¿Qué es el apego primario y secundario en los cachorros?
Todos los mamíferos vivimos el apego y se trata del vínculo entre la madre y el hijo, desde el momento de su nacimiento. En los cachorros, el apego primario y secundario es importante asociarlos a los buenos momentos para evitar que padezcan la soledad.
En esta segunda parte, de la entrevista con el educador de canes de Allen, Luis Ayala, trataremos sobre el «apego» de los cachorros. Por comenzar debemos saber que el apego tenemos todos los mamíferos y se trata del vínculo entre la madre y el hijo, desde el momento de su nacimiento. «Es algo muy intenso en perros, desde que nace hasta los 45 a 50 días de vida», explicó Ayala a Río Negro.
El hiperapego canino: qué es y cómo prevenirlo
Pasados estos 50 días, la perra comienza a rechazar los intentos del cachorro al intentar amamantarse. «Ahí se produce el primer «desapego del cahorro con su madre», explica Luis Ayala Educador de canes, quien además añadió que «ese momento es fundamental y muy importante para el cachorro, para que empiece a funcionar como un ser individual y deje de perseguir tanto a la madre».
En estas circunstancias, la madre lo hace de manera gradual – aclara el experto – y es muy importante para que el cachorro se independice y se vincule con sus hermanos y el resto del mundo, para funcionar como un ser individual.
Lo que sucede, según asegura Ayala, que a veces cuando se desteta de forma prematura, ya sea por razones diferentes, como el abandono o por el fallecimiento de la madre, el cachorro, antes de los 50 días genera «un estrés profundo por desapego» y busca desesperadamente una figura de «apego primario», es decir, el primer apego del perro cuando se une a su mama y a sus hermanos.
Por otro lado tenemos «el apego secundario» y es a partir de los 60 días, donde el perro empieza a «tomar registro» del mundo que le rodea, de qué especie es amistosa y cual no. «Ahí comienza su relación con el humano», asegura el profesional y «es aquí donde tenemos que mostrar todo lo que se va a encontrar en el mundo».
Según el educador de canes, dentro de todo lo que le debemos mostrar, también le haremos ver que se va a encontrar con ratos de soledad. «Eso también tenemos de mostrarle, como parte de su adaptación en nuestra familia», enfatizó Ayala y explicó porque hay momentos donde debemos ir a trabajar o estudiar y el animal se va a quedar solo.
Esa soledad no debe estar ligada a pasar un mal momento – especifica Ayala – sino todo lo contrario, esa soledad debe estar ligada al momento de sueño, por ejemplo. Para esto, podemos organizar dándole de comer al cachorro, inmediatamente antes de salir de casa, porque generalmente después de comer, el cachorro duerme. «A esto debemos sumar la enseñanza de no excedernos en saludos excesivos de despedidas, todo lo contrario, le damos de comer y nos vamos en silencio, para no generar en el perro, la señal de que se va a quedar solo», explicó.
Junto a estas señales como la comida, la cual podemos dividirla en mitades, una parte destinada al platito de siempre, y otra parte, dentro juguetes interactivos. Si no tenemos, dentro de una botella pequeña (mas bien dura) con orificios, colocar el resto del alimento. De esta manera, el cachorro va a jugar y sacar granitos de alimento y se mantendrá entretenido y no asociará en su mente el sufrimiento de sentirse solo.
Por esta simple acción es muy importante porque el cachorro empieza a asociar los momentos de soledad con la comida, con la siesta, con sus mantas o frazaditas, con la tranquilidad – acota el profesional – entonces el animal juega con cosas que le dejaron, por lo tanto empieza a asociar la soledad con cosas y momentos buenos. «Ahí es donde comenzamos a prevenir la «ansiedad por separar», consluyó Luis Ayala.
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