Aprender a leer y escribir en pandemia: el impacto de la virtualidad en escuelas de Roca

La educación primaria atraviesa una prueba de fuego en la vuelta a las aulas. El desafío de alfabetizar y dotar de herramientas básicas a los niños costó el doble para docentes, familias, alumnos y directivos. La “discontinuidad pedagógica” se palpa.

Hay realidades de las más diversas en la escuela pública y sin dudas el 2020, la virtualidad forzada generó un sinfín de dificultades y desafíos: uno de ellos fue enseñar y aprender a leer y escribir, lejos del aula y de los maestros. ¿Cómo fue para las familias, los maestros y los directivos cumplir con esa misión? ¿Y con qué realidad se toparon al reencontrarse en la presencialidad plena?

Los testimonios de familias que tuvieron un arduo trabajo hacia adentro son cruciales. LA COMUNA consultó a madres de alumnos de escuelas 289 y 357, de Noroeste y barrio Nuevo. Allí la realidad fue y sigue siendo muy adversa. La carencia de internet en el hogar y dispositivos fue muy común y el retroceso o discontinuidad en el aprendizaje, también.

Erika, madre de un alumno de 4° grado la Escuela 289, contó que -a pesar del gran acompañamiento de la maestra- su hijo experimentó un “retraso” en el aprendizaje, según sus propias palabras. “Él escribía y leía bien, pero tuvo un retraso en la escritura el año pasado con la pandemia. En casa lo ayudamos y apoyamos bastante para que no le afloje, con la compañía de la maestra todo el año. La maestra lo llamaba, lo hacía leer por videollamada. Ahora esta bien”, comentó la mujer. Además, en su casa no había internet. Tuvieron que juntar dinero para pagarlo. “Fue un esfuerzo”.

María, madre de dos niñas de 1° y 3° grado de la Escuela 357, contó que su hija menor no pudo hacer el jardín de 5. “A mi nena de 1° grado le ha costado mucho el aprendizaje. No hizo el jardín durante la pandemia. La menor aprendió a escribir su nombre y algunas palabras. La mayor ya aprendió a sumar y restar”, comentó.

“Mi hijo tiene compañeros que todavía no aprenden a leer y les cuesta mucho escribir”, agregó Erika de Noroeste. “Hay chicos que están pasando de grado sin saber nada. En 6° y 7° todavía no están al nivel del resto de los compañeros. No saben interpretar las actividades ni resolver. Conozco chicos que salieron de la escuela primaria y no están haciendo la secundaria porque no aprendieron nada”, explicó.

La educación primaria es la base para la alfabetización. Foto: Juan Thomes

“La lecto escritura es un proceso complejo, que se desarrolla a lo largo de toda la escolaridad y de la vida. El primer ciclo es en el que trabajamos la alfabetización inicial”, opinó Silvina Lorca, vicedirectora de la Escuela 32. En la virtualidad fue más complejo, más “difícil” aprender a leer y escribir.

Desde la escuela céntrica, por ejemplo, plantearon un esquema de clases virtuales semanales y luego se trabajó en forma individual con cada alumno mediante videollamadas o trabajos fotocopiados, con explicaciones para el chico y alguien de la familia.

La vicedirectora del turno tarde, Florencia Bonilla, explicó que la clave fue trabajar interdisciplinariamente entre docentes, grados y turnos. “Lo vincular y la comunicación fueron propósitos prioritarios dentro de la institución en 2020 ya que si no estaba lo vincular bien afianzado, lo pedagógico se hacía más difícil”, explicó.

Ahora, siguen retomando contenidos prioritarios para la lectoescritura, para que queden bien afianzados y así seguir profundizando. “Con la presencialidad plena se volvieron a encontrar los grupos con indicadores que dejaron ver las dificultades (…) vergüenza, falta de interés o de voluntad para unificar las burbujas. Por eso tuvimos que trabajar en un proyecto de convivencia”, comentó.

En la Escuela 317, en la zona de las 250 Viviendas, el nivel de conectividad entre los estudiantes es del 40%. Durante todo el periodo de virtualidad, desde ese colegio tuvieron que armar cuadernillos para entregar junto a los módulos alimentarios.

Todos los contenidos que habitual e históricamente se han tomado en el diseño curricular, no han podido ser abordados. Recuperar todos esos contenidos, de acuerdo a cada institución, va a demandar entre tres, cuatro y hasta cinco años”, opinó Carlos Tolosa, maestro y director de ese colegio que ahora está ocupando las horas de talleres para reforzar las trayectorias educativas.

Comentó que lo que se espera, según la curricula vigente, es que el chico de 1° grado trabaje la lectoescritura, es decir, que “salga alfabetizado”, pero hay chicos que están con la etapa previa, como el aprendizaje silábico con valor sonoro, con lo cual llevará más tiempo.

“En los primeros años hubo dificultad. Siempre desde jardín se enseñó a compartir y con la virtualidad se empezó a trabajar sin contacto, por burbujas y de manera individual”, analizó el director. “Aspiramos a recuperar esos contenidos cognitivos si se cuenta con la continuidad pedagógica. Tenemos que trabajar para que cada estudiante tenga un plato de comida y sobre todo que respetemos sus tiempos”, concluyó Tolosa.

Se debe priorizar qué es lo más importante. Meterles contenido a los alumnos como si fueran ladrillos o respetar los tiempos de cada uno”

Carlos Tolosa, director Escuela 317

En la Escuela 357 de barrio Nuevo, si bien se sigue trabajando en la recuperación de contenidos, el equipo docente se mantiene preocupado por el gran “desfasaje” que existe entre los estudiantes debido a la poca conectividad y acceso tecnológico. Es por eso que el regreso a las aulas, resultó un alivio para este establecimiento donde hace un tiempo las asistencias es una variable que viene en caída.

“La idea es que llevemos adelante un trabajo más integral para atender las necesidades de los chicos”, explicó Enrique Coronel, director de esa escuela. Además, aseguró que es necesario articular entre los distintos niveles, primario y secundario para trabajar en achicar las brechas educativas.

Es fundamental que se conozca la realidad del nivel anterior para achicar la brecha entre la educación primaria y secundaria”

Enrique Coronel, director Escuela Primaria 357
La Escuela 317 entregó módulos alimentarios y cuadernillos en la virtualidad. Foto: Juan Thomes

Desde la Escuela 364 de barrio La Barda, la directora Cristina Araneda y la vicedirectora Miriam Caro, comentaron que la presencialidad es fundamental en la alfabetización de las personas y que en la virtualidad no todos lograron aprender.

“El año pasado que estuvimos en la virtualidad hubo muchos contenidos que no se pudieron abordar, esto por muchas razones, la más importante fue la falta de conectividad, de celulares y/o computadoras”, comentaron.

En la virtualidad, hubo algunos niños que si lograron una alfabetización, pero no todos, ya que hubo muchos inconvenientes”

Cristina Araneda, directora Escuela 364

En 2021 cambió y pudieron trabajar junto a los niños, favoreciendo el intercambio desde la oralidad, la acción permanente frente a nuevos aprendizajes, la socialización con sus compañeros. “En cuanto a los contenidos, tuvimos que adecuarlos según la trayectoria de cada niño”, comentaron desde el equipo directivo.


Maestros y docentes, artífices del desafío


Lo imprescindible, fueron las estrategias y el arte de los docentes no solo para lograr la comunicación sino también para enseñar.

Liliana Acuña, maestra de la Escuela 38 de 7° grado del área Matemática, comentó que en su caso, en la virtualidad, optó por tomar los temas principales y básicos para trabajar en los trabajos prácticos que llevaba a cada casa.

“Se tomaron los temas fundamentales, abordados de manera tradicional para poder trabajar con el acompañamiento de los padres”, comentó.

“En primaria se está trabajando en pos de mejorar los procesos de enseñanza. Este año, a pesar de todo lo que pasó, se está tratando de llegar a los contenidos estipulados para cada grado”, aseguró. Los docentes evalúan cómo ir mejorando de acuerdo a las formas que disponen partiendo de las dificultades para transformarlas en recursos.

“En la escuela, hay papás que no tienen la primaria”


Algunas madres entrevistadas, destacaron que no todo se trató de una simple elección de “ayudar” a los hijos a estudiar en casa o de asumir una responsabilidad parental, sino que hay situaciones donde esas personas no tenían las condiciones por falta de estudios y de esta forma era difícil acompañar.

“En la escuela hay papas que no saben leer ni escribir y eso genera impotencia, porque ellos no pueden ayudar a los hijos”, contó Nancy, madre de una nena de 3er grado de la Escuela 357. En su caso, ella puso un pizarrón en su casa y montó un aula en la casa para su hija, pero pudo hacerlo porque tuvo la “suerte” de haber hecho el primario y secundario, mientras que otros no llegaron a ese nivel.

Yo puse un pizarron en mi casa, compré tiza y le explicaba a mi hija. Yo tuve la suerte de poder estudiar y tengo una muy buena base del primario”

Nancy, madre 3° Escuela 357

“Antes la escuela era más exigente y se estudiaba un poco mas, entonces pude ayudar a mi hija, hice lo mas que pude. Ese era el trabajo de los padres, apoyar un poco a los maestros, a la educación, porque todos nos vimos afectados por esto, pero también entiendo que hay papas que nunca fueron a la escuela primaria ni secundaria o casos en los que no tenían celular y computadora, eso complicó a los chicos”, expresó la mujer.

Egresados

1453
egresados de primarias públicas hubo en 2020 (pandemia) en Roca, según datos del SAGE.
280
egresados de primarias privadas hubo en 2020 (pandemia) en Roca, según datos del SAGE.

6,7%
creció la cantidad de egresados en escuelas primarias de Roca de 2019 a 2020, según datos oficiales



Hay realidades de las más diversas en la escuela pública y sin dudas el 2020, la virtualidad forzada generó un sinfín de dificultades y desafíos: uno de ellos fue enseñar y aprender a leer y escribir, lejos del aula y de los maestros. ¿Cómo fue para las familias, los maestros y los directivos cumplir con esa misión? ¿Y con qué realidad se toparon al reencontrarse en la presencialidad plena?

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