Alberto Fernández, a un año de Vicentin y la expropiación que no fue

El infructuoso intento porque el Estado se quede con la cerealera marcó al Gobierno. Desde entonces y en un clima de creciente crisis económica y sanitaria, la imagen positiva del Presidente empezó a caer.

El 8 de junio del año pasado el Presidente Alberto Fernández anunció en un movimiento sorpresivo la intervención del consorcio cerealero-industrial Vicentin. Junto al ministro de Producción, Matías Kulfas, y la senadora por Mendoza, Anabel Fernández Sagasti, Fernández dijo que enviaría al Congreso un proyecto de ley para declarar de “utilidad pública” a la empresa y proceder a su expropiación. “Es una operación de rescate de una empresa que está en concurso preventivo de acreedores, y que permitirá su continuidad, dar tranquilidad a sus trabajadores y garantizar a unos 3.000 productores que tendrán a quien seguir vendiéndole su producción”, dijo el Presidente. Se hizo público que la deuda de Vicentin ascendía a 1.350 millones de dólares y que el principal acreedor era el Banco Nación (unos 18 mil millones de pesos). 

El 31 de julio Fernández, con otro DNU, derogó la intervención de la empresa. El Gobierno daba marcha atrás con el proyecto para que un consorcio público y privado conducido por YPF Agro dirija la nueva Vicentin. Atrás había quedado un mes y medio de agitación política y social, con banderazos de productores en distintas rutas agrícolas del país en rechazo a la expropiación. Ese escenario convulsionado, una 125 en menor escala, no había sido previsto por el gobierno del Frente de Todos. “Me equivoqué con Vicentin. Pensé que todos iban a salir a festejar y me acusaron de cosas horribles”, fue la conclusión de Fernández en una entrevista sobre el paso dado en falso. 

El politólogo Lucas Romero dice que “Vicentin fue la primera medida en la que se develó el proceso en la toma de decisiones del Gobierno del Frente de Todos”. En charla con este diario, el director de Synopsis, recordó que al comienzo del ciclo presidencial del Frente de Todos surgían dos interrogantes: cómo iba a encarar el Gobierno el desafío económico frente a los bonistas, la deuda con el FMI, la recesión y la inflación; la otra incógnita era ver cómo funcionaría una coalición que tres meses antes de las PASO no existía. 

“Todos nos preguntábamos cómo funcionaría la relación de Alberto con Cristina Fernández, la incorporación de Massa y los gobernadores. Vicentin puso la primera evidencia de cómo funcionaba el Frente de Todos. Me pareció muy sugestivo que en la presentación de la medida Alberto sentara al lado suyo a Anabel Fernández Sagasti y no al gobernador Omar Perotti”, comentó Romero. La referencia es hacia la senadora, una dirigente de llegada directa a la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. 

El consultor comentó que en mayo de 2020 preguntaron en una encuesta el nivel de incidencia de Cristina Fernández en el Gobierno. “Cuando pasó lo de Vicentin, volvimos a preguntar y había crecido diez puntos la percepción en la opinión pública de que Cristina incidía en las decisiones del gobierno. Esa imagen se fue profundizando con el tiempo y continúa hoy”. 

El analista Gustavo Córdoba entiende que “el gobierno, claramente, se equivocó en la lectura política del contexto”, y el episodio tuvo un impacto al punto de marcar Vicentin “un antes y un después en la valoración pública sobre la gestión del Presidente; a partir de Vicentin empezaron los fuertes cuestionamientos sobre errores estratégicos y comunicacionales del Gobierno”. 

Distintas mediciones de mayo de 2020, la antesala de la intervención de Vicentin, arrojaban una imagen positiva alta para Alberto Fernández. Un 88,9 por ciento llegó a medir Analogías. D’Alessio IROL – Berensztein indicaba una imagen positiva récord entre marzo y mayo de 2020, rozando el 60 por ciento. Giacobbe y Asociados le daba a Fernández un 46,5% de positividad en mayo de 2020. 

La sede de la empresa agroexportadora.

El analista Gustavo Marangoni advierte que para principios de junio, “ya empezaba a notarse cierta fatiga social con la cuarentena, no estaban los aplausos de marzo, abril y parte de mayo, y se sentían los primeros impactos del parate económico; ese era el contexto y Vicentin terminó de darle a un sector de la sociedad el elemento que necesitaba para explicitar un conflicto con el gobierno”. 

Marangoni opina que el episodio Vicentin “corrió literalmente a Alberto del centro ideológico”. En coincidencia con Romero, cree que “quedaron al descubierto ruidos del funcionamiento del Frente de Todos; fue el fin de la luna de miel de Alberto Fernández”. 

“Vicentin tuvo un sentido muy importante en lo simbólico. Mostró que el Frente de Todos tenía dificultades de articulación interna. Los problemas de funcionamiento quedaron visibles con Vicentin y terminaron de quedar expuestos cuando el 26 de octubre Cristina escribe en las redes que en el gobierno había funcionarios que no funcionan”, dice Marangoni, director de M&R Asociados. 

Gustavo Córdoba cree que “si el Gobierno tuviese la iniciativa de intervenir hoy Vicentin, con este contexto y con una estrategia más pedagógica sobre cuál es el objetivo, tendría menos rechazo de lo que tuvo la medida en su momento”. 

“Pasada la euforia de la defensa de intereses sectoriales, en este caso el agro, quedó clara la actitud inescrupulosa de un grupo empresarial que dejó un tendal de perjudicados. Viendo las consecuencias de ese obrar, me parece que hay mucha gente que hoy se para en un lugar intermedio y en términos pragmáticos piensa ‘si el gobierno hubiese salvado la empresa, nosotros no estaríamos quebrados’. Si hoy preguntás en la zona núcleo por el tema Vicentin, no hay tanto rechazo como hace un año”, dice. 

Gustavo Córdoba opina que “toda la credibilidad que tenía el gobierno no le alcanzó para imponer en la mesa la discusión política sobre Vicentin. Al contrario, tuvo que retroceder”, dice Córdoba. 

Y señala la paradoja que en estos momentos en que la imagen positiva del Presidente es más baja que hace un año, “pudo imponer el rescate IMPSA en Mendoza”. 

Lucas Romero dice que Vicentin gatilló “la memoria colectiva de un sector social que lo asoció al viejo enfrentamiento del kirchnerismo con el campo”. El consultor también aludió a la diferencia de resultados entre Vicentin e IMPSA. “Detrás del primero estaba la memoria del conflicto con el campo”, apunta. 

Vicentin fue el primer hito donde pareció ponerse un interrogante sobre la idea de que Alberto Fernández era, en última instancia, el que decidía”, sostiene Romero. 


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