Adicciones: en Neuquén implementan un nuevo método para hacerles frente
Se trata de un grupo que busca cambiar las conductas familiares que sostienen la enfermedad. "Se piensa que con el amor se lo puede sacar adelante, pero no es así, necesitamos ayuda", afirmaron.
Entender que cuando se enferma la persona adicta, se enferma la familia es la clave que proponen quienes promueven una forma novedosa de hacerle frente a esta situación: unirse para cambiar conductas familiares.
Desde el Servicio de Adicciones de la Universidad Nacional del Comahue (UNC) se abrió recientemente el grupo de padres y madres llamado “Hablemos de A-Dicción”.
Hasta el momento llevan dos encuentros, pero han tenido decenas de consultas de todas las localidades de la provincia y alrededores.
Marta, una de las integrantes de “Hablemos de A- Dicción”, explicó que las familias reproducen conductas que sostienen la enfermedad, como justificar situaciones. Por ejemplo, si la persona no va a trabajar porque estuvo consumiendo, se lo justifica antes los jefes diciendo que tiene gripe.
Ante el ocultamiento y la vergüenza que surgen como reacciones culturales, el grupo propone unirse para pensar maneras distintas de actuar, aceptando que es una situación social que está en estado de emergencia.
Detallaron que alrededor de las personas que consumen se generan unos cinco familiares codependientes, por eso hablan de cambiar actitudes, además de reforzar los lazos.
Más que amor familiar
“Se piensa que con el amor de la familia uno lo pueda sacar adelante y no es así, necesitamos ayuda de quienes están en el tema”, resaltó Mirna, otra de las integrantes del grupo creado recientemente.
Este enfoque colectivo permite ver a la adicción desde lo social, cuestionando una cultura que sostiene el consumo.
Como resaltó Juan Ramírez, titular del Servicio de Adicciones de la UNC: “tratamos la enfermedad en sí misma, no sobre una sustancia tóxica sino toda”.
El centro está en la relación que tiene la persona con lo que le produce la adicción, como pueden ser los juegos de azar.
En general, el grupo también se presenta como un espacio más al que recurrir a pedir asesoramiento sobre qué hacer ante las consecuencias que tienen las adicciones.
El relevamiento que hacen los miembros da cuenta de un déficit de dispositivos de atención. En el caso de las mujeres, por ejemplo, no hay camas de internación, sino que el gobierno paga un aporte a una comunidad terapéutica por cinco lugares.
“No decimos que la provincia no esté haciendo nada, pero el presupuesto que destina no está cubriendo lo necesario”, aclaró Marta.
Para Ramírez, el tema de las adicciones no está dentro de la agenda política. “Hay una ausencia del Estado y los candidatos tampoco hablan del tema. No es algo que solo pasa en los barrios, es una cuestión transversal y el vecino no tiene a dónde ir”, aseguró el titular del servicio de Adicciones de la UNC.
Se piensa que con el amor de la familia uno lo puede sacar adelante y no es así, necesitamos ayuda de quienes están en el tema”.
Mirna, integrante del Servicio de Adicciones de la Universidad del Comahue
Cocaína de jueves a sábados y marihuana el resto de los días
El servicio de adicciones realiza relevamientos propios y entrecruza los datos que brindan otras instituciones para tener un diagnóstico de lo que sucede en la región, cuestionando que el Observatorio de Consumos Problemáticos anunciado en 2016 aún no funciona.
Entre los principales problemas que detectaron se encuentran el consumo de cocaína y de alcohol.
Una de las formas que tienen para conocer la situación es internarse en el mundo del consumo y, así, lograr dar con quienes venden sustancias.
También obtienen datos de las distribuidoras de bebidas alcohólicas, como que en lo que va del año se vendieron 340.000 litros de cerveza por fin de semana. Entre sus lecturas, dan cuenta de cambios sociales. Por ejemplo, que el consumo de cocaína se concentra de jueves a sábado y el resto de la semana, en la marihuana. También notaron que antes se consumía a escondidas y ahora es una actividad social. Recordaron que incluso el mismo secretario general del sindicato de Petróleo y Gas Privado, Guillermo Pereyra, informó en octubre del 2018 que el 40% de los petroleros eran adictos.
En pos de su objetivo de visibilizar lo que ocurre para desnaturalizarlo, poniendo el acento en que es un problemática social, reclaman más información. Piden que los partes del sistema de emergencia y de las guardias de centros de salud den cuenta de situaciones que claramente son efecto de una adicción, como ataques o accidentes de tránsito.
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