Argentina y los peligros de internet: ¿zona liberada?

Juan Moratto*

Siempre hubo niños explotados sexualmente, pero la potencia de internet multiplica hoy el fenómeno al infinito. El grooming es la punta de un iceberg de organizaciones criminales de riesgo similar al del terrorismo o la droga.


La pornografía infantil, un término que condenamos como inmoral y repugnante, es diferente al abuso sexual de menores, la pedofilia y demás tipos de acosos criminales. ¿Internet aumentó el tráfico de este tipo de material? ¿Aumentó la cantidad de pedófilos en nuestra sociedad? ¿El Estado Argentino cuida las redes sociales para prevenir estos delitos?

Días atrás, el Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU. (DHS) daba una orden de detención a un médico del hospital Garrahan por pornografía infantil haciendo quedar en ridículo a nuestras “fuerzas de seguridad”.

Facebook, una empresa privada, alertó a nuestros propios organismos de seguridad la detección de tráfico de imágenes de pornografía infantil en varias localidades de Neuquén, antes de que nuestras fuerzas se dieran por enteradas.

Argentina demostró que su infraestructura de seguridad no sirve. No podemos detectar siquiera los ciberdelitos que ocurren dentro de nuestras fronteras, menos aún los que se gestan en el contexto internacional contra nuestra sociedad.

La ley 26904 del Código Penal condena solo hasta cuatro años de prisión a quien lleve a cabo grooming. La ley 23849 (Convención sobre los Derechos del Niño), elaborada por la ONU y adherida por nuestras cámaras, tratando esta problemática como si el niño fuera un adulto (protección contra acciones sexuales ilegales, explotación pornográfica y demás). La ley 26601 (derechos del menor) tiene el mismo espíritu que la 23849, siendo más pobre en contenidos.

Ninguna de las leyes mencionadas expresan la instauración de un sistema de inteligencia activa policial interior y exterior para prevenir proactivamente la comisión de cualquier tipo de delitos sobre los menores de 18 años, monitoreando los 365 días del año correos electrónicos, redes sociales, redes de comunicación nacionales e internacionales.

Los delitos que se producen a través de internet son muy amplios, alguno de ellos:

Cyberbulling o ciberacoso: una agresión que causa daño de manera repetitiva, deliberada y hostil. Similar al bullying, con el agravante de que la víctima no tiene refugio donde protegerse de la agresión ya que su hogar no impide la agresión.

Grooming: conjunto de estrategias que una persona adulta realiza para ganarse la confianza de un niño, niña o adolescente, con el propósito de abusar o explotar sexualmente de él o ella. El adulto crea un perfil falso en una red social o foro y, usualmente, se hace pasar por un menor compatible con la víctima.

Sexting: envío o recepción de contenido. Se intercambian imágenes y videos sexuales a través de mensajes, redes sociales, e-mail. Es similar al intercambio de pornografía.

Sextortion: forma de extorsión en la que se chantajea a una persona por medio de una imagen/video de sí misma desnuda, compartida a través de internet. La víctima es coaccionada a ejecutar acciones que den gratificación sexual al delincuente.

Phishing: estafadores que envían mensajes de texto, e-mail o pop-ups falsos para conseguir que las personas revelen su información personal o bancaria.

Terrorismo (enrolamiento ideológico): mecanismo de subyugación que se emplea para adoctrinar individuos en un determinado medio social a través de internet, empleando publicaciones en formato digital, chats, blogs y luego instrucciones para el accionar delictivo.

Flaming (denominados “trolls”): mensajes de apariencia normal con la intensión de persuadir ideológicamente a la sociedad. Utiliza elementos como disgustar y ofender a los miembros de la comunidad, incluyendo insultos que dañan la moral pública (daño moral). Su accionar abarca: actividades políticas, religiosas, morales, éticas. Se realizan siempre a través de forma anónima (The Observer (2011), Londres, Donatch MIT Media Labs Identity and deception in virtual communities).

¿Internet es la causal de imágenes de abuso infantil? ¿Creó una demanda que antes no existía?

Definitivamente no. Los niños fueron explotados sexualmente mucho antes del advenimiento de las redes sociales. Internet permite la obtención de imágenes pornográficas con mucha mayor facilidad, a bajo costo o gratis y garantiza el carácter anónimo de quien la provee y quien la consume.

Esto causa una doble vulnerabilidad: pornografía infantil y grooming, agravado por la falta de medidas proactivas de protección, y el anonimato que encubre a los principales criminales.


Los análisis de la UN-Agency of Drugs and Crime han mostrado que el grooming es practicado por delincuentes masculinos o femeninos, sobre objetivos masculinos y femeninos menores de edad o adolescentes, homo o heterosexuales.


El grooming es extorsivo y prende con mucha facilidad en las mentes de infantes y adolescentes. Se los incentiva gradualmente a revelar mediante fotografías sus partes íntimas y luego se los amenaza de la publicación de las mismas en las redes sociales, a sus padres y en su colegio.

Es importante tener en cuenta que el victimario trabaja con la colaboración de la víctima: la víctima puede bloquear al delincuente, contarles a sus padres o adultos y, peor aún, muchas veces el menor sabe o intuye que no está dialogando con un par, sino con un adulto, masculino o femenino.

Los análisis de la UN-Agency of Drugs and Crime han mostrado que el grooming es practicado por delincuentes masculinos o femeninos, sobre objetivos masculinos y femeninos menores de edad o adolescentes, homo o heterosexuales.

La potencia de internet garantiza multiplicar el fenómeno infinitamente más rápido que por los medios existentes hace 30 años.

El grooming es la punta de un iceberg que encubre organizaciones criminales de riesgo similar al del terrorismo o la droga y en este momento pueden estar entrando en su propia casa: su celular, su tablet y cualquier equipo electrónico con una cámara y conectado a internet.

Su privacidad está en juego, en sus manos reside el control del uso de internet de sus hijos. Nadie más se hará cargo de este problema, al menos hasta que sea demasiado tarde.

*Licenciado y consultor en Seguridad; perito judicial (TSJ), Neuquén, matrícula Nº 1


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