Arroyo de la Ventana, el primer escalón de la meseta de Somuncura

Arroyo de la Ventana es el primer escalón a la meseta de Somuncura. Un pueblo con 80 habitantes que resurge con el esfuerzo de sus antiguos pobladores y nuevos pobladores: los que llegaron con el traslado obligado de su emplazamiento. Hace dos años un aluvión casi borra del mapa al poblado rural. Y hubo que construir uno nuevo, casi a la par, en una zona más elevada.

El paraje está a 67 kilómetros de Sierra Grande y se llega por la ruta provincial N° 5. El viaje es muy tranquilo y muestra de tanto en tanto establecimientos rurales y fauna autóctona. Las aves carroñeras llenan sus buches con las liebres y martinetas que no alcanzaron a cruzar la ruta antes de que pasara el vehículo. Una recomendación: estar alerta por algunos caballos sueltos.

Las serranías y la estepa definen el paisaje. Hasta que al fin del viaje irrumpe un oasis que llena de verde la mirada. Es que el pueblo está pegado al curso del arroyo, que así como brinda vida, también ha dado sinsabores.

Arroyo de la Ventana se instaló en los medios de todo el país tras una noche dramática. En la primera hora del 12 de abril del 2014, el curso de agua se desbordó y la creciente bajó desde la meseta de Somuncura con furia. En las casas todos dormían. Por fortuna no hubo víctimas, pero los pobladores estuvieron con el agua a la cintura durante 12 horas hasta que los rescataron. Algunos permanecieron en los techos, otros trepados a los árboles.

Darío Andrade hace 10 años que vive en Ventana y atiende la despensa de sus amigos Armando y Edu cada vez que viajan a Sierra Grande por trámites.

“Me vine por trabajo y me quedé. Uno se acostumbra, acá es re tranquilo y hay trabajo para rato”, dice. Luego señala la marca que dejó el agua en la pared, a unos 60 centímetros de altura.

La reconstrucción obliga a que dependencias del Estado como la sala de primeros auxilios y el destacamento policial funcionen en casillas rodantes, hasta que el pueblo se mude en unos meses.

Gerardo Arias es el único policía, vive con su familia y pide por “un refuerzo”. Tiene un móvil, se comunica por radio con la comisaría de Sierra Grande y asegura que la llegada de Internet mejoró mucho las comunicaciones. El Whatsapp “está a full” aquí.

El comisionado, Carlos El Hossen, quiere inaugurar el nuevo poblado en marzo. La comisión de fomento construye 17 viviendas y el IPPV otras 20. Todas tienen tanque de gas. La escuela 141 funciona en su nuevo edifico (el otro fue derrumbado por la corriente), también hay un bulevar con luminarias y una plaza.

postal profunda

Viejos pobladores:

Don Liempi, sobrevivió

En su casita precaria aún vive solo Etenio Liempi. Tiene 72 años y se salvó del aluvión porque su fuerza lo mantuvo parado, a pesar de los problemas en las piernas.

“El agua me llegaba acá”, dice y se señala el cuello. Contó que tapó la cocina y la mesa flotaba. Él apiló unos bancos y se quedó hasta el mediodía. Salió con dos palos de leña que usó como bastones. “Sentía hambre y frío, estaba mojado pero nos salvamos”, cuenta. “No creo que venga otra creciente. Es mi casa y estoy acostumbrado”.

Los nuevos que apostaron por el lugar

La familia Barúa de Sierra Grande quiso sumarse a la reconstrucción de Ventana y apostar al lugar de cero. Desde hace un año construyen un vivero y forestan el área.

El comisionado de fomento, Carlos El Hossen, les cedió una parcela y comenzaron la tarea “a pulso y corazón”, señalan.

Carlos Barúa contó que con su hermano Néstor y su padre Victorino, emprendieron la tarea de construir de cero, en medio de la nada. “Esto era todo campo y ya empezamos a forestar, nos cedieron el terreno con la condición que hagamos algo productivo y en eso estamos”, expresaron.

El predio está al lado de la escuela en el nuevo pueblo. Solo les falta el agua para mejorar las plantaciones porque hasta ahora la acarrean para poder regar.