Argentina: es ahora o nunca

Se deben tomar medidas rápidas para evitar que la crisis macroeconómica limite el potencial exportador.

Por José Luis Sureda (*)

El nuevo gobierno no solo tendrá que lidiar con la macroeconomía, sino también con la presión de poner en valor los, desde el punto de vista económico, infinitos recursos que yacen en Vaca Muerta. Tanto en petróleo como en gas natural.

La relación entre aquel gran problema y esta enorme oportunidad es directa y de ida y vuelta. La macroeconomía es una amenaza al desarrollo de esta fenomenal roca, pero también es una vía de exportación que, sin pretender sobre estimarla, puede contribuir a la solución de aquel gran problema estructural.

El desarrollo de Vaca Muerta no depende solamente de nosotros. Depende, y en no menor medida, de la oferta agregada de largo plazo de otras fuentes de hidrocarburos que son emergentes, como las de África, o Guyana, por citar algunos ejemplos.


No solamente de los costos de explotación de esos recursos sino también de la distancia entre los mismos y los grandes centros de demanda, especialmente los de Asia.


Vaca Muerta necesitará explotar al máximo sus ventajas comparativas en términos de productividad, tener un marco regulatorio que la ponga en un pie de igualdad con sus competidores, incluyendo la cuestión impositiva.

En el segmento del gas natural, Vaca Muerta es un caso especial a nivel mundial porque constituye una enorme oferta potencial en un país donde el gas natural aporta el 50% de toda la energía que consumimos los argentinos. El mercado argentino de gas natural tiene el mismo orden de magnitud que el de Italia, o el de España, para citar apenas algunos ejemplos.


Argentina deberá desarrollar un plan nacional para incentivar la exploración de recursos convencionales y la recuperación terciaria. Un plan que necesariamente deberá ser confeccionado entre la Nación y las provincias, sin que se vulneren las jurisdicciones.


Una oferta estable de recursos convencionales que se mantenga como una base importante a través del tiempo aliviará la tarea de Vaca Muerta de abastecer la demanda local y la internacional. Aunque todas las fuentes podrán participar de las exportaciones mediante los arreglos correspondientes.


La convivencia de un proyecto exportador con una demanda doméstica grande y con grandes desequilibrios estacionales es todo un desafío. Y si este desafío se plantea en un ambiente macroeconómico difícil, el desafío es mayor aún.


Pero, en cualquier caso, para poder explotar el gas de Vaca Muerta, Argentina debe “cambiar la cabeza” y tomar un rol agresivamente exportador y debe hacerlo rápidamente.


Sabemos que, en ausencia de fallas regulatorias groseras, si nos convertimos en fuertes exportadores la paridad de exportación marcará el precio interno. Y la paridad de exportación es el menor precio posible que garantiza la oferta marginal de largo plazo.

El precio del petróleo es transparente y formado por la interacción entre numerosos oferentes y demandantes.
En el caso del gas natural, no hay un solo precio a nivel mundial. Es que todavía este energético está transitando desde una posición inicial de recurso local, a regional y, quizás mañana, global. Serán los mercados accesibles al gas de Vaca Muerta los que determinen el precio en el mercado doméstico, una vez descontados los fletes desde el punto de destino al de origen.


Esta paridad de exportación podrá ser mas o menos volátil. Según los mercados accesibles a Vaca Muerta, el precio podrá subir o bajar mucho dependiendo de factores ajenos a nuestro control.

Segmentar el mercado interno del mercado de exportación es una fuerte tentación, pero habrá que elegir la forma de atemperar esos saltos de un modo tal que no resulte inhibido el proceso inversor.

El financiamiento de las enormes sumas de dinero que supone el desarrollo de Vaca Muerta, tanto en petróleo como en gas, medido en muchos miles de millones de dólares, exige la libre disponibilidad de las divisas no solo para hacer frente a los costos financieros, sino también para pagar los bienes y servicios que deberán importarse y la necesaria remesa de dividendos a los accionistas, cuando los haya. Sin la libre circulación de divisas no habrá desarrollo de Vaca Muerta.


Para poder competir internacionalmente, Vaca Muerta deberá contar con estabilidad fiscal nacional, provincial y municipal. Y con un régimen laboral que no penalice a los proyectos de desarrollo, sin que esto suponga un deterioro en el ingreso de los trabajadores.

Sin dudas la tarea que le espera al nuevo gobierno es enorme e impostergable. Casi tanto como las oportunidades que de aquella derivan.

(*) El autor es ingeniero Químico y en Petróleo. Fue secretario de Hidrocarburos de la Nación entre diciembre de 2015 y noviembre de 2017.


Por José Luis Sureda (*)

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