Al filo de los 100 años, murió el actor Max Berliner, «un porteño de Varsovia»
El actor Max Berliner falleció esta mañana en la ciudad de Buenos Aires a menos de dos meses de cumplir 100 años y como consecuencia del deterioro de su salud a partir de una caída que había sufrido en noviembre del año pasado, informó su hijo Daniel.
Precursor del idish en la Argentina, Berliner nació el 23 de octubre de 1919 en Varsovia y llegó al país en 1922, cuando sus padres decidieron emigrar, y aquí como actor, director y docente fue un puntal de la cultura judía.
En 2009, cuando tenía 90 años, realizó una publicidad para un medicamento contra el reuma. La gran repercusión de este comercial —donde se ve un Berliner ágil, haciendo destrezas gimnásticas— le dio una gran popularidad entre el público joven.
Uno año después, durante la gala de los Premios Martín Fierro de 2010, los usuarios de Twitter generaron miles de mensajes sobre Max Berliner convirtiéndolo en un héroe inesperado que todo lo puede. El uso del hashtag #maxberliner le dio durante unos meses un protagonismo sorprendente y casi todos los temas comentados en la comunidad de Argentina parecían estar relacionados, de alguna manera, con su nombre.
El artista que habitaba en el barrio porteño de Villa Crespo participó en más de 40 películas, entre ellas “Los gauchos judíos”, “Y mañana serán hombres”, “La Patagonia Rebelde”, “Plata dulce”, “Las barras bravas”, “Un amor en Moisés Ville”, “Seres Queridos” y la conmemorativa del atentado a la AMIA “18-J”.
En televisión tomó parte en más de una decena de series, entre las que se cuentan “Otra vez Drácula”, “El pulpo negro”, “Amigos son los amigos”, “Como pan caliente, Chiquititas”, “Tumberos”, “Disputas”, “Doble Vida”, “Casados con hijos”, “Hermanos y detectives”, “Botineras”, “Malparida” y “Graduados”.
Algunos de los lauros que mereció por su trayectoria fueron el Premio Martín Fierro de la Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentinas. (APTRA) en 2012 y, un año más tarde, fue nombrado como Personalidad Destacada de la Cultura de la ciudad de Buenos Aires por la legislatura porteña por su tarea a favor de la difusión del idish.
Fiel a aquella imagen de hombre sin tiempo, Max, que vivía con su mujer, la artista plástica Rachel Lebenas -a quien conoció en un teatro-, se mantuvo en actividad hasta sus últimos días: «Me mantengo vivo porque tengo proyectos. Me siento un pibe de 18 años que quiere seguir trabajando», confesó en una entrevista en medio de los festejos por sus 99 años. Aquel día pidió un deseo: Me gustarías vivir hasta los 120 años, porque estos 99 fueron maravillosos». Pero la muerte se lo llevó con él dos meses antes de cumplir los 100. Dijo no hace mucho que no quería que lo recordaran, sino que lo viviera. Quizás sucedan las dos cosas.
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