ACV: Acudir a tiempo salva vidas y cerebros
El profesor Pedro Lylyk, neurocirujano argentino y autoridad mundial en el tratamiento del accidente cerebrovascular (ACV), dice que la pandemia ha impactado muy mal pues la gente tarda en ir a consultar. Un discípulo suyo opera en Neuquén, Roca y Cipolletti.
Si hay un mantra salvador para las personas que han sufrido un accidente cerebrovascular (ACV) ese sería “rapidez, rapidez, rapidez”. Porque “el tiempo es -literalmente- cerebro ya que por cada minuto que pasa sin adecuado riego sanguíneo y oxigenación mueren dos millones de neuronas” dice el neurocirujano especialista en el tema, Pedro Lylyk, consultado por Río Negro con motivo de que hoy es el Día Mundial de lucha contra el ACV.
La enfermedad es a nivel global la segunda principal causa de muerte en la población adulta, detrás de las afecciones cardiovasculares, y primera en cuanto a discapacidades, según cifras de la OMS.
En relación a la fecha, dos noticias -una buena y la otra mala- pueden resaltarse. No es de extrañar que la negativa esté vinculada al impacto operado por la pandemia de coronavirus en la salud en general.
La misma problemática denunciada por asociaciones de cardiología en la Argentina golpea a las víctimas de un ACV. “A nosotros nos ha impactado muy mal -dice Lylyk- porque vienen tarde, llegan mucho más graves, se mueren mucho más y hay muchas más discapacidades todavía”, subraya.
Un accidente cerebrovascular sucede cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro se detiene, sea a causa de un coágulo o trombo, en cuyo caso se denomina “isquémico”, o por la rotura de un vaso, y es entonces “hemorrágico”. La intervención médica rápida y en un sitio con los medios y personal adecuados es esencial para salvar la vida y las capacidades de la persona.
Los factores de riesgo prevenibles para el ACV son básicamente los mismos que para la enfermedad coronaria: hipertensión arterial principalmente, obesidad, sedentarismo y tabaquismo, entre otros.
“Hace años que ejerzo pero aún es extremadamente reconfortante que entre, por ejemplo, un enfermo que no hable y salga hablando”.
Profesor Pedro Lylyk
Pedro Lylyk es un referente mundial en el tratamiento de los ACV pues ha desarrollado técnicas originales que con el auxilio de las nuevas tecnologías permiten un abordaje mínimamente invasivo, a través de intervenciones endovasculares, es decir por vía de cateterismo para llegar allí donde está el trombo o coágulo y extraerlo o neutralizarlo. Son ideales cuando el uso de drogas endovenosas ya no es la mejor indicación por el tiempo transcurrido, usualmente más de cuatro horas y media de producida la obstrucción circulatoria.
El dato
- 2 millones
- de neuronas mueren por cada minuto que falta riego sanguíneo en alguna parte del tejido cerebral.
El profesor Lylyk, junto a numerosos neurocirujanos y especialistas desarrolla y enseña estas técnicas en el Equipo de Neurocirugía Endovascular y Radiología Intervencionista (Eneri), un instituto y unidad de servicios dependiente de la Clínica Sagrada Familia de Buenos Aires. Esta institución médica fue destacada en 2019 como la mejor en América para el tratamiento de pacientes con ACV. Ese logro fue resultado de un registro impulsado por la European Stroke Organization (ESO) que determinó que la entidad supera los estándares internacionales y fue galardonada con el premio Diamante.
Y aquí la buena noticia. En la región, desde hace cuatro años en la ciudad de Neuquén y más recientemente en un policlínico de Cipolletti y en un sanatorio de Roca, un discípulo y estrecho colaborador de Lylyk, el neurocirujano Mauricio Roussell, aplica las mismas técnicas en los casos de pacientes que requieren ese tipo de tratamiento. Es justo decir que la inversión en tecnología de diagnóstico por imágenes acorde, de parte de los centros de salud es igualmente indispensable.
“Con un grupo de neurocirujanos que me acompañan ya comencé en Roca y también en Cipolletti y a futuro estoy apuntando a armar un equipo en Bariloche”.
Mauricio Roussell, neurocirujano residente en Neuquén.
Inclusive el propio Lylyk estuvo operando hace un tiempo en Neuquén capital junto a Roussell, quien por otra parte viaja asiduamente a Buenos Aires pues es parte del plantel de la Sagrada Familia. El profesional está radicado en la región hace 17 años y tiene por esposa a una roquense. “La idea -comentó Roussell- es a mediano plazo llegar a establecer un pie en Bariloche”, teniendo en cuenta sobre todo que para una persona con un ACV en curso, 500 kilómetros es más de lo deseable para obtener el tratamiento poco invasivo rápido si esa es la vía que queda.
Y hablando de distancia, Pedro Lylyk no cree que las ciudades del Alto Valle estén en desventaja. “Fijese que en realidad algo que parece una desventaja -el vivir tan lejos- y en una ciudad relativamente más pequeña es una ventaja porque si usted hace una buena campaña de difusión la gente entiende que sin pérdida de tiempo debe concurrir a la consulta y está ahí nomás, enseguida. Si tiene gente entrenada que rápido revisa al enfermo, se hacen los estudios de imágenes correspondientes -porque hoy lo más importante es “ver adentro del cerebro”- y esto se puede con tomografía computada o con resonancia magnética y se va haciendo rápidamente el diagnóstico se puede empezar con medicamentos si están dentro de las cuatro horas y media o se puede optar por llevar al enfermo a la sala de hemodinamia y extraerle el coágulo. Así que yo lo veo como una ventaja la distancia porque en su lugar, geográficamente, pueden estar más cerca. El doctor Roussell tiene una preparación enorme, es uno de los cirujanos de primera y entiendo que ustedes tienen suerte de que él esté ahí “.
Para terminar, en alusión a la fecha, Pedro Lylyk expresó su convicción de que “la Argentina tiene una excelente medicina y médicos muy preparados. Lo que tenemos que hacer es ayudar entre todos a que este tipo de tratamientos le lleguen a la gente. Cuando uno se fija en el impacto enorme que causa en el ahorro de las vidas y en las discapacidades, es una medicina que tiene que estar disponible y tenemos, entre todos, difundir para que la gente entienda y los gobiernos hacer que esto esté accesible y nosotros podamos actuar rápidamente y profesionalmente. Si entre todos cumplimos esto habremos hecho un gran servicio”.
Entumecimiento o debilidad repentina en la cara, los brazos o las piernas.
Confusión o dificultad repentina para hablar o entender a los otros.
Dificultad repentina para ver con un ojo o con los dos.
Dificultad repentina para caminar, mareo o pérdida del equilibrio o la coordinación.
Dolor de cabeza fuerte y repentino sin motivo aparente.
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