Aniversario de Bariloche: la vista puesta en el futuro
El intendente Gustavo Gennuso navega en una áspera coyuntura pero sin resignar el objetivo de repensar la ciudad para los próximos 30 años. Un aniversario atípico, con festejo virtual.
La crisis provocada por la pandemia dejará marcas, cambios de hábito y en lo económico una cuesta muy ardua de remontar. Para el intendente Gustavo Gennuso, que inició su segundo mandato hace algo más de cuatro meses, las exigencias de la gestión se reparten entre tramitar el áspero presente y acertar también en las decisiones que permitan configurar el futuro menos traumático que sea posible.
Invap diseña reactores nucleares por teletrabajo
Sabe que el desempleo ya comenzó a hacer estragos y que los motores del turismo, esenciales para la ciudad, van a tardar en encenderse. El cumpleaños 118 de Bariloche lo encuentra inmerso en esa enorme tarea, que lo ocupa a tiempo completo.
“Las metas que teníamos para este segundo gobierno por supuesto que cambiaron, como cambió en todo el mundo –afirmó–. Las obras públicas se van a postergar, por ejemplo las que estaban atadas a la ecotasa. Las arcas municipales ya comenzaron a sufrir. La caída de recaudación es obvia. Es inevitable que los servicios también se vean afectados en algún punto. Son cuestiones para ver día a día”.
Gennuso habló varias veces durante su primer gobierno de no enfrascarse sólo en la administración del corto plazo sino también en dedicar tiempo y energía “a pensar el Bariloche de los próximos 30 años”. En medio de la pandemia, dijo que esa perspectiva no cambió y sigue con la mira puesta en el largo plazo, porque la sustentabilidad económica a futuro no se puede desatender.
Sobre el ida y vuelta que tiene con los barilochenses, el intendente sostuvo que en general recibe expresiones “de mucha preocupación, pero también de solidaridad”. Aseguró que “la gente entiende que esto no estaba en ningún manual y hay que resolverlo todos los días”.
Desde el municipio, dijo, responden un promedio de 2.000 mensajes diarios que llegan por redes. “En su mayoría son cuestiones de trabajo, también por traslados, que son muy acuciantes. No tanto por entrega de alimentos –especificó–. Saben que estamos sobrellevando una ola que nos vino y que nadie esperaba”.
Festejos archivados
Bariloche no está para celebraciones y la comunidad local (el turismo también) ya lo experimentó con la suspensión de la Fiesta del Chocolate, a mediados de marzo. Como es obvio, para el aniversario de la ciudad no habrá actos ni desfiles, sino apenas una convocatoria del municipio a festejar de manera virtual, con dibujos y videos.
Todo indica que la Fiesta de la Nieve también será cancelada, aunque Gennuso no descarta hacer alguna actividad si se levanta la veda para volver a los espacios públicos. Admitió que “simbólicamente es fuerte quedarse sin las fiestas, pero habrá que aggiornarse también en esto”.
Sobre el clima social que encuentra en su relación diaria con los barilochenses dijo que “la comunidad tomó en serio todo lo que ocurre, aunque obviamente hay excepciones. Pero en general han sido cumplidores con la cuarentena”. También subrayó que “hay mucha impaciencia para que lleguen las soluciones, a la gente le preocupa cómo se va a expandir el virus, pero también está la necesidad de muchos hogares para que empiece a entrar un peso”.
El intendente aseguró que “es difícil manejar esta tensión entre lo sanitario y los intereses de todos”. En los últimos días mantuvo extensas reuniones virtuales con la gobernadora Arabela Carreras para analizar los avances punto por punto y determinar qué actividades se podrían rehabilitar desde el lunes. Descartó cualquier permiso para salidas de esparcimiento de una hora diaria, como propició el presidente Alberto Fernández. “No es algo tan necesario en Bariloche, hay pocos departamentos y la mayoría, incluso en el Alto, tiene espacio en el entorno de la casa para salir un poco”, evaluó.
Entendió que el ritmo de contagios empezó a moderarse y “aunque van a seguir habiendo y habrá que convivir con la enfermedad”, a su juicio hay margen para aliviar algunas restricciones.
El esfuerzo más grande es comprender que “el mundo ha cambiado”, consideró Gennuso, y que van a cambiar muchas cosas para siempre, entre las que señaló “los encuentros sociales, el trabajo, las formas de comercialización, va a haber mucho más reparto a domicilio”. Dijo que le preocupa especialmente “el sector cuentapropista, los constructores, electricistas”, y por eso trabajan para contar en lo inmediato con un protocolo específico.
Optimismo
Sobre la red productiva y económica de la ciudad estimó que “va a costar recuperar lo perdido y hay que buscar nuevas maneras, desde lo instrumental y desde lo emocional”.
Gennuso opinó que “algunos rubros va a ser difícil que vuelvan a su modalidad anterior, al menos en el corto plazo. Algunas empresas se van a tener que reconvertir y necesitarán apoyo nacional para sostenerse”.
Anticipó que el municipio ya trabaja en un fondo municipal “con recursos externos y también fuertemente internos”. No dijo más que eso, pero descartó la creación de tasas nuevas. Sostuvo que “lo primero será reforzar la obra privada y la pública, aunque sea la de pequeña escala, porque es muy generadora de mano de obra”.
Un desafío particularmente complejo es el turismo. Lograr que el público vuelva a viajar hoy parece un objetivo inasible, en especial los mercados del exterior, que son los más costosos de conquistar y recuperar.
Aunque la comercialización de pasajes aéreos anteriores al mes de septiembre quedó prohibida, Gennuso es optimista. “Lo de los vuelos es una medida precautoria, no significa que no vaya a haber servicios aéreos por cinco meses, sino que no se pueden vender anticipados –aclaró–. El invierno depende de eso y no descarto que se pueda volar antes (de septiembre). Con Catedral trabajamos para tener todo disponible. No podríamos permitirnos otra cosa. Lo que venga después no depende de nosotros”.
La modernización del cerro con una inversión de 22 millones de dólares que quedó trabada en la Justicia está “menos congelado que nunca”, aseguró Gennuso. Dijo que la empresa Capsa tiene el dinero y sigue dispuesta a desarrollar el proyecto.
Sostuvo que “el punto de partida está totalmente cambiado, porque Bariloche venía creciendo en turismo año a año, con nuevos mercados. Y ahora eso se corta. La recuperación se ve lejana, pero no tan lejana como algunos dicen. Lo importante es que la inversión de Catedral se mantiene en pie”.
En cambio, otros megaproyectos de impacto turístico como construir el Centro de Congresos y Convenciones o volver a concesionar el Puerto San Carlos sí están frenados. “Hoy no los tengo en la mira”, admitió el intendente.
Comentarios