Así fue cambiando el transporte de pasajeros en la región
Desde los comienzos, varias empresas encararon la compleja tarea interurbana. Repasamos sus detalles, recuerdos y la transformación que registró el servicio, comparado con el actual.
Hace exactamente 25 años se promocionaba en este diario el viejo “servicio diferencial” de la empresa Koko, equipado con baño, minibar, video, calefacción y aire acondicionado. El llamativo aviso, impensado para un viaje cualquiera en el 2019, despertó la curiosidad por conocer cómo se transformó el rubro en tantos años que lleva cruzando la región.
Para los que hoy pisan los 30 años de edad, los primeros viajes incluían butacas gruesas, recubiertas de cuerina negra y eran encabezados por la boletera plateada del chofer. Allí, guiados por el azar, los pasajeros buscaban el número capicúa de la suerte y también los refranes, que a veces terminaban convertidos en el recuerdos de alguna cita especial, para atesorar en la billetera.
Todo eso guardaba un simple boleto, impreso en frágil papel de colores.
Pero el tiempo pasó y no sólo desapareció esa tradición, de la mano de las tarjetas de pago recargables. También fueron mutando los colectivos, partiendo desde aquellas primeras líneas que surcaron el interior del país, trasladando a la región lo que ya se vivía hace décadas en las grandes ciudades.
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Varias empresas encararon la compleja tarea de movilizar a los pasajeros en el Alto Valle.
El sitio especializado BusArg lleva 20 años trabajando en el tema con información recabada en todo el país. Sobre esta zona recuerdan a:
“Alto Valle” en Neuquén:
“Almiró” y “La Cipoleña”, en Cipolletti:
“Siete Lagos”, “La Balsa” y “Los Hermanos”, en Roca:
“La Costa” en Allen:
“El Rápido”, rumbo a Choele Choel y Chimpay:
“Koko”, desde Allen:
La Cooperativa “El Valle”, desde Roca:
El Valle, una de las empresas más reconocidas a nivel nacional, según la catalogó BusArg, dio sus primeros pasos en Roca el 21 de enero de 1961, cuando el Estado nacional se desprendía del transporte de pasajeros.
Un grupo de trabajadores había quedado en la disyuntiva de aceptar una indemnización o agruparse y prestar esos servicios en forma independiente.
Inicialmente hicieron las líneas a Neuquén, Regina, Zapala, Piedra del Águila, con combinación a San Martín y Bariloche, Comallo, Jacobacci, para luego ampliar a otros destinos. Sus coches se diferenciaban por los colores: los de larga distancia eran blancos y los “de media”, azules.
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La mayoría de ellas no perduraron, algunas se fusionaron o pasaron a formar parte de otras firmas mucho más grandes, haciendo que el manejo del servicio se concentre hoy en pocas manos.
Desde los comienzos, con la antigua “Alto Valle”, allá por 1930, los modelos, accesorios y diseños fueron reformando a las unidades por dentro y por fuera, aportando comodidad, adornos o mejor funcionalidad a la estructura básica.
Circularon camionetas rurales, coches usados comprados a otras provincias y algunos encargados especialmente a las fábricas, como los que incluían el frente “patagónico”, con parabrisas resistente a las piedras que se levantaban en los caminos.
Cuando en 1994, Koko promocionó esos avances para su “servicio Diferencial”, un lujo para muchos usuarios de aquel entonces, lo hizo respaldada por otras tantas empresas que la acompañaron en el desafío, según explicaba la publicidad.
Nueve años después, en 2003, el balance era otro. El propio dueño Julio Kopprio, afirmaba que atravesaban “la peor crisis en la historia del transporte de pasajeros”, alejando aún más la posibilidad de sumar comodidades y apuntando el camino hacia la funcionalidad de los coches.
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Si de quejas se trata, siempre hubo. A la falta de frecuencias durante los primeros años, se sumaron las molestias por las tardanzas y la suciedad que presentaban algunas unidades, además del impacto del tiempo frío o caluroso, dependiendo la época del año.
Datos
- 114 personas
- La cantidad de pasajeros que viajaban parados en un colectivo que detuvieron en 2007. La capacidad era para sólo 33.
- 1998
- El año en que quebró Cooperativa El Valle. Una de las empresas más reconocidas en la región y también en el país.
Hoy, sin importar el servicio tipo urbano o interubano, expreso o común, más barato o más caro, se repiten las características: 31 asientos con un acolchado mínimo, dos espacios para el traslado de personas en sillas de ruedas, piso súper bajo, rampa para el acceso de personas con discapacidad, seguimiento por GPS y aire acondicionado, que no siempre funciona.
Lejos quedaron los banderines que colgaban los choferes, las viseras con flecos y hasta los apliques en acero inoxidable. Guardados quedan en la memoria los paseos de la infancia, con los pies colgando y las manos prendidas a la “manija”, que tenía atornillada el asiento de adelante.
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Alejandro Scartaccini, integrante del equipo de amigos que sostiene y alimenta ese sitio web, explicó que son “aficionados al transporte que allá por 1999 se les ocurrió armar un sitio para ver si a alguien podría interesarle el producto de nuestras investigaciones”.
“Lo hicimos para ‘ver si pasaba algo’ y ya llevamos casi 20 años en la web”, dijo con orgullo.
El staff se compone de investigadores históricos y otro grupo que hace el ‘trabajo de campo’, entrevistando transportistas y consiguiendo fotografías antiguas para alimentar la galería interactiva.
La amistad los une, en algunos casos, hace más de 25 años. “Quisimos hacer algo y que salga bien”, expresó. Su labor fue declarada de interés cultural por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
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