Absolvieron a directivos de la Fundación de la Hemofilia juzgados por contagio masivo de VIH
La sentencia fue lamentada por las víctimas y por su abogado Gonzalo Giadone, quien lo calificó como “lamentable”.
El Tribunal Oral Federal 3 absolvió a los exdirectivos de la Fundación de la Hemofilia juzgados por el contagio masivo de VIH y hepatitis C entre 1985 y 1992.
Los acusados, los médicos Miguel de Tezanos Pinto y Pedro Pérez Bianco y el abogado Eduardo Biedma fueron absueltos por el juez Javier Machado Pelloni, en un juicio que se realizó con un tribunal unipersonal.
Los fundamentos de la sentencia se conocerán el 29 de marzo, informó el magistrado, quien antes de leer la sentencia destacó que el juicio se realizó en 21 audiencias durante 4 meses y que contó con el testimonio de 55 testigos entre los que hubo 23 profesionales de la salud.
El veredicto fue leído ayer por el juez Machado Pelloni pasadas las 16.30 en la sala SUM de los tribunales federales de Comodro Py, y desató una aireada celebración de los familiares y amigos de los acusados que poblaron el sector del público.
La sentencia fue lamentada por las víctimas del contagio masivo y por su abogado Gonzalo Giadone, quien lo calificó como “lamentable”.
“Nuestro país no está a la altura de poder investigar lo que fue el mayor contagio de sida y hepatitis C que fuera motivo de serias investigaciones y condenas en otras partes del mundo donde se produjo el mismo contagio”, sostuvo Giadone.
“Las corporaciones pesaron más que las víctimas. Temíamos que pasara eso, pero no teníamos la certeza”, sostuvo el abogado, que adelantó que esperará a leer los fundamentos para poder apelar la sentencia.
La querella, integrada por varias de las victimas del contagio, había pedido penas de 15 y 14 años de prisión para los dos médicos acusados y 7 años para el abogado; mientras que la fiscalía, a cargo de Nicolás Czisik, había solicitado penas más leves y la absolución de Biedma tras modificar la calificación del hecho que pasó de “contagio doloso” a “contagio culposo”.
Para Salvador Biedma, hijo de Eduardo Biedma, uno de los acusados que resultaron absueltos, “era lo esperable porque no tenía sentido este juicio, no hay una sola prueba que indique que los médicos tendrían que haber hecho lo contrario en un contexto absolutamente distinto, en el que ni siquiera se conocía el SIDA”.
Luego explicó que el juez, en un momento del juicio, «llegó a calificar de desastroso el desempeño del abogado querellante. Es un absurdo que esto haya llegado hasta juicio oral, y el resultado no podía ser otro”.
“Hablamos de una pandemia a nivel global, no es que se les ocurrió a unos médicos en la Argentina hacer un tratamiento, sino que se aplicaba en todo el mundo, y hubo contagios en todo el mundo”, agregó.
Salvador Biedma ratificó que sus dichos son “como hijo de uno de los acusados, como hemofílico (porque soy hemofílico), habiéndome contagiado hepatitis C, habiéndome enterado de ese contagio, habiéndome curado gracias a la Fundación de la Hemofilia, y teniendo un hermano que murió por haberse contagiado HIV”.
“En este contexto tuve que aguantarme que mi padre estuviera acusado por ese contagio”, concluyó.
Tezanos Pinto, Biedma y Perez Blanco, que tras el fallo absolutorio prefirieron no hacer comentarios, fueron acusados durante el juicio por la supuesta violación del artículo 202 del código penal que establece penas de tres a quince años de prisión a quien propagare una enfermedad peligrosa y contagiosa para las personas.
En las últimas palabras, cuando los acusados pueden hacer un comentario final, el médico Pérez Bianco manifesto sentirse “profundamente apenado y con una gran tristeza en relación a los pacientes” que declararon en el juicio.
El doctor Miguel Tezanos Pinto, de 89 años, recordó que tiene 65 años en la profesión, 30 de ellos «dedicados al estudio y tratamiento de los enfermos con hemofilia», y se mostró “tranquilo” porque sus pares reconocieron su trabajo.
Durante la investigación, el juez federal Sebastián Ramos procesó a los médicos y directivos de la Fundación por no haber controlado los concentrados de coagulación que se le suministraron a los hemofílicos, y luego la Cámara Federal porteña les agravó la calificación y los definió como responsables directos de los contagios.
«Esa omisión también se inscribe por un no actuar en la propagación de la enfermedad y allí -ya no caben dudas- el dolo es total y completo», sostuvieron en su momento los camaristas Jorge Ballestero y Leopoldo Bruglia.
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