Aromas, colores y sabores

Recorrer El Bolsón, El Hoyo, Lago Puelo y Epuyén en verano es una experiencia ideal para disfrutar con todos los sentidos. Los frutos frescos, una tentación.

Con aires del lejano sur, los valles intermontanos de El Bolsón, El Hoyo, Lago Puelo y Epuyén aparecen reverdecidos y con sus chacras en plena cosecha de frutas finas, que sorprenden con sus colores, aromas y sabores. Frambuesas, frutillas, cerezas, boysemberries, guindas, cassis, corintos, arándanos y grosellas forman parte de la oferta que se puede degustar a cada paso y que se transforman luego en tartas y tortas, jugos y licuados naturales, toda la variedad de helados artesanales y, si lo prefiere, daikiris y otros tragos para una noche en pareja o entre amigos. Para un atardecer mirando el sol perderse detrás de las cumbres, hay que sumar también al champán de sauco y la especialidad del lugar: las cervezas artesanales hechas con lúpulo propio y con sellos distintivos que incluyen rubias, rojas y negras, con distintos saborizados y ahumados. Al bello paisaje cordillerano, con los matices coloridos que lo destacan, se suma el trabajo del hombre en las más variadas actividades, que han ido creando servicios, comercio y producción orgánica y artesanal para satisfacer toda clase de demandas. En esta época del año, la zona ofrece pesca, canotaje, rafting, ciclismo, trekking, campamentismo, andinismo, aerobismo y parapentismo. Los veleros en Puerto Patriada (lago Epuyén) y el buceo en lago Puelo son parte de las novedades para esta temporada. Un paseo por la mística feria de la plaza Pagano de El Bolsón se puede complementar por la tarde con una visita a las granjas artesanales del Camino de los Nogales, Mallín Ahogado, Las Golondrinas, El Hoyo y Epuyén. Por allí aparecen también los cultivos de plantas aromáticas y medicinales y la cría de animales, truchas, viveros y apicultura. Se suman agroindustrias lácteas, la elaboración de bebidas, dulces y conservas. Todo ello sin olvidar el desarrollo de las energías eólicas y solar y de numerosas terapias y medicinas alternativas. Siempre la feria Quien pase por El Bolsón no puede dejar de visitar la feria artesanal, con su policromático despliegue de más de 400 puestos en torno a la plaza Pagano y con su infinidad de variedades en todos los materiales: lanas, flores secas, maderas, pinturas, cueros, metales, telas, cuchillos forjados a mano, velas de distintos tamaños y perfumes exquisitos. También exponen allí los productores regionales que venden sus dulces, verduras y frutas recién cosechadas, quesos y cervezas caseras de todos los gustos. Se agrega un patio de comidas y una gran variedad de espectáculos artísticos y musicales. La feria ya tiene clima de verano y ofrece su despliegue característico de colores y bazar del mundo con sus personajes únicos. Se puede visitar los días martes, jueves y sábados desde las 10 y hasta las 18. Los domingos y feriados también aparecen algunos artesanos. Un museo muy particular El Museo de Piedras Patagónicas se encuentra sobre el circuito de Mallín Ahogado, a 13 kilómetros de El Bolsón, y está constituido por especímenes de notable rareza mineralógica y belleza, exclusivos y únicos en el mundo, exhibidos tanto al natural como cortados y pulidos. La entrada tiene un costo de $ 15 que se destinan a su mantenimiento y desarrollo. Está abierto todos los días del año, de 11 a 20. En el paseo podrá apreciar 18 meteoritos, incluyendo especímenes metálicos, pétreos y mesosideritos. También el parque temático geológico, constituido por rocas y minerales de las distintas regiones de la Patagonia, seleccionadas con un criterio estético y paisajístico, acomodadas sobre maderas de la región dando un encuadre natural acorde con el paisaje de inigualable belleza. Se agrega un sector dedicado exclusivamente a la Comarca Andina, donde se propone al visitante un viaje al pasado geológico de la región contado a través de sus rocas. Comienza por la acreción del bloque continental de Patagonia al sur del entonces supercontinente de Gondwana a fines del Paleozoico. “Las distintas rocas van mostrando cada etapa de su historia geológica, incluyendo el orógeno andino, los arcos volcánicos del Terciario y la formación de la cuenca Ñirihuau-El Bolsón”, explican los propietarios, Eduardo e Isabel Lucio. La foto imperdible es junto a la pirámide andina, destinada a “propiciar un encuentro emocional con la naturaleza en sus distintas expresiones, ya que todo el conjunto representa la génesis del universo y sus mensajes para la vida en un desarrollo espiritual”. Anexo al museo hay un sector en donde se ofrecen a la venta especímenes minerales al natural tanto como todo el material cortado, pulido y tallado que surge del taller propio de lapidación. Aparecen allí cristales de cuarzo, amatistas, jaspes, ágatas, celestinas, baritinas, thundereggs, obsidianas, ópalos, cornalinas, calcitas, fluoritas, olivinos, aragonitos, calcedonias, hialitas; más geodas de ópalo, de jaspe rojo y de cristales de cuarzo. Dentro de los pulidos, se ofrecen gemas engarzadas o para engarzar, tallas artísticas, murales, lámparas, fuentes de agua, relojes, cajas y todo lo que se puede crear a partir de la piedra. El dato Abrió Lago Puelo Chocolates en el ingreso a la villa turística. Ofrece una variedad imperdible de helados artesanales con sabores regionales. No olvide llevar además chocolates rellenos con licor y frutas finas. Queda de pasada hacia el Parque Nacional Lago Puelo. (AEB)

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