Adolescentes y responsabilidad penal

Mirando al sur

Cada tanto el tema regresa de la peor forma, a las apuradas, cuando para alguien ya es demasiado tarde. Regresa cuando un menor de edad mata, y la sociedad se divide entre quienes piden castigos más duros, bajar la edad de imputabilidad y los que consideran a los adolescentes víctimas antes que victimarios. Regresa un tema que apenas muestra la punta del iceberg. Porque… ¿se puede hablar de imputabilidad sin hablar de educación, de obligaciones del Estado, de familia, de derechos, de a dónde van a parar los adolescentes que cumplen penas y cuál es la función de esa detención? ¿Y los 14 años sería la edad correcta para declararlos responsables de sus actos? ¿Los 13 no, pero a los 15 ya la tendrían clarísima? ¿Y así todos los adolescentes, sin distinciones?

Teniendo en cuenta que en los medios se leen y escuchan las opiniones de los especialistas,
jueces, abogados, psicólogos y psiquiatras, esta columna fue en busca de las opiniones de los padres, con la siguiente consulta: ¿pensás que tu hijo/a menor de 16 años debe ser considerado penalmente responsable en caso de cometer un delito, sea este cual fuere? ¿Creés que es consciente de las consecuencias de sus actos? ¿Tenés alguna historia para contar que demuestre esto o lo contrario?

He aquí las respuestas, que no hicieron más que abrir nuevos y viejos interrogantes:

N., madre de una adolescente, expresa: “Los adolescentes, como todos, deben hacerse cargo de las consecuencias de sus actos. Si desde niños les enseñamos que si no cumplen con las normas del hogar hay consecuencias, entonces sea cual fuere el acto delictivo debe ser asumido por el que lo comete. Pienso que son conscientes de sus actos, pero a esa edad la mayoría actúa por impulso. Es algo difícil de determinar. Mi hija de 14 años se escapó del secundario en varias oportunidades. Cuando nos enteramos actuamos inmediatamente para que asumiera su responsabilidad. Junto a la escuela se conversó y reflexionó con ella y debió cumplir un castigo asignado. Luego de varias intervenciones de este tipo mi hija entendió que haciendo las cosas mal no obtendría buenos resultados”.

V.: “Me parece justo bajar la edad de imputabilidad de los menores. Tengo un hijo de 15 años. El tiene más que claro lo que está bien y qué está mal porque nosotros como padres le hemos inculcado el respeto a las autoridades. No puede ser que aquellos chicos que respetan las leyes más de una vez no puedan salir a la calle por miedo”.

G., madre y profesora de Historia en colegio secundario: “Conozco casos de chicos que manejan armas, incluso en algún momento las han llevado a la escuela para mostrarlas a sus compañeros, para así lograr la popularidad y el respeto que desean. En el 2016 me han contado que tienen armas tres varones de entre 250 jóvenes que tengo a cargo. En un caso en particular, por cómo hablaba del arma, parecía ser un juguete para él, aunque sabía que es algo que puede hacer mucho daño, razón por la cual me informó que no la usaba, que sólo la tenía para cuidarse”.

V.: “Tengo un hijo de 16 años y día a día discutimos sobre conductas, responsabilidades, formas de actuar. Yo siento que todavía está en plena formación, y que éstos son los años en que debe amoldar su forma de actuar, y para eso necesita un apoyo muy fuerte de los mayores que lo acompañamos. No lo veo independiente aún, recién se está empezando a manejar con mayor libertad y se notan sus dudas para enfrentarse a la realidad de una manera más consciente”.

B.: “Como madre de un adolescente y un preadolescente estoy convencida de que son conscientes de sus actos. La tienen reclara. Una vez el más pequeño, con unos 8 años de edad en ese momento, sustrajo del supermercado unas golosinas. Cuando nos dimos cuenta, nos dijo que lo había hecho porque nosotros no se las compraríamos. Le explicamos que eso era robar, y lo llevamos a que las devolviera y pidiera disculpas. Fue un momento incómodo y vergonzoso para todos, pero entendí que esa es la manera de guiarlos. Y si se mandaran una macana, aunque duela, como mamá apoyaría que se hagan responsables de eso”.

L: “Nuestros adolescentes no están capacitados para reaccionar como corresponde, en casos extremos, ya que están en una etapa muy vulnerable de cambios y dolencias. En el caso de los que no tienen contención, los más vulnerables, necesitan de organismos que los amparen y no de la baja de la edad de imputabilidad. En la cárcel aprenden a ser delincuentes, no es un lugar para adolescentes de 14 años”.

Otras madres (ningún padre se sumó a la propuesta) respondieron que debían ser los adultos los que cumplieran las penas en caso de que sus hijos cometieran algún delito.

Al leer estas respuestas y otras que llegaron, saltan a la vista varios interrogantes:

Los padres que proponen mano dura se refieren a “los” adolescentes pero nunca a los suyos. ¿Opinarían igual si les tocara a ellos?

Hay quienes dicen que los jóvenes deben ser responsables pero, a la vez, que no logran controlar sus impulsos. ¿Aquello no es una contradicción?

Si un padre precisa de varias intervenciones y charlas para que su hijo comprenda y modifique un comportamiento equivocado, ¿cuántas oportunidades debería tener quien comete un delito?

Si un alumno cuenta en confianza que tiene un arma, ¿no deberían iniciarse acciones, desde la escuela y el hogar, para revertir esta situación? ¿No debería existir un protocolo de acción para esos casos?

Si el delito es cometido por el hijo, ¿cuál sería el mensaje enviado si la condena la cumple alguno de los padres? (No nos referimos a casos en que un adulto presta un auto a un menor, por ejemplo, en los que sí tiene responsabilidad).

Y por supuesto: no todos los delitos son iguales. Tampoco todos los adolescentes. Entonces, más allá de la edad de imputabilidad, queda mucho por conversar, discutir y decidir. Pero sobre todo, queda demasiado por educar, contener, estar, amparar. Y para muchos, de este lado y del otro, corre el reloj.

¿Se puede hablar de imputabilidad sin
hablar de educación, de obligaciones del Estado, de derechos, de familia, de a dónde van a parar los que cumplen
penas?

Si un padre precisa de varias charlas para que su hijo comprenda y modifique un comportamiento equivocado, ¿cuántas debería tener quien comete un delito?

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¿Se puede hablar de imputabilidad sin
hablar de educación, de obligaciones del Estado, de derechos, de familia, de a dónde van a parar los que cumplen
penas?
Si un padre precisa de varias charlas para que su hijo comprenda y modifique un comportamiento equivocado, ¿cuántas debería tener quien comete un delito?

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