Así nació el oficio de los cuidacoches en Neuquén

En 1970 el municipio capitalino creó el servicio en las playas de estacionamiento, como paso previo a otras medidas para ordenar el tránsito. No tenían salario, pero podían recibir propinas.

El desarrollo de las ciudades genera nuevas demandas que luego, en algunos caso derivan en nuevas actividades económicas, muchas de ellas de pequeña escala.


A principios de los años 70, en la capital de Neuquén, el parque automotor comenzó a experimentar un fuerte crecimiento y fue necesario dictar normas para ordenar el tránsito que ya se perfilaba caótico.

Fue así que el Ejecutivo local y los concejales le dieron vida a las primeras playas de estacionamiento municipales y al trabajo de los cuidacoches, que eran en ese momento, empleados de la municipalidad.


Ya se discutían por entonces algunas propuestas para restringir el estacionamiento en determinadas zonas, fijar horarios para el área centro y para derivar la circulación del tránsito pesado hacia otras arterias menos congestionadas.

“Pero previo a a tales medidas, resulta indispensable proveer de aparcaderos y playas de estacionamiento donde derivar los volúmenes que se extraigan por el ordenamiento del tránsito. Estas playas, como así el cuidado, conservación y limpieza de las mismas, y muy en la custodia los autos que allí se estacionen, requiere necesariamente una directa vigilancia, la que debe asumir la autoridad municipal”, decía el proyecto que ingresó y se debatió en el Concejo Deliberante.
Fue el puntapié inicial para la creación del servicio de guardacoches municipales.


La previsión de este servicio será gratuito para el usuario, pero el personal guardacoches queda facultado para recibir de aquel, una remuneración voluntaria y optativa por su función de vigilancia, que podrá incrementarla con algún servicio de atención especial que le sea requerida”, decía el texto de la reglamentación del servicio. En esos “servicios especiales”, estaba incluido el lavado del vehículo o solo de los vidrios.


Quienes pretendían ser incluidos en el listado oficial de guardacoches debía reunir determinados requisitos: ser mayor de 18 años, demostrar elementales condiciones de buen trato, presentar certificado policial de antecedentes, atenerse a las normas del reglamento y usar el uniforme correspondiente entregado por la autoridad municipal.


El departamento de policía dependiente del organismo de Tránsito municipal era el encargado de control la prestación de este servicio y el cumplimiento de las normas dispuestas.


Este servicio se prestó por años en la ciudad, luego con el paso del tiempo fue mutando de modalidad. En épocas de crisis, los guardacoches comenzaron a avanzar hacia las calles del centro de manera autónoma, como una salida para enfrentar las casi nulas posibilidades de un trabajo formal. En el 2012 nuevamente el oficio fue reglamentado por el municipio.


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