Aprendizajes del operativo “Punzar”
El descubrimiento de la banda que robaba petróleo, lo refinaba y lo vendía dejó más que una historia. Una fatalidad fue la chispa que puso a la organización criminal bajo la lupa.
Si bien no es la primera vez que nos enteramos de robos de petróleo crudo o gasolinas de ductos, la Operación Punzar nos sorprendió por su alcance, procesos, integración y despliegue.
Se logró desbaratar una banda que se dedicaba a contrabandear crudo, refinarlo y comercializarlo. No eran improvisados. Alta planificación y ejecución. Modus Operandi: robaban crudo “punzando” oleoductos, lo trasladan en camiones camuflados con el logo de YPF a una destilería trucha y una vez refinado vendían el combustible en el mercado negro.
Esta experiencia nos permite analizar cuáles han sido las habilidades para desarrollar toda esta maniobra del petróleo clandestino y los puntos débiles por los cuales cayó la banda.
Seguridad e Integridad: uno de los descuidos de la banda fue la seguridad: una “fatalidad” (término desterrado por la industria en los ‘80 y reemplazado por el concepto que el 100% de los accidentes son evitables) puso a la organización criminal bajo la lupa: una explosión e incendio dejaron malherido a uno de los hombres que tenían como misión la extracción de petróleo.
El sospechoso murió después de estar internado 48 horas con quemaduras. Esto originó la investigación hace 6 meses que permitió la captura de la banda. La explosión ocurrió el 2 de febrero en Coronel Dorrego, donde la banda criminal intentaba robar crudo en un oleoducto de YPF.
En números
- 5.000.000
- de dólares anuales es la estimación de lo que recaudó la organización criminal con el robo y refinado de petróleo.
Ambiente: Delitos Ambientales de la Policía Federal encabezó la investigación que puso al descubierto la red que en la planta clandestina vertían sus desechos en la Cuenca Matanza-Riachuelo y esto alertó a los vecinos hoy tan sensibilizados en cuestiones ambientales.
Confidencialidad: aspecto tan delicado en las organizaciones y que una transgresión no suele ser gravemente castigada por la ley y la justicia ni por la conducción en nuestro país. Ambos equipos funcionaron sin delatarse; tanto en la investigación como la banda criminal no hubo “fugas” ni filtraciones.
Planificación, Ejecución y Know How: procesos pensados, diseñados y llevados a la práctica meticulosamente: “Fue desarticulada toda la cadena de responsabilidad de distintos niveles y roles dentro de la organización: desde el capitalista, el financista y distintos estamentos que se dedicaban a refinar este producto, quienes lo comercializaban y efectuaban las pinchaduras de los oleoductos”. A la rueda de la calidad le faltaron los engranajes de control y mejora continua.
Mercado, Marketing y Segmentación: hay demandas a las que no les interesa el “branding”, ni la formalidad, sino solo el precio y calidad suficiente. A ese nicho apuntaron certeramente, emulando además a la competencia: “Logré el color y las burbujas de la Euro” (Premium de YPF).
Recursos Humanos: existieron sendas falencias que pusieron en riesgo ambas estructuras: uno de los detenidos, puede ser definido como un “empleado infiel”, trabajaba para YPF en Neuquén y en la banda, los antecedentes penales de uno de los integrantes despertó alarmas que terminaron con el desmantelamiento de la planta clandestina y subsidiarias.
Trabajo en Equipo: la clave del éxito fue la comunión de esfuerzos entre fiscalía, policía y la compañía.
Auditorías y Controles: sin dudas el punto más flojo de la pandilla, de los privados y del Estado. La ineficacia de estos procesos permitió que operase tanto tiempo la organización y el motivo por el que fue desbaratada. Hace más de 20 años existen trazadores moleculares israelíes que identifican los combustibles como una huella digital. Un control con esta trazabilidad hubiese bastado.
Integración Vertical: la imposibilidad de transferir riesgos en nuestro país, tanto en lo impositivo, como en lo laboral o ambiental promueve la unificación del negocio.
Expectativas y Riesgos: avanzar en un proyecto depende de la balanza entre asumir riesgos y los beneficios esperados. En un país con una carga impositiva exorbitante y una justicia tan laxa, la tentación de la clandestinidad es enorme y la informalidad no llama la atención. Se sospecha que el grupo obtuvo ganancias de US$ 5 millones anuales mientras que los castigos serán benévolos. Tan es así que el principal acusado tiene pendiente una condena de diez años de prisión.
Hemos aprendido que un detalle (Devil is in details: La banda no quería dejar ningún detalle librado al azar) o un descuido puede malograr una operación. “Una pequeña impaciencia puede arruinar un gran proyecto” le atribuyen a Confusio. El talón de Aquiles de la banda, así como lo fueron los impuestos para Al Capone, terminaron siendo el descuido ambiental y una falla en la seguridad: dos de los aspectos que prioriza la industria hidrocarburífera y por ello ¡debemos minimizar el impacto al ambiente e intensificar el cuidado de nuestros trabajadores!
“Ladrón no es aquél que roba, sino el que se deja agarrar”, sentencia Roberto Lozano, alias Chayo, cerebro del golpe contra la sucursal de Valledupar del Banco de Colombia en El Robo del Siglo: “somos ladrones sofisticados, no matones”. “Tú conoces el negocio y yo conozco la química” nos recordaba la división de tareas, Walter White alias Heisenberg, en Breaking Bad. Inspirados en esta trama “Punzar” o en las series de Netflix aparecerán nuevos episodios y temporadas con innovadores aprendizajes y lecciones también para nuestra industria.
(*) El autor es ingeniero y es un exsecretario de Energía de Neuquén.
Si bien no es la primera vez que nos enteramos de robos de petróleo crudo o gasolinas de ductos, la Operación Punzar nos sorprendió por su alcance, procesos, integración y despliegue.
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