Alerta en Afganistán tras la muerte del vice
KARACHI.- Pese a que el gobierno afgano y los responsables de las Fuerza Internacional de Seguridad para Afganistán niegan que el asesinato del vicepresidente de Afganistán cuestione la paz en Kabul, no cabe duda de que la desaparición de Abdul Qadir deja un vacío de poder potencialmente desestabilizador para una de las zonas más conflictivas del globo.
La fuerza multinacional en Afganistán aceptó el pedido de asistencia del gobierno afgano para la investigación del asesinato del vice-premier Haij Abdul Qadir, que ocurrió hace dos días en Kabul.
«Recibimos el pedido y ya comenzamos la tarea» afirmó el portavoz del ISAF, el coronel Samet Oz, sin precisar la naturaleza de la asistencia requerida.
Qadir, que además de vicepresidente era ministro de Trabajos Públicos, fue asesinado con varios disparos el sábado. Le dispararon dos hombres mientras salía de su oficina en la capital afgana.
Por otra parte, ayer, mientras el presidente de EE.UU. admitía no tener certeza de que Osama Ben Laden esté vivo y reiteraba su promesa de «capturarlo muerto o vivo», dos radicales islámicos reconocieron haber intentado asesinar al presidente paquistaní, Pervez Musharraf, el pasado abril y estar implicados en dos atentados mortales el 8 de mayo y el 14 de junio contra objetivos occidentales en Pakistán, anunciaron el autoridades paquistaníes.
Mohamed Imrán Bhai y Hanif Ayub admitieron su implicación en el atentado contra el consulado de EE.UU. en Karachi el 14 de junio, que causó la muerte a 12 personas.
Ayer, el Pentágono asumió por primera vez haber causado muerte de civiles por error en una fiesta en Afganistán e informó que en la región occidental de Afganistán, donde la semana pasada Estados Unidos lanzó por error un ataque contra un lugar donde se estaba celebrando una boda, estaba bajo observación de la coalición liderada por Washington desde febrero.
Funcionarios norteamericanos ofrecieron ayer nuevos detalles sobre las operaciones militares que se llevan a cabo en la provincia de Uruzugan, la región natal del líder talibán mullah Mohammed Omar. El reconocimiento se realiza en «círculos concéntricos» que delimitan un área donde se cree que se refugiaron miembros de los talibán y de la organización terrorista Al Qaida.
(DPA, ANSA)
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