Adiós a un polímata Neuqueniano

Luis Felipe Sapag fue empresario y constructor, periodista, educador, ingeniero, sociólogo, informático y tecnólogo, profesor de economía, doctor en Ciencias Sociales, político y escritor. Dejó su impronta en la provincia.


El Cluster Shale 2013 centró su foco en la necesidad de cooperación de sus actores. Mostramos a Leonardo Da Vinci como el arquetipo del polímata que en su época se bastó de sí mismo para abarcar con jerarquía casi todas las esencias de las ciencias y las artes, en contraposición a Vaca Muerta que necesitaba de la participación y contribución de todos los actores para reemplazar esos polímatas de antaño.

La polimatía (del griego polymátheia “aprender” y “mucho”) es la sabiduría que abarca conocimientos sobre campos diversos de la ciencia, arte o las humanidades. Un polímata es un individuo que posee conocimientos que abarcan diversas disciplinas.

Luis Felipe Sapag fue empresario y constructor, periodista, educador, ingeniero, sociólogo, informático y tecnólogo, profesor de economía, doctor en Ciencias Sociales, político y escritor. Se reía cuando le conté que me inspiré en sus labores como vector de aquel clúster.

Ya se había sumado, desde su nuevo rol de profesor y vicedecano de la UTN en vinculación con la Fundación Alejandría para desarrollar la primera tecnicatura universitaria en Hidrocarburos No Convencionales y a la patriada inicial de Vaca Muerta, donde desde Gas y Petróleo del Neuquén nos tocó dar a conocer, interesar y seducir a Houston, sin pasar por Buenos Aires, a los grandes inversores internacionales del shale.

Lo conocí a Luis recién regresado como joven ingeniero a mi provincia, en su campaña a gobernador en 1991: “El Neuquén que Viene”. Era la época cuando la juventud del MPN siempre llegaba hasta la edad de Luis. Políticamente creamos OPINE en pos del regreso de Don Felipe a la gobernación en 1995. Desde el último gobierno de Felipe Sapag trabajamos en el primer proyecto de reactivación de la central hidroeléctrica de Chihuido II, en la reorganización e integración del sector eléctrico y desde el COPADE en el Plan Neuquén 2020 con el Arquitecto Martínez Guarino.

Supo reinventarse, adaptarse y generar su propio espacio, que no es fácil cuando se es “el hijo de”. Se adelantó a sus tiempos: “El Lonco Server”. Estudioso, polémico e infantil. Con un humor casi británico, dejó su impronta en su trabajo legislativo en sus últimos años a través de un análisis crítico y un pensamiento profundo y el legado de la eficiencia energética que compartimos con su hijo Emiliano.

Recuerdo el prólogo que redactó para mi libro: “YEIL, las Nuevas Reservas” como la apropiación neuqueniana del “shale”. Sin lugar a dudas ya me habrá perdonado la que era para él la más terrible de mis picardías, porque Vaca Muerta hoy es una realidad: “Cuando tan altos se vean los colores de Boca (haciendo referencia a que había perdonado todas mis bromas, salvo una: como hincha de River no había podido asimilar que le haya puesto los colores de Boca al logo de Gas y Petróleo del Neuquén), representando la capacidad de los neuquenianos para afrontar los desafíos del presente, este hincha de River perdonará entonces todas las bromas de Rubén”.

Lo fui a visitar por última vez a pocos días de su última partida rumbo a Buenos Aires para una segunda operación coronaria. Me agradeció haber sido el primero en donar sangre en su anterior operación. Charlamos en presencia de sus hijos mayores alrededor de la misma mesa donde nos reuníamos con Don Felipe a debatir el futuro de Neuquén.

Esta vez el motivo del encuentro era sobre el objetivo y bosquejo de lo que, al regreso de su segunda intervención quirúrgica, íbamos a trabajar: Vaca Muerta 3.0, un libro a escribir entre ambos sobre la breve historia de los no convencionales y un ensayo sobre los aspectos pendientes y críticos. Quedó planeado y planteado para comenzarlo apenas regresase de su recuperación. Me queda pendiente el enorme desafío de completar estas dos tareas: redactar el libro que vislumbramos y lograr que la casa de Don Felipe de calle Belgrano, que alberga parte de la historia provincial, se transforme en el museo que soñó.

Mi humilde despedida y homenaje a través de lo que me imagino como su epitafio: “Aquí yace un entusiasta polímata neuqueniano, enamorado de sus orígenes libaneses y de Neuquén, que con curiosidad insaciable siempre enfrentó nuevos desafíos”.

(*) Ex Secretario de Energía de Neuquén.


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