Peras y manzanas al suelo: el 30% de la producción se perdió
La temporada terminó y aún hay fruta sin cosechar. Otra cantidad quedó tirada. Estiman que al menos 300 productores primarios del Alto Valle abandonaron la actividad. Los que continúan anticipan dificultades sanitarias y económicas.
José Avelino Cuevas (48) “de toda la vida” se dedica a la fruticultura, dice que es su pasión. Pero al hablar del futuro se le corta la voz: “esta temporada no pude vender nada, a la pera no la saque de la planta directamente. No se ve nada bueno para adelante”.
José trabaja 9 hectáreas ubicadas entre Cipolletti y Cinco Saltos. De los 170 bines de pera Williams que alcanzaba a colmar con su producción, sólo vendió 16. Y de Packham asegura que llegaba a los 200, pero no sacó ni uno. “No me lo reciben, o pagan $ 2 el kilo, cuando el costo de producción está a $ 12”. Lo único que agradece es estar rodeado de chacras que aún no entraron en abandono. “Seguiría en esto, pero significa seguir gastando y no tener a cambio ni lo invertido”, afirmó con desconcierto.
Desde la Federación de Productores de Río Negro y Neuquén estiman que se dejaron entre 150 y 200 millones de kilos de fruta al cierre de la temporada. El suelo permanece sembrado de peras principalmente, pero de manzanas también. “Se perdió un 30% de la fruta de todo el Valle. Paso en Regina, Roca, Cervantes, Allen, Fernández Oro, Cipolletti, El Chañar, en todos lados. Ahora estamos luchando para tener un buen plan sanitario”, apuntó el protesorero de la Federación, Horacio Pierdominici.
Durante la cosecha se realizó -en algunas chacras- una “primera pasada”, en la cual se juntó sólo la fruta que alcanzaba el tamaño requerido. “Lo que quedó las empresas dijeron que no la querían. Los galpones totalmente desfinanciados. Excepto que se haya alcanzado un acuerdo con una empresa o juguera, pero difícil. Las jugueras le compran a las empresas el descarte a $ 1 y a nosotros cosecharla nos cuesta $ 2,50”.
Es una situación para muchos terminal y el Estado esta ausente. La fruticultura esta como la Ruta 22, peor que hace 50 años
Eduardo Artero, Cámara de Productores de Cipolletti
Integran dicha Cámara 75 productores, una docena menos que un año atrás.
“Entregué un poco de pera, pero con eso no cubro ni el gasto de la poda del año pasado. Tengo que arrancar de cero denuevo para poder hacer la poda otra vez y los trabajos de invierno, voy sacando de mi otro trabajo para mantener la chacra. Pero acá en Cervantes hay mucha gente que no va a poder arrancar”, planteó Damián Galán, miembro de la Cámara de Cervantes.
Desde la Cámara de Productores Agrícolas de Villa Regina, Hugo Gagliano, indicó que si bien las estimaciones indican que al menos un 30 por ciento de la frutas quedaron en la planta, en el caso de Villa Regina el porcentaje es algo superior. “Hay chacras donde quedó toda la pera y algunas variedades de manzanas, donde los productores optaron por meterle agua a la plantación para que se pudra enseguida. En otros casos quedó en la planta porque los productores no tenían gente para cosecharla. Es un problema muy grave, lo que está pasando este año con la fruticultura nunca se ha visto”.
“Esa persona que no cosechó, entra en abandono. La fruta se queda ahí y se traduce en peor calidad para el año que viene porque la planta se agota. Y el problema más grave es la carpocapsa, la sanidad”.
El final de la cosecha marca el inicio de las tareas para la próxima temporada. Empiezan los llamados “trabajos culturales”, que abarcan la limpieza de la chacra, poda, en lo posible enterrar esa fruta que quedó tirada para aminorar el riesgo sanitario y después empezar con las curas. “Pero, ¿cómo, si terminas de cosechar y no tenés plata para pagar la cosecha?”, cuestionó Pierdominici.
“Todo lo que es para industria en convencional quedó casi todo, seguro hay un 70% en el campo”, indicó José Alberto García, presidente de la Cámara de Productores de Roca. Refirió a una reunión que concentró a 10 cámaras del Alto Valle. “De los 1600 productores primarios, hay 300 más que van a quedar en el camino, van a dejar las chacras en abandono. Sólo el que puede subsistir va quedando”.
El productor que cosechó y entregó al empaque también está complicado. “El empaque tradicionalmente iba adelantando algo del pago de la fruta. En muchos casos le da en cuenta gotas y apenas alcanza a pagar cosechadores, si es que no les quedó debiendo”.
“Las tareas de la chacra no terminan nunca. Si queremos fruta competitiva para exportar, ya habría que haber empezado a abonar un poco por ejemplo y se siguen los trabajos culturales, pero no hay dinero para ponerle a la chacra. El Valle se está cayendo”.
“No valía la pena levantar la fruta, porque era trabajar a pérdida” señaló el presidente de la Cámara de Productores Agrícolas de Villa Regina, Hugo Gagliano. El titular de la entidad que nuclea a productores de Godoy, Regina, Chichinales y Valle Azul, indicó que este sector fue uno en los que se acentuó la falta de cosecha, principalmente entre los pequeños y medianos productores.
“Fue una cosecha mala en lo económico. La fruta para industria vale un peso, se paga al cosechador entre 300 y 350 pesos por bin, y el bin entregado a industria representa 400 pesos, es decir que te quedan 50 pesos para sacar el bin de campo, los gastos de combustible, más el pago de la persona que está arriba del tractor, es decir que no vale la pena cosecharla”.
Por otra parte el presidente de la Cámara remarcó que “este año se calculó que el costo de producción 10,40 pesos. Algunas empresas están liquidando a cinco pesos, es decir que estamos por debajo de los costos de producción, y así se torna inviable, no se puede cosechar y no se pueden hacer las tareas culturales necesarias para asegurar la sanidad para la próxima”.
“Los gobiernos tienen que ponerse a buscar una solución inmediata, no hablo solo del gobierno nacional, en esto tienen que intervenir todos, los gobiernos municipales y provinciales, para que a los productores se les garanticen ingresos acordes a lo que cuestan las tareas culturales”, apuntó finalmente Gagliano.
Análisis: Deterioro que todavía no encontró su piso
Por Javier Lojo
En cualquier país del hemisferio sur que produce pomáceas, la fruta que queda fuera del esquema comercial, es decir queda en la planta, ronda entre el 3% y el 5% de la cosecha.
En nuestro país ese porcentaje salta al 30%. A esto hay que sumarle que mucha de la pera y la manzana, una vez recolectada e ingresada al galpón de empaque, es rechazada y descartada. La mayor parte de esta fruta tampoco tiene un destino comercial, ya que la industria no paga ni siquiera los costos de recolección. Incorporando esta variable, las pérdidas llegan al 40%.
La enorme diferencia que observamos entre nuestro 40% y el 5% del resto de los países es un indicador más de la pérdida de competitividad que está sufriendo el sector.
Pensemos este mismo escenario en cualquier otra industria, pongamos como ejemplo la automotriz: ¿qué pasaría si de cada 100 autos que produce una empresa 40 se tiran una vez terminados porque no sirven? Obviamente, la firma en cuestión sería inviable.
La fruticultura, en este contexto, también lo es. Queda claro que el ajuste que está sufriendo el sector todavía no tocó su piso.
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