Asaltaron una inmobiliaria en pleno centro de Neuquén

NEUQUEN (AN)- «Tranquila, tranquila, esto es un asalto», dijo uno de los ladrones levantándose el pulóver y mostrando el arma que tenía en la cintura. Su cómplice cerró la puerta, se adelantó unos pasos y sacó otra arma. Encerraron a las tres mujeres que estaban en el negocio, les robaron dinero y huyeron.

El asalto se produjo el lunes en el centro de la ciudad y a pocas cuadras de la comisaría Primera. Minutos después de las 18, los ladrones ingresaron a la inmobiliaria Profili & Asociados y se llevaron alrededor de 3.000 pesos que estaban en las carteras de dos empleadas y una clienta. La mayor parte correspondía a salarios de las mujeres.

Los dos sujetos, cuyas edades oscilarían entre los 20 y 25 años, actuaron sin generar sospechas y con el rostro descubierto. Tocaron el timbre del negocio ubicado sobre calle Talero y lograron que les abrieran la puerta sin inconvenientes. «Estaban bien vestidos; parecían clientes», relató a «Río Negro» la mujer que apretó el botón del portero para permitirles el ingreso.

En menos de diez minutos, sustrajeron dinero de los escritorios que estaba destinado al pago de servicios de la inmobiliaria. Pero como la suma era pequeña, llevaron las carteras de las mujeres hasta donde las habían encerrado y las obligaron a entregarles efectivo. «Les dimos todos; es terrible sentir el hierro frío de un arma en el cuerpo», comentó una de la empleadas. En el lugar, también había computadoras y otros bienes pero los dejaron allí.

«Todo lo que teníamos era dinero nuestro porque habíamos cobrado y en la inmobiliaria no guardamos dinero», dijo. «A la clienta también le sacaron plata», agregó.

El joven que ingresó primero, mostró el arma que llevaba en la cintura. Luego la apoyó sobre el estómago de una de las dos empleadas que estaban atendiendo a la clienta. Su cómplice, amenazó a esta última que permanecía sentada y de espaldas a la puerta colocándole el arma en la nuca. La otra mujer, se quedó inmovilizada al advertir el asalto.

Sin quitarles las armas de encima, las pusieron con el rostro contra la pared y las empujaron por el pasillo hacia el fondo del negocio. Las encerraron bajo llave en una oficina utilizada como depósito. «Nos llevaron de una oficina a otra, hasta que encontraron el depósito donde no hay teléfono», relataron. «Tenían sogas y cinta de embalaje pero no nos ataron y por suerte tampoco nos lastimaron».

Cuando advirtieron que los ladrones habían escapado, las mujeres salieron por una ventana que da un patio interno y llamaron a la dueña del negocio, que luego comunicó el hecho a la policía.

Este nuevo robo, se suma a los cometidos en el transcurso de las últimas semanas en esta zona de la ciudad. En la mayoría de los casos, fueron afectados negocios y viviendas particulares.