Acuerdo Mercosur – UE: Macri, con la ilusión de que consolide la estabilidad
Por Walter Curia*
Para el gobierno, la llegada de Bolsonaro -y en especial del su ministro de Economía Paulo Guedes- fue clave para destrabar el acuerdo con la UE. Contra lo que podría creerse, dicen que el obstáculo estaba en los últimos tiempos más en el vecino que en Europa. La incógnita se revelará en largo proceso de ratificación parlamentaria que demandará el acuerdo, aquí, pero sobre todo allá. Llevará no menos de dos años ponerlo en práctica.
Como sea, la posición de Guedes, un liberal doctorado en la Escuela de Chicago, fue decisiva para el relanzamiento de las negociaciones con la Unión. La comunión de ideas entre los gobiernos de los dos principales socios del Mercosur junto a la oportunidad que presentaba el fin del mandato de la Comisión Europea (el “Ejecutivo” del bloque), abrió una ventana.
Europa representa un mercado de más de 500 millones de personas, altamente sofisticado, para las exportaciones agrícolas y de la agroindustria. Debería generar un salto en la competitividad de la economía del bloque y promover inversiones. Eso indica al menos la experiencia de otros acuerdos similares. Se verá.
Aún con las resistencias de los países de fuerte producción agrícola, que se verán afectados, surge desde la UE una fuerte señal política, de reivindicación del libre comercio en un período dominado por el proteccionismo.
La región a su vez abre un mercado de 260 millones de personas. Busca despojarse de su condición de bloque más cerrado del mundo. Traerá consecuencias para muchos sectores que deberán reconvertirse para poder competir en una economía más avanzada. Habrá daños, ganadores y perdedores.
El presidente Macri celebra un objetivo que le llevó dos décadas alcanzar a la región. Alienta una ilusión de campaña: que contribuya a consolidar la estabilidad. Una paz que le sigue cobrando un alto precio a la economía.
Comentarios