¡Adelante, muchachos!
Se supone que los grandes aventureros no conocen el miedo y que se creen invencibles. Un historiador cuenta, en apoyo de esa teoría, que en el siglo XV Vasco da Gama, ordenó a sus oficiales: ¡Adelante, muchachos, el mar tiembla ante nosotros!. Tras lo cual, arrojó por la borda todos los instrumentos y cartas de navegación, para desesperación de la tripulación de su barco.
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