Análisis: Un último y dramático llamado de Cristina a la unidad del peronismo
Es un último y, en su estilo característico, dramático llamado a la unidad del peronismo, que revela la convicción de que con ella sola no alcanza para ganarle a Macri.
Es un último y, en su estilo característico, dramático llamado a la unidad del peronismo, que revela la convicción de que con ella sola no alcanza para ganarle a Macri.
El inesperado anuncio de Cristina Kirchner de que acompañará como candidata a vicepresidenta a Alberto Fernández en una fórmula presidencial se conoce cuando todavía faltan 20 días para el cierre, el 12 de junio, de la presentación de las listas para las elecciones primarias y algo más de un mes para la presentación de candidaturas, el 22. Tiempo suficiente para negociar con los sectores del peronismo que hace tiempo han dejado de reconocer su liderazgo. En algunos casos, para seguir negociando. Incluso este sorpresivo anuncio.
La decisión se anticipa a una esperada reunión del peronismo federal, prevista para este miércoles, en la que ese espacio empezará a definir su futuro tras el resonante triunfo del gobernador Juan Schiaretti en Córdoba. Cómo decidirá quién será su candidato. La jugada sorpresa de la senadora impactará allí más que en ningún lado.
Alberto Fernández lo anticipó el martes, al final del encuentro que la expresidenta tuvo con la conducción formal del justicialismo -que responde sin dobleces a ella- en la sede partidaria nacional. Cristina necesita que se sumen Sergio Massa, que como dijo Alberto, “tiene votos”, y los gobernadores, los dirigentes con poder territorial, para que su propuesta, además de ser competitiva, pueda ganar.
En algún sentido, la expresidenta busca anticipar una decisión que como están hoy las cosas y según presentan las encuestas, los peronistas no kirchneristas se verán enfrentados a tomar en un eventual balotaje entre ella y Mauricio Macri. La senadora quiere que esa decisión sea anticipada a hoy. Podría eventualmente ser la puerta de una victoria en primera vuelta, impensable por el momento.
La urgencia de la unidad va sin embargo más allá de la elección. En su mensaje, la expresidenta reconoce que el próximo gobierno tendrá duros desafíos por delante, y que se necesitará de la construcción de una mayoría política -que hoy nadie tiene- para hacerles frente. En una Argentina fragmentada más allá de la grieta, el próximo gobierno, el que fuera, necesitará de consensos. Cristina, con escasa tradición en esa materia, quiere empezar a construirlos hoy. La idea insistente de establecer un “nuevo orden” en base a un nuevo contrato social, que está incluida en el mensaje, resulta al mismo tiempo inquietante y perturbadora. ¿Qué significa eso realmente? ¿Una reforma constitucional? ¿Con qué objetivos?
Sobre la elección de Alberto Fernández como candidato se disparan otra serie de interrogantes. El ex jefe de gabinete fue un crítico implacable de la gestión de Cristina cuando abandonó el gobierno, en 2008, tras la crisis con el campo. En ocasiones, las críticas se salieron de lo político y alcanzaron el terreno de lo personal. Esa relación tormentosa se recompuso después de la derrota en las legislativas de 2017. A juzgar por las últimas expresiones de Fernández, ha sido él quien dejó en centro para acercarse a posiciones más radicalizadas de la expresidenta. ¿Qué garantiza ahora la solidez y continuidad de ese vínculo?
¿Altera los planes del gobierno? Marcos Peña acaba de decir que nada cambia. No hay manera de saberlo por el momento. No hay un modelo de respuesta fácil ante este desafío que plantea la expresidenta. Es prematuro decir que no altera el escenario de polarización.
¿Puede haber más sorpresas? El martes Cristina Kirchner estará sentada en una sala de audiencias de los tribunales federales para el comienzo de su primer juicio oral. En medio del juego de sombras que propone la expresidenta, es por el momento lo único real.
Agencia: Buenos Aires
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