Acarreo y rebusques, el denominador común del domingo

Ambas listas hicieron rodar unos 4.000 vehículos en la capital. El punto caliente de la elección estuvo en los barrios del Oeste. Varios aprovecharon el movimiento para hacer unos pesos.

INTERNA DEL MPN

Con normalidad se realizaron ayer las elecciones internas del Movimiento Popular Neuquino (MPN). Lo que abundó fue la movilización de afiliados en los barrios del oeste, algo que no se vio tanto en la zona centro. Entre ambas listas pusieron a disposición 4.000 vehículos, también se organizó la vianda de los integrantes de las mesas y un pequeño puesto de comidas para los encargados de trasladar a los votantes hacia las escuelas.

El ingenio popular que no descansa también dio el presente en las elecciones partidarias. Un grupo de amigas recorrieron las escuelas vendiendo pasta frola y alfajores de maicena perfectamente dispuestos en coquetas canastas de mimbre. «Se nos ocurrió que si bien a los que estaban en las mesas les iban a dar el almuerzo, no iban a tener nada para el desayuno y por eso se nos ocurrió. Estamos juntando plata para irnos todas juntas de vacaciones», comentó Nadia a la salida de la escuela 82 del barrio Villa María.

En la intersección de Novella y Necochea, Oscar instaló un «chulengo» bajo la sombra de los árboles y desde temprano comenzó a prender el fuego para ofrecerle a los conductores que trasladaron los votantes, un rico choripán con una gaseosa. «Uno busca el mango donde puede y las elecciones son una buena oportunidad», dijo el hombre.

Las imágenes del oeste y el este de la ciudad se mostraron opuestas durante gran parte del día. En la zona de la Confluencia, pocos autos con el logo identificatorio de las listas del MPN transitaron por las calles, pero en el oeste competían por encontrar un espacio frente a las escuelas para estacionar.

Muchos vecinos cedieron sus viviendas particulares como sedes para la consulta de los padrones electorales. En algunos de ellos quienes estaban a cargo de atender la demanda de votantes aprovecharon el sol dominguero y con parrillas al suelo se prepararon un asado «como para ir matando la espera», aseguraron.

En la zona más alta de la meseta, en la toma 7 de Mayo, los vecinos aguardaban en la puerta de sus viviendas que los pasaran a buscar. En medio de una nube de polvo, aparecía un taxi, preguntaba nombre y apellido. Después el pasajero descendía tal como vino hacia la escuela más cercana.


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