Alarma por presencia de hidatidosis en Neuquén

NEUQUEN (AN).- La municipalidad prendió la luz roja de alarma porque aumentó la probabilidad de contagio de hidatidosis en humanos al ser corroborada la presencia del parásito en espacios públicos y viviendas precarias.

Esta situación puso en evidencia que hay canes infectados, y que las autoridades no pueden bajar la guardia más allá de que en los últimos años el registro de casos quirúrgicos por hidatidosis haya sido mínimo.

La hidatidosis es una enfermedad grave, que no tratada a tiempo puede ser letal. Los huevos del parásito salen en las excretas del perro contaminando su pelaje y el suelo. El contagio comienza cuando el quiste es ingerido.

El relevamiento desarrollado por un equipo de especialistas municipales abarcó muestras de heces y del terreno de viviendas precarias en dos áreas de Confluencia rural. El Instituto Malbrán de Buenos Aires confirmó la presencia de hidatidosis en las excretas en tanto falta completar el resto del estudio.

Así y todo «podemos enunciar que los porcentajes d muestras positivas a echinococus granulosus son preocupantes», afirma el equipo que trabaja bajo las órdenes de Carlos Roca, subsecretario de Gestión Ambiental. Por si a lo dicho le faltara claridad, agrega: «estamos en condiciones de afirmar que el ciclo urbano de la hidatidosis está instalado tanto en el sector viejo como el de las 120 viviendas» de Confluencia rural.

Sobre el total de 48 muestras de materia fecal recolectadas en el patio de las viviendas, 3 resultaron positivas, y de las 77 tomadas en la vía pública, 12 confirmaron la presencia de hidatidosis.

El titular de la cartera comunal destacó otro elemento significativo: sobre el total de muestras obtenidas en el patio de viviendas, en 28 se encontraron huevos y células de parásitos dañinos para la salud.

Desde la década del 70, cuando los índices de hidatidosis en la provincia de Neuquén eran alarmantes, el municipio y la provincia llevan adelante un programa de pre

vención. Roca recordó que en 1992 se realizaban unas 60 intervenciones quirúrgicas por hidatidosis al año, y si bien desde hace unos años el registro de casos se acotó sensiblemente, sostuvo que estos análisis «nos advierten que no podemos distraernos». El diagnóstico de hidatidosis en áreas urbanas de la ciudad fue realizado por el equipo integrado por Héctor Bergagna, María Abad, Emilce Trognot, Agustín Ares, Juan Pailaleo y Alejandra Celescinco.

Un dato relevante que surge del informe es que prácticamente la mitad de los pobladores del lugar compra animales en pie para su posterior faena y consumo.

La enfermedad es inocua en los ovinos, pero las vísceras del animal infectado son usadas generalmente -sin conocer su estado- para alimentar los animales. Los perros cuando excretan desparraman el parásito en patios, veredas y en la calle, dando pie a un circuito que parece no terminar nunca.

De la encuesta efectuada a las familias del lugar surgen otros datos no menos importantes: por cada habitante hay dos perros. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que la relación óptima es de un animal cada 10 personas. Y revela que sólo la mitad de los encuestados sabe qué es la hidatidosis.

Con estos resultados, Roca no puede descartar que el riesgo de presencia de hidatidosis no se extienda a otros barrios de la ciudad.