Aluvión de críticas al gobernador jardinero

Cuando la nueva capital de Neuquén se echó a andar, desde Chos Malal reclamaron el retorno capitalino. También se atacó al gobernador como inoperante: en la vieja capital -argumentaban- sólo atendió su jardín y la plaza pueblerina.

Octubre de 1904 fue un mes demasiado convulsionado como para consolidar la imagen de la flamante capital de Neuquén, trazada pero no erigida. Los febriles planes de construcción esperaban las adjudicaciones de lotes y arreciaban las críticas telegráficas enviadas a los diarios nacionales desde Chos Malal. La vieja capital, despojada de lo gubernamental, quedó casi sin policía y a punto de ser desmantelados los cuarteles: el 2 de infantería volvía a Bahía Blanca. Arreció el cuatrerismo cordillerano y en la capital recién inaugurada no empezaba la venta de lotes. El matutino La Nueva Provincia (LNP) encaró este último tema con una primera nota complaciente.

 

Casimiro compra a Villa Abrille

 

El miércoles 19 de octubre el diario bahiense anunció que «el señor Casimiro Gómez, propietario de la fracción central en que está situada la estación terminal del FC Sud y las instalaciones provisorias de la gobernación, ha adquirido el lote contiguo del que era propietario el señor Amador Villa Abrille, con lo que ahora es un solo dueño -el señor Gómez- en toda la extensión comprendida entre el campo del señor Ramón López Lecube y el río Neuquén, teniendo a los pies el río Limay y al noroeste las planicies de Vista Alegre».

Un día antes pasó por Bahía Blanca José Martínez, «representante del señor Casimiro Gómez que va (a Neuquén) a efectuar la distribución de los lotes, chacras y quintas…de acuerdo con el plano respectivo». Gómez envió el plano del loteo al diario y aseguró que Martínez quedaría en Neuquén hasta terminar su cometido, autorizado a extender títulos provisorios. Pero en noviembre, LNP criticaría al tema inmobiliario de Neuquén.

La Prensa prefirió señalar el desamparo de Chos Malal: «Al vecino de Tucao Malal (sic), Felipe Romero, le robaron 12 animales vacunos. Tras una pesquisa suya encontró 8 caballos escondidos en una profunda quebrada del cerro Mañal Huida (por Mayal Mahuida) a dos leguas de Triacao Malal» (LP del 23/10/904). Y seguía: «Pasaron hace 2 semanas dos vecinos de Bonta Yaquil (por Buta Ranquil) persiguiendo a 3 individuos que les llevaban una tropilla en dirección a la cordillera». El 19 de octubre a Andrés Etcheverry de Chos Malal le robaron dos bueyes y una vaca. Pidió auxilio a la policía, se lo negaron «por carencias» y él mismo salió con sus peones hasta que en una quebraba -5 leguas al oeste- encontró escondidos a los animales ante la fuga de los cuatreros.

 

Policía andrajosa y carnavalesca

 

El desamparo en la región andina ya era proverbial en tiempos mejores y no tenía por qué decaer en Milla Michicó: allí se tomó «in fraganti al individuo José Mercedes Molina con 8 terneros robados».

De la reunión que aglutinó en la mañana del 21 de octubre a los chosmalenses ante lo que consideraban «el abandono de esta región, la más poblada de Neuquén», se decidió telegrafiar en protesta y petición al Presidente de la República. A la vez, el corresponsal de La Prensa sostenía que «no hay policía porque la existente es solo parodia de tal. Su escaso personal carece de caballos, carece de armas, carece de representación; pues su indumentaria es andrajosa y de carnavalesca variedad». El cronista sospechaba que todo sería peor con la proximidad de la veranada y apertura de los boquetes cordilleranos «de acceso al bandolerismo que persigue tenazmente la policía chilena…».

Un telegrama de los pobladores fue despachado al ministro del Interior Rafael Castillo a las dos de la tarde del sábado 22. En Buenos Aires no sólo l leyó el ministro sino también el gobernador Bouquet Roldán, en ese momento en la metrópolis por gestiones diversas. El telegrama (21911) llegó al escritorio del ministro recién a las 10 de la noche con un texto similar al del corresponsal de La Prensa pero que agregaba números concretos: el reducido plantel policial tenía sólo 4 gendarmes en Chos Malal y uno en Tricao Malal. Advertía que si la protección no llegaba, los vecinos «se verán muy a pesar suyo a armarse» para proceder sumariamente con los delincuentes. El original recibido lo guarda el expediente 4637 – año 1904 de la Sala M° del Interior, A.G.N.- y lleva la firma de Luis Rouret, Jorge Thirion, Enrique Dewey, además de una treintena de apellidos notorios: Dachary, Besabe, Cibils, Colombino, Alvarez y Dehais entre otros. Bouquet Roldán, rápido de reflejos y bien relacionado con el diario de Mitre, pudo contestar con una nota aparecida en La Nación que refutaba a sus antiguos vecinos.

Al día siguiente, La Prensa insistió con datos puntuales. Señaló que el destacamento policial estaba a cargo de Pablo Martínez «que consta de un solo agente, tiene que vigilar una zona que comienza en Buta Ranquil y termina en la línea divisoria con Chile, unas 50 leguas a lo largo del río Barrancas, también límite con Mendoza». Y lo mismo sucedía con el destacamento «al mando del señor Tránsito Alvarez, hijo también de un solo gendarme para cuidar a la distancia una extensión igual de frontera con Chile».

 

Chos Malal y el jardín japonés

 

La réplica de Bouquet Roldán en La Nación al telegrama al ministro que descalificaba al gobernador, mereció otro telegrama que se guarda en el expediente 4640 y recibido en la tarde del 25 de octubre por el ministro del Interior. Fue una desmentida puntual. Los vecinos negaban que hubiera un comisario con 20 gendarmes porque «desde hace 2 meses tenemos un sargento en vez de comisario…y en cuanto a gendarmes…son 3 de 20 y no tienen un solo caballo». El número de desmentidos a Bouquet Roldán resulta abrumador pero vale la pena rescatar el rubro que censaba a las fuerzas militares en sólo «35 hombres; el resto marchó con el convoy de presos, pero la mención de esta compañía del 2 de infantería no destruye ninguno de nuestros asertos…(cuando) dicho destacamento tiene orden de incorporarse a su batallón en Bahía Blanca».

La desmentida al gobernador alcanzaba tambié otros rubros (municipales y de fondos de patentes, entre otros) y lo malhería con una estocada final: «…no está en condiciones de apreciar a esta región porque no la conoce y durante su permanencia en este pueblo no ha llegado siquiera a un kilómetro de la casa de gobierno; todos sus actos han revelado su completa ineptitud para desempeñar el cargo y la labor de su primer año de gobierno se reparte así: 20 días trazando un jardín en el patio de la casa de gobierno, dos meses dirigiendo personalmente la obra de transformar en parque japonés la plaza de Chos Malal y el resto trasladando la capital del territorio». Los firmantes eran casi los mismos del anterior (no obstante el gobernador, todavía en Buenos Aires compró en esos días una bomba de agua).

 

Los argumentos del coronel

 

En el chalet gris Eduardo Talero, como interino (al mes de la inauguración capitalina el gobernador ya partió a Buenos Aires) recibía los telegramas desde el M° del Interior por los cuales Bouquet Roldán le anticipaba -hasta que los diarios llegaran por ferrocarril- las noticias más graves. La peor fue la denuncia que 1089 vecinos de Chos Malal y adyacencias, remitieron hacia fines de octubre al flamante presidente Manuel Quintana pidiéndole que la capital neuquina retornara a su anterior sede.

Esa petición merece recordarse porque es un largo memorial que alimentó a varias notas editoriales de diferentes medios. Se basaba en argumentos parecidos a los que elevó la comisión chosmalense que actuó contra el gobernador Alsina cuando intentó mudar la capital a Las Lajas. Acudía sin decirlo a razones que siempre estaba dispuesto a recitar el coronel Olascaoga, exhumaba los resultados del censo nacional de 1895, aludía la fertilidad de los valles cordilleranos y los informes de los comisionados de 1902/3 (Carrasco y Gallardo), calificando a la vez al sitio elegido para la nueva capital como «excéntrico» y desde donde «la acción del gobierno sobre el resto del territorio es puramente teórica».

Los argumentos fueron reproducidos por La Prensa que resultó el diario porteño que dio más espacio a aquellas protestas. En su edición del 31 de octubre sostuvo que los vecinos de Chos Malal estaban tan convencidos «de retrotraer la capital (que) juntan fondos para financiar la mudanza. Reunidos los fondos y elementos necesarios lo harán saber al gobierno nacional para el caso que ordenara regresar a las autoridades superiores a Chos Malal. La población -continuaba la nota- respondió a la convocatoria con tropas de mulas, tropillas de caballos, bueyes, carros…».

Ante este panorama, el gobernador Carlos Bouquet Roldán, apuntaló su plan mientras permanecía en Buenos Aires y hasta compró muebles para el chateaux gris: una mesa escritorio, un perchero y cinco bancos para vestíbulo, un sillón, seis sillas, seis canastas para papeles, dos prensas copiadoras, un teléfono y además, un rollo de alambre y una bomba de riego que los chosmalenses hubieran encontrado compra adecuada a sus críticas, señalándolo como gobernador jardinero, más que gobernador cabal. Más aún: en los gastos neuquinos de enero de 1905 figuran 25,90 pesos pagados a la famosa y porteña casa Juan J. Drysdale por otra bomba para riego y piedra de afilar y 15 pesos a H. Kruge por un rollo de alambre (además de cercar el chalet había que regar y afilar la azada para cortar pasto).

Según el expte. 5357 de 1904, M° del Interior – A.G.N., desde Buenos Aires, Bouquet Roldán solicitó por nota (por excepción a máquina y tipeada en el mismo ministerio) una orden al FC Sud para «que se conduzca desde estación Constitución a la punta de rieles, 13 bultos de carga conteniendo muebles y otros artículos para uso de la Gobernación…» según el detalle ya descripto.

En Neuquén Eduardo Talero, imprimía empuje a su tarea, pero seguramente descolocado por haber sido la última máxima autoridad en Chos Malal y asumido la despedida oficial al encabezar la mudanza. Es que los vecinos que lo agasajaron clamorosamente aquella vez, sabiéndolo ajeno a la decisión del traslado, ahora clamaban contra la autoridad territorial desde los diarios nacionales.

Como interino, Talero aprovechó la presencia y gestión del gobernador en Buenos Aires para reemplazar al jefe de policía José Domingo Luján que había renunciado en mayo y pedir por nota, el 26 de octubre, reemplazarlo por José Rodríguez Spuch. Lo aprobó Quintana el 28 de octubre (expte. 4684, M° del Interior, 1904, A.G.N.).

Con vientos pero con alguna tibieza, había estallado la primavera sureña. El juzgado letrado rionegrino volvía de Choele Choel a Viedma y un rumor decía que el Banco Nación de Roca se mudaría a Neuquén. Desde hacía varias semanas el más que centenario chileno Jara, guardaba cama. Ese barilochense adoptivo cayó seria y definitivamente enfermo a la vista del lago Nahuel Huapí. Era un testigo de la guerra de la independencia trasandina, estaba lúcido y lo cuidaba un hijo de 83 años.

(Continuará)

Francisco Juárez fnjuarez@sion.com

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