Apenas un alivio

La cumbre de Sharm el Sheikh logró «salvar a Oriente Medio del abismo», en palabras del secretario general de la ONU, Kofi Annan, aunque nadie sabe hasta cuándo.

El acuerdo restablece, al menos en teoría, la situación tal y como estaba antes de que el pasado 28 de septiembre comenzara el levantamiento palestino, desatado tras la visita del líder de la derecha israelí, Ariel Sharon, a la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén.

Pero el pacto, conseguido tras 24 horas de negociaciones durísimas entre las siete delegaciones que en muchos momentos amenazaron con irse al traste, ya recibe críticas. El propio Bill Clinton, advertía al término de la reunión que «tendremos que trabajar duro, ya que tenemos por delante un periodo muy crítico».

Pese a las declaraciones de buena voluntad, la desconfianza entre palestinos e israelíes es enorme y sólo el poder personal de persuasión de mediadores como Clinton o Annan permitió que Arafat y Barak -que no llegaron nunca a dirigirse la palabra directamente- accedieran a darse la mano brevemente en dos ocasiones.

Los próximos días serán vitales para decidir si la cumbre puso verdaderamente fin a la crisis más grave en Oriente Medio desde hace siete años o fue sólo un paréntesis en un enfrentamiento que amenaza radicalizarse rápidamente.

Arafat fue recibido por manifestaciones de los grupos palestinos radicales como Hamas y Yihad Islámica, con un gran apoyo popular y que, opuestos a cualquier pacto con Israel, están decididos a seguir con la violencia. Incluso parte de sus seguidores rechazaron el pacto.

Barak tampoco lo tiene fácil, con una derecha política de «halcones» que cobró alas con la crisis. A fin de mes retoma sus sesiones la «Kneset» (Parlamento) israelí, donde su gobierno está en abrumadora minoría de 30 diputados sobre 120 escaños. La derecha y Ariel Sharon no dudarán en abalanzarse sobre Barak, cuya popularidad ha caído en picada, y tratar de convocar elecciones anticipadas. (EFE)