amenaza de incendios forestales, es uno de los condicionantes que obligó a endurecer las reglas en el último tiempo y no siempre la prohibición es asimilada como espera Parques. La principal contra es que muchos barilochenses guardan el recuerdo de que hace una década -no mucho más- se podían encender fogatas a la vera de los lagos y en muchos sitios donde hoy está vedado, una medida que temporada tras temporada avanza a zonas nuevas y es cada vez más estricta.
Paradela dijo que “al residente le cuesta y dice ‘acá yo siempre hice fuego y se cómo se apaga, lo sé manejar’. En parte es así y es un tema complicado”.
Para que la gente sepa realmente hacer fuego -dio a entender el intendente del Parque- tiene que tener la experiencia. Si el fuego está prohibido en todos lados y sólo se permiten calentadores, esa experiencia se va perdiendo. Insistió en que “uno entiende las razones, pero no se puede naturalizar que el fuego en cualquier lado esté bien”.
El jefe del Servicio de Prevención y Lucha contra Incendios Forestales, Orlando Báez, admitió hace unos días que este año vieron una mayor recurrencia de personas que encienden fuego en sitios prohibidos y propuso que Parques, o el municipio si le corresponde, coloquen fogones en los lugares más visitados.
Las áreas con más infractores
Para planificar las tareas de fiscalización también es importante conocer cuáles son las áreas de mayor impacto. Desde ese punto de vista, la tabla aparece encabezada por el corredor de la ruta 40.
En la Intendencia del parque Nahuel Huapi tienen identificado que los sitios costeros en los lagos Gutiérrez, Mascardi y Guillelmo, ubicados al sur de Bariloche, a los que se acceden por esa ruta nacional, donde se registran en mayor números los pernoctes en lugares prohibidos, fuego sin autorización y también la navegación sin recaudos de seguridad.
Paradela dijo que para fijar el monto de las multas se evalúa el daño y también la actitud del infractor. “Hay algunos que reaccionan en forma violenta y la sanción es mayor -explicó-. Lo mismo que si el impacto es por ejemplo en la laguna Schmoll (de difícil acceso), no es lo mismo que en el Gutiérrez”.
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