Anécdotas y archivo del paseo que cambió al Limay
Pechi, impulsor del Paseo, no estuvo en el corte de cintas. La obra estuvo tres meses lista a la espera de la placa inaugural.
Pocos adultos jóvenes pueden pasar inmutables hoy por el coqueto Río Grande -alguno de ellos con familia e hijos- y resistirse a la tentación de buscar, de reojo, disimulados, algún recuerdo de aquellas madrugadas interminables frente a un río casi virgen. Esa foto, más nocturna que con el sol de la tarde, fue el último suspiro de un Neuquén que le daba la
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