«Game of Thrones», entre la transición y la decepción

Después de la noche más larga y la batalla más promocionada, el cuarto capítulo de «Game of Thrones» resultó un poco aburrido. Si en aquella emisión Arya se robó el protagónico, en este -aunque deslucido- hay que decir que la malvada Cersei resultó la ganadora. la balanza se inclinó hacia la mala, más mala aún que el rey del Noche. ALERTA HAY SPOILERS

El episodio comenzó con la despedida de los que murieron en la batalla de Winterfell, una despedida sentida de Danerys a Jorah; de Sansa a Theon; de Samwell a Edd; Arya a ser Beric Dondarrion y Jon, a la valiente Lyanna. Y que concluyó cuando se encendieron las piras funerarias con los muertos.

Pero la verdad es que ni siquiera el discurso de Jon estuvo cargado de la pasión que merecía ese triste momento.

Fue un capítulo lleno de decepciones.

Tras la tristeza llegó la hora de la celebración. Todos juntos en el gran salón bebieron por el triunfo ante los muertos vivientes. Y allí hubo dos buenos momentos. El del cruce de miradas entre Dany y Sansa, fue uno. Ambas se desconfían, y la primera advierte la popularidad de los Stark en el Norte.

El otro gran momento fue el Brienne y Jamie Lannister. Después de que quedara en evidencia que la primera Caballero de los siete reinos era aún virgen, Jamie la sigue hasta su cuarto, y pasan la noche juntos.

Dany, contrariada por su poca popularidad en el Norte, se va. Y va a ver a Jon en su cuarto. La madre de los Dragones muestra en esta escena su talón de Aquiles: su desesperación por el trono es tan grande que le pide a Jon que no revele su verdadera identidad. Y Jon, que se caracteriza por su nobleza y honestidad, le dice que no le puede mentir a su familia.

Lo dicho, en este capítulo, es importante. Pero los diálogos que no se ven lo son aún más. Como ocurre cuando Jon se encuentra con sus tres «hermanos» al pie del árbol. Arya y Sansa le dejan que que desconfían de Dany. Y Jon entonces les dice que no es su hermano, y les hace jurar que no dirán nada sobre eso. La historia completa la cuenta Bran. Pero eso no se ve.

Sansa no guarda el secreto. Se lo cuenta a Tyrion Tyrion a lodr Varys . Y de allí, seguramente a todos lados. Eso tampoco se ve.

La mañana posterior a los festejos es la mañana de la dispersiòn. Tormund, que se da cuenta de que perdió a Brienne, decide que no tiene nada que hacer en estas tierras y se vuelve a Castle Black, con los salvajes y con Ghost, el lobo huargo de Jon. Arya, que la noche previa recibió una propuesta de casamiento de Gendry -y la rechazó obviamente porque ella «jamás» será una lady-, parte a caballo rumbo a desembarco del rey, junto a su enemigo/amigo El perro.

¿Otra decepción? Jamie, que parecía haber encontrado su lado bueno, decide emprender el viaje al sur y dejar a Brienne. Aunque ella llore y le diga que él es un buen hombre, nada le hace cambiar de parecer. El mellizo de Cersei le enumera todas las cosas malas que hizo desde el capítulo uno y que, en definitiva, no lo hacen mejor que la actual reina.

Lo que no pudo el rey de la noche lo hará Euron Greyjoy. Dany, que viaja con con sus dragones hacia Desembarco del Rey, cae en una emboscada. No sólo es atacada la flota en la que viajan Varys, Missandie, Tyrion, y Gusano Gris, sino que Euron acierta no una sino tres flechas en Rhaegal y el dragón cae al mar.

No es la única pérdida que tendrá Dany en esta jornada. Missandie es tomada prisionera por Euron.

Cuando las reinas se ven las caras -Cersei desde lo alto del castillo, Dany abajo- no hablarán entre ellas sino a través de sus Manos. Tyrion se acerca a Qyburn para negociar.- Lo que ambas quieren es la rendición de la otra, Pero Cersei tiene algo a su favor: a Missandei . Y le asegura que si no se rinde, la degollará.

Tyrion intenta conmoverla, por el bebé que espera. Pero Cersei es Cersei, y ordena que decapiten a Missandie.

El cuarto no quedará en la historia como el mejor capítulo. Sí quizás como uno de transición, antes de que en el quinto llegue la batalla llena de odio entre las dos reinas. Antes, también de que sepamos si el desenfrenado interés de Dany por el trono no la acerca a la locura que tenía su padre.